
Chantal Akerman: Adiós a una cineasta admirada
Murió anteayer, en París, la cineasta belga Chantal Akerman, una de las autoras cinematográficas más relevantes y admiradas por la cinefilia mundial. Su última película, No Home Movie, se había presentado en agosto en el Festival de Locarno, luego se exhibió en Toronto y hoy se presentará en el de Nueva York. De familia de origen polaco sobreviviente del Holocausto, para Akerman fue una revelación, a los 15 años, ver Pierrot le fou, de Jean-Luc Godard. En ese momento supo que iba a dedicarse al cine.
A los 18 años hizo su primer corto, Saute ma ville, panfleto satírico contra las tareas domésticas. Antes de cumplir los 25 estrenó en Cannes Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles. Y luego otra de sus tantas películas fundamentales: Je, tu, il, elle.
La mujer supo estar en el centro de su cine. La vida cotidiana, los cambios de escenarios, de emociones y de rumbo, a veces por hechos mínimos volvieron recursivamente en su obra. También la identidad judía fue parte fundamental de su cine: No Home Movie es un ensayo documental que homenajea a su madre, Natalia, sobreviviente de Auschwitz, que murió el año pasado. Un diván en Nueva York, de 1996, con Juliette Binoche y William Hurt, fue su película de mayor alcance en cuanto a público (se estrenó aquí en 2000). Su filmografía, que osciló entre la ficción, el documental, el ensayo y lo experimental y que tuvo influencias de Michael Snow, Jonas Mekas y Andy Warhol-, pudo verse a modo de retrospectiva en el Bafici 2005, en el que fue una invitada de lujo. En 2000 estrenó su adaptación proustiana La cautiva, con Sylvie Testud, actriz con la que volvería a trabajar en Demain on déménage, de 2004, que trataba de ese tema tan caro a Akerman, que se consideraba una nómada: la mudanza.






