Cherry: una antología del lugar común disfrazada de “película importante”
En la nueva y ambiciosa película de los hermanos Russo, Tom Holland interpreta a un personaje que cae en el delito y las adicciones con tanto pretendido realismo que se convierte en artificioso
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Cherry (EE. UU./2021). Dirección: Anthony y Joe Russo. Guion: Angela Russo-Otstot y Jessica Goldberg, sobre la base de una novela de Nico Walker. Fotografía: Newton Thomas Sigel. Música: Henry Jackson. Edición: Jeff Groth. Elenco: Tom Holland, Ciara Bravo, Jack Reynor, Michael Rispoli, Jeff Wahlberg, Forrest Goodluck. Duración: 142 minutos. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: mala
Cuesta mucho encontrar algo que esté bien en Cherry. Esa búsqueda resulta más difícil que los intentos de su protagonista por escapar a las tremendas consecuencias del cuadro de estrés postraumático que deriva de su participación, en la primera línea de batalla, en los conflictos bélicos que libran las fuerzas estadounidenses en Irak y Afganistán.
El personaje en cuestión no tiene nombre y responde solamente al simpático apodo que le da nombre al film. Sus peripecias tienen como origen una novela en la que su autor, Nico Walker, juega con mucha libertad con los recuerdos autobiográficos, adaptada al cine por los tres hermanos Russo. Angela escribió el guion y Anthony y Joe (los directores de Avengers: Endgame) se ocuparon de producirla y dirigirla con un despliegue de clisés, lugares comunes y obviedades tan grande como los recursos que tuvieron a disposición.
A la cabeza de ese listado de estereotipos aparece Tom Holland. Alguien debe haber convencido al joven y talentoso Hombre Araña de estos tiempos que para “recibirse” de actor hay que mimetizarse con cualquier personaje que lleva las cosas al límite. Holland es muy aplicado: bajó muchísimo de peso y cambió la inocencia de sus aventuras en Marvel por un rictus alienado en el rostro. Así lo vemos robando bancos e inyectándose casi en primer plano drogas duras. En su afán por entregar una actuación “profunda y comprometida” de máximo realismo, Holland consigue todo lo contrario: su interpretación es puro artificio.
Lo mismo ocurre con todas las cosas que le pasan: su etapa de estudiante, su decisión de alistarse en el ejército porque la chica que le gusta lo rechaza, su comportamiento en el frente de combate, el viaje al infierno en que se transforma su vuelta.
Los Russo llevan al personaje de Holland en cada paso a la cumbre del lugar común y de lo incomprensible. Lo mismo pasa con el resto del elenco, aprisionado en una trama confusa y antojadiza que llega al extremo en el diseño de las secuencias de guerra, cuyo sentido (si es que lo tiene) queda completamente tapado por el ruido de los bombardeos. Allí queda a la vista el modo en que los Russo subestiman la inteligencia del espectador con una declaración política tan pueril y explícita. Casi a los gritos, nos dicen que todo el que participe de una guerra sufrirá irreversibles trastornos mentales que lo llevarán al delito y a las adicciones. Oliver Stone y Danny Boyle hicieron lo mismo en el pasado con mucha más sinceridad y más economía. Los 142 minutos de Cherry son otra desmesura.
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