Danza que revela el misterio de la muerte

DelJapón, Kim Itoh y su compañía The Glorius Future trajo la filosofía y el estilo que se desarrolló en su país, la danza butoh o contemporánea.

Es verdad que los japoneses en cuestión de indagar en diferentes caminos han abierto una gran brecha con sus ideas. Inclusive, con su estética. Itoh no hace estrictamente butoh, más en él están las raíces, la preocupación por cierta temática que tiene que ver con el ser desde su gestación, el transcurrir de la vida hasta la muerte. Su obra "Dead and Alive", que presentó en el teatroRegio, en una sala repleta de público muy interesado, es breve. Hubiéramos deseado ver más de este coreógrafo, asimismo, bailarín principal, que ampliara esta visión interior, que parece transcurrir en un nivel donde se mezclan la inconsciencia y la realidad, lo carnal y lo intangible.

De esta ambigUedad también habla la filosofía butoh: la figura de Itoh (que lleva un parche sobre su ojo), con un foco que circunda su frágil estampa, está cubierta con un vestido con falda y permanece casi inmóvil durante la primera parte, confrontado su letargo con una línea de tres hombres completamente desnudos, que se mueven lentamente. Esperan arribar al mundo, están aún dentro de la dulce y flotante protección de la placenta maternal, el único paraíso que conocerá el hombre. Esta es una de las claves butoh:todo se origina allí, también los primeros dolores y miedos que se originan en le nacimiento por el corte del cordón, los ruidos y las luces, anticipatorios de lo que habrá de sufrir en la vida. Nunca volverá aquella placidez y seguridad. Su vulnerabilidad, que conmueve en los casi esqueléticos cuerpos sin ropa, será su estigma y la búsqueda de aquel suave nido, de aquel afecto, será eterna.

Luego, el hombre vestido se mueve. Sus pasos son suaves;Itoh parece levitar y sus movimientos, dúctiles y bellos, separan cada parte y hasta las articulaciones con la técnica propia de esta vía, que logra no sólo la simultaneidad de fraseos diferentes (del hombro al codo, el brazo hace una cosa, del codo a la mano, otra, de la muñeca a la punta de los dedos). Tiene el secreto de controlar todo su mecanismo muscular para la expresión espiritual y posee, además, el secreto de la ingravidez. En tanto, los otros tres se retuercen en torturantes contracciones. Revelan la angustia de la vida, traducen todo el miedo del momento de la muerte. Itoh persiste en su danza serena. Quizás, el alma es lo que supera la desaparición física. Su obra, las interpretaciones, emocionan en lo recóndito y se entiende por qué, en tanto vive, el hombre está muriendo. Al fin, la carcaza, la materia se desvanece, entonces, la esencia subsiste con la fuerza del espíritu.

Por Silvia Gsell

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