Cinco razones para amar a Kristen Wiig
Con motivo del estreno de Locos de mente, repasamos los mejores papeles de la actriz
*1. THE SKELETON TWINS (2014, Craig Johnson)
El director Craig Johnson capitaliza la incuestionable química entre Kristen Wiig y Bill Hader no solo desde la veta cómica - The Skeleton Twins cuenta con un par de secuencias que parecen improvisadas - sino también desde las confrontaciones dramáticas. El film comienza con dos hermanos, Maggie (Wigg) y Milo (Header), quienes intentan quitarse la vida en simultáneo, pero en distintos lugares. Sus duros presentes los terminan acercando tras una década de distanciamiento, y Johnson muestra hasta qué punto los conflictos familiares calan hondo e impiden avanzar. Si bien es siempre placentero ver a los actores desplegando su arsenal de gags, The Skeleton Twins conmueve cuando apela a lo microscópico, como esa mirada final con la que Maggie y Milo buscan salvarse.
*2. DAMAS EN GUERRA (2011, Paul Feig)
Un ejemplo de la versatilidad de Wiig (dentro del universo del realizador Paul Feig) lo podemos hallar en el contraste entre su personaje de Annie (Wiig) en Damas en guerra y el de Abby en la flamante Cazafantasmas. Mientras que en el primer film Wiig trabaja su propio guión con un humor desbordado - acorde al estado de Annie -, en el segundo su interpretación es mucho más implosiva, también al servicio de la mujer que personifica. Damas en guerra podrá ser recordada por los chistes escatológicos, por la inspiradísima nominación al Oscar de Melissa McCarthy o por el brillante elenco de comediantes reunidas por Feig y, sin embargo, su gran fuerte está en el vínculo entre Annie y Lillian (Maya Rudolph). Esas amigas de toda la vida que terminan posicionándose en veredas opuestas fueron concebidas por Wiig y Annie Mumolo con una humanidad infrecuente en otras películas sobre la amistad femenina.
*3. HATESHIP, LOVESHIP (2013, Liza Johnson)
Basada en el cuento de Alice Munro "Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage", la película de Liza Johnson avanza de manera sobria, lenta, aletargada, como forma de representar la existencia monocorde de su protagonista, Johanna (Wiig), una mujer errante que no manifiesta ninguna clase de deseo. El quiebre se produce cuando el destino la ubica en la puerta de la casa de Sabitha (Hailee Steinfeld) y se ve obligada a oficiar de amiga, de madre, de compañera de esa adolescente que le da un propósito en su cotidianidad. En ningún otro film Wiig permanece tan inmutable como en este, para el cual debe esconder las sonrisas, las bromas y el histrionismo, dado que su personaje se mueve como queriendo esconder su verdadera identidad, y con una coraza para eludir el sufrimiento.
*4. ADVENTURELAND (2009, Greg Mottola)
Verano del '87, parque de diversiones, fuegos artificiales, The Cure, Crowded House, la adolescencia, los amores (im)posibles. Adventureland, la enorme película de Greg Mottola, tiene todo eso y un gran plus: no cae en el cliché al que esos elementos podrían haberla conducido. El director capta con el romanticismo que proviene de la nostalgia ese arduo camino que uno atraviesa cuando se enamora por primera vez y se choca la cabeza contra la pared sin poder evitarlo. Asimismo, el film cuenta con dos grandes duplas ya más que aceitadas como lo son la de Kristen Stewart y Jesse Eisenberg (también encantadores en American Ultra y Café Society) y la de Wiig y Hader, quienes exprimen al máximo los pequeños roles de Paulette y Bobby, el matrimonio responsable del manejo de esa tierra de aventuras en la que los jóvenes se conquistan, se conectan y se pierden en un ciclo infinito.
*5. NASTY BABY (2015, Sebastián Silva)
El director chileno Sebastián Silva sube el nivel de desconcierto con su última película tras el tándem compuesto por Crystal Fairy y Magic Magic y, en el camino, paga un precio muy alto. Su film comienza planteando una narrativa que ya hemos visto en muchísimas películas estrenadas en Sundance: una pareja gay le pide a una amiga en común que los ayude a tener un hijo. Hasta el momento en que esa mujer (Wiig) acepta la propuesta, la película avanza con dulzura, pero con una previsibilidad que la vuelve por demás genérica. El panorama cambia en los últimos veinte minutos cuando Silva (protagonista del film junto a Wiig y Tunde Adebimpe) da un giro de timón y convierte a Nasty Baby en un thriller incómodo y ocasionalmente indigerible. De este modo, la película pide a gritos que se la evalúe dependiendo de cómo el espectador procesa ese final, sin lugar para las medias tintas o para la indiferencia.
*El adelanto de Locos de mente, uno de los estrenos de la semana:
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