
China, según la gente común
"Platform" ("Zhan Tai", China/2000). Guión y dirección: Jia Zhang-Ke. Con Hong-wei Wang, Tao Zhao, Jing-dong Liang y Tian-Yi Yang. Se presenta hoy, a las 15.15, y el domingo, a las 11, en la competencia oficial del festival (Hoyts Abasto). Nuestra opinión: muy buena.
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Jia Zhang-Ke (Fenyang, 1970) adopta una vía diferente para examinar las lentas y decisivas transformaciones que China ha vivido en las últimas décadas. En lugar de registrar los acontecimientos políticos, económicos y sociales que determinaron muchos de esos cambios y que tienen su espacio asegurado en los libros de historia, el director de "Xiao Wu" -vista en la anterior edición de este festival- prefiere atender a la manera en que tales transformaciones van evidenciándose en la vida de todos los días.
Para eso elige un grupito de jóvenes de una remota comarca china, parte de un elenco ambulante al que encuentra en viaje por el interior del país glorificando la obra de Mao en representaciones, cantos y bailes, y los acompaña en su tránsito por la geografía y por el tiempo hasta que el otrora Grupo Cultural Campesino de Fenyang deviene la All Star Rock and Breakdance Electronic Dance, con su dúo femenino de baile a go go y sus guitarristas melenudos incluidos. Al fin, el cineasta está consciente de que ese corte de la realidad -practicado a la altura de la gente común- le hablará más claro sobre la hondura de esa otra revolución menos estrepitosa, pero quizá más honda y decisiva que la que impuso el régimen hace más de medio siglo.
Al mismo tiempo que sigue la evolución individual de los personajes, el film expone los signos exteriores de la metamorfosis -la ropa, la música, los modos de comportamiento, pero los observa con la certeza de que ellos revelan, mejor que muchas palabras, la mudanza interior experimentada por China.
Una mirada tan despojada y tan minuciosa -la lentitud con que van asomando los signos del cambio se traslada a la narración, cuya morosidad, hay que advertirlo, puede resultar fatigosa-, exime a Jia Zhang-Ke de cualquier explicitud: no hay reproches ni acusaciones, ni abiertas ni solapadas. Si el film insinúa una visión crítica (y no es difícil percibirla), ésta deriva del cuadro total. Un cuadro que dibuja, con líneas muy sutiles, cómo ha ido cambiando el modo de sentir y de expresarse de un pueblo, desde que empezó, como los cómicos de la aldea provinciana, a descubrir ese otro mundo -¿mejor? ¿peor?- que existía un poco más allá.




