Buddy Valastro visitó nuestro país e hizo delirar a sus fans
El "cake boss" de la pastelería abrirá un local en Argentina
Es el rockstar de las señoras, una especie de Sandro del fondant y el pastillaje. Buddy Valastro, pastelero de ancestros italianos y local en Hoboken - de donde fue declarado Ciudadano Ilustre -, hizo delirar a 3.500 "chicas" que le rogaron abrazos, le pidieron autógrafos en sus anatomías y lo fotografiaron con devoción, después de haber pasado la noche a la intemperie para asegurarse un lugar cerca del escenario.
En su segunda visita al país, la estrella del programa de TV Cake Boss (y varios realities más) anunció que en dos años abrirá un local en Argentina, donde sus tortas – famosas por sus ampulosas decoraciones- tendrán por fin un relleno como la gente: dulce de leche.
Invitado por Home & Health, Valastro bailó tango, supervisó a tres reposteras que en vivo dieron los últimos toques a otras tantas imponentes creaciones, probó panqueques y flan con dulce de leche (le gustaron ambos por igual) y se mostró sencillo y tribunero: filmó a la multitud que aullaba ante su aparición en escena, agradeció emocionado una camiseta de la Selección Nacional con su nombre, aconsejó poner "pasión" a todo lo que se emprenda y remarcó que "nada junta a la familia más que la comida". El pastelero viajó para filmar un programa en el que busca al "mejor cocinero de cada casa de América latina".
El show era gratis y las entradas volaron en apenas cuatro horas. Tal fue la devoción que los tickets llegaron a ofrecerse por 3.100 pesos. Iván de Pineda acompañó el despliegue, al que se sumó un esta vez amable Christophe Krywonis .
Fanático de la pesca, Valastro admitió ser "obsesivo compulsivo" con su trabajo, y contó que a partir de su visita anterior incorporó a su producción unos cupcakes rellenos con dulce de leche, que vende en su local. La creación que más trabajo le llevó fue una torta con forma de Transformer, pero no le teme a los desafíos: anunció un pastel-dragón que escupirá fuego, en llamaradas de siete metros que todavía no sabe cómo logrará materializar.
"Soy un primo más", se definió ante sus groupies, mientras les dibujaba con sus manos el símbolo de un corazón. Una dulzura.
Texto y fotos: Cristina Mahne
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