
Borges, en una danza trágica
Espectáculo coreográfico. "Emma", versión libre del cuento "Emma Zunz", de Jorge Luis Borges. Música de RodolfoMederos. Coreografía de Silvia Vladimivsky. Adaptación de Vladimivsky y Salo Pasik. Con el Teatro Fantástico de Buenos Aires. Todos los viernes del actual y de julio, a las 21.30. Auditorio del Centro Cultural Borges, Viamonte esq. San Martín. Nuestra opinión: muy buena.
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Como homenaje al centenario del nacimiento de Borges, Silvia Vladimivsky creó una coreografía inspirada en el cuento "Emma Zunz", del célebre autor. La raíz es trágica y habla de venganzas, muertes de inocentes y de una joven mujer y su pensamiento obsesivo de asesinar al auténtico culpable. El personaje central está jugado con fuerza y trastornada expresión por Gisela Ripani. Su padre (Jorge Arbert) se ha suicidado, víctima de las habladurías que lo señalan como estafador. El sinvergüenza es otro (que interpreta Willy Manghi), que con absoluta impunidad y calma llega a dirigir la fábrica donde realizó el desfalco. Pero Emma sabe la verdad.
Así, su únco objetivo es matar al verdadero ladrón. A partir de esa decisión, su mente se perturba y enloquece. En la soledad de su habitación recuerda, lee una y otra vez la carta donde le anuncian el fallecimiento de su padre. Por dentro bullen furia y amargura avasallantes. Su imagen se corporiza en otras Emma, que muestran todas las facetas que conviven en ella y que, como un coro insidioso, incrementan el odio.
Vladimivsky da a Gisela Ripani lo más exasperado de los gestos, los movimientos agónicos de una mente que no se da tregua y que jamás encontrará serenidad. También aparece el espírtu del padre, que clama venganza. De su memoria extrae visiones de su niñez y de su familia, cuando todo era alegría. Para contrarrestar su tormentosa realidad, Emma se acoraza en la frialdad y la indiferencia, al punto de permitir ser violada para que surjan con mayor poder el asco y la rabia que la llevarán a su meta, el exterminio del inescrupuloso. La protagonista se consume a sí misma como un robot que se programa su misión. No por esto hallará la paz; sólo logrará llegar a la cúspide de la locura.
Con experta mano en la acción teatral y exigida técnica que aplica en todos los papeles, Vladmivsky profundiza en la psicología de los personajes y traduce la historia a través del movimiento y los quiebres del tiempo. Utiliza la retrospectiva y el desdoblamiento con sutileza. Por eso, su"Emma", en sufrimiento e impuesta maldad, provoca las emociones justas, tanto de rechazo como de atracción. Vehemente, la compañía, Teatro Fantástico, acompaña la idea en una obra que plasma la esencia de lo que imaginó Borges.
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