Distinción para Bernarda Fink
Luego de completar un itinerario muy especial en su carrera, como solista de la Mauerfall-Tournee (gira de conciertos en celebración por los 25 años de la caída del Muro de Berlín, llevada adelante por la Filarmónica de dicha ciudad a cargo de su titular, el inglés Simon Rattle), la mezzosoprano argentina Bernarda Fink hace un balance de ese hito. A esa participación destacadísima, difundida en el mundo por el histórico significado de la fecha, se sumó el mayor premio que un cantante puede recibir en el mundo germano: el título de Kammersängerin otorgado por la República de Austria en reconocimiento a la trayectoria en ese país, al que está vinculada desde hace casi treinta años, a través de instituciones del más alto nivel, como sus Filarmónica, Konzerthaus y Musikverein.
¿Cómo viviste esos famosos conciertos de Berlín y la Mauerfall-Tournee?
He tenido el gran privilegio de poder cantar en la Mauerfall Tournee con la Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Simon Rattle. Hicimos la 9a. de Beethoven y el Stabat Mater de Szymanowski: cuatro conciertos en Berlín, luego en Halle, Varsovia, Budapest y por último Praga. ¡El drama de los hechos históricos alrededor de la construcción del muro y de los 28 años de su existencia ha sido devastador! Familias separadas, destinos mutilados, libertades coartadas?. Con la perestroika en Rusia y la solidarnost en Polonia empezó a resquebrajarse ese grueso hielo del mundo comunista. Para el 9 de noviembre de 1989, la situación política había madurado y dio lugar a una explosión popular emocionante que terminó en la ruptura de esas férreas fronteras. Mi historia personal está muy vinculada a esta celebración ya que mis padres -eslovenos habían huido en 1945 de la entonces Yugoslavia, tras la cruenta toma de poder del régimen comunista. La Argentina recibió con los brazos abiertos a toda mi familia. Pasó a ser su segunda patria. Recién tras la caída del régimen ellos pudieron volver a visitar su país.
A este momento emotivo, profesional y personal, se suma la distinción como Kammersängerin, en Viena. Un año de cosechas?
Nunca me sentí atraída por estas cosas, pero ser privilegiada con esta distinción es un gran honor. Es parte de una tradición musical de reconocimiento honorífico al mérito de una rica trayectoria en Austria. El Laudatio [discurso de investidura] estuvo a cargo de Thomas Quasthoff, colega con quien he cantado en numerosas ocasiones, al que me une una hermosa amistad. Aprendí mucho de su optimismo y energía vital. Me honró con su presencia y sus palabras cuando dijo que "mi canto es sincero, que transmite amor". Elogió mi humildad y afabilidad y contó que a otros como él, le corrieron lágrimas de emoción cuando canté el aria "Erbarme dich mein Gott" ["Apiádate de mí, Señor", de La Pasión San Mateo, de Bach]. También sentí el deseo y la necesidad de oír música argentina y para ello invité a un dúo austríaco (bandoneón y guitarra) que tocó "Nostalgias", de Juan Carlos Cobián.
Bernarda Fink finalizó su gran 2014 cantando el Oratorio de Navidad, de Bach, con René Jacobs. "Nos presentamos en Amsterdam, Milán, Perugia, Amberes y Bruselas -comenta la mezzosoprano-. Éste fue para mí el primer gran Oratorio. Pude cantarlo en Buenos Aires antes de mi partida a Europa gracias a la Academia Bach de Mario Videla. Siento una enorme gratitud por la Academia y por Festivales Musicales, por la formación que recibí a través de inolvidables conciertos de altísima calidad, por los cursos con grandes maestros y por el apoyo personal que me brindaron en mis comienzos. Los grandes Oratorios y las Cantatas de Bach fueron y son para mí la base sobre la cual existo.
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