La cantante, compositora y poeta recuerda a Lou Reed, su madre y su perra
‘El corazón de un perro’
Laurie Anderson -Bikini Ninja Ediciones
En el año 2015, Laurie Anderson, cantante, compositora, poeta y artista experimental clave de los años 70 neoyorquinos hasta la fecha, estrenó Heart of a Dog, un documental hecho de recuerdos y reflexiones sobre su vida de niña, adolescente y adulta. Un documental sobre la memoria, sobre cómo contamos las historias de nuestro pasado, y sobre la liberación del amor generada por tres muertes sucesivas: la de su compañero de vida de los últimos 20 años, Lou Reed; la de su madre; y la de Lolabelle, la perra rat terrier que Anderson adoptó luego de que fuera abandonada por la familia que la había comprado.
El corazón de un perro, publicado por la misteriosa editorial Bikini Ninja, es el script del documental, un testimonio que sigue funcionando en formato libro aunque hayan desaparecido las imágenes de archivo, la música de cuerdas de fondo y la voz en off cálida, gentil y envolvente de la misma Anderson.
El libro comienza con un sueño de Anderson sobre ella dando a luz en un hospital. Cuando el médico le acerca el bulto recién nacido, Anderson nota que es Lolabelle de cachorra. La agarra y le dice: “Siempre te voy a amar”. Si bien las muertes de su madre, su pareja y su perra van cosiendo los recuerdos y las reflexiones en El corazón de un perro, son la vida y la muerte de Lolabelle sobre las que se reclina la autora para marcar su desinterés por las jerarquías entre seres vivos. Sin embargo, es en la búsqueda del momento en el que su madre la había amado sin reservas, y la posterior detección de ese momento, donde logra una cima emocional bastante inalcanzable.
Laurie Anderson nos va contando lo que sabe y nos arrulla con su delicadeza emocional: “En el Libro tibetano de los muertos lo que está prohibido es llorar. El llanto no está permitido, porque supuestamente confunde a los muertos, y no hay que invocarlos de vuelta porque en realidad no pueden volver. Así que nada de llorar. Cuando murió Lolabelle, nuestro maestro dijo: ‘Cada vez que piensen en ella, regalen algo o hagan algo amable’. Yo dije: ‘Entonces estaría regalando cosas sin parar’. Y él dijo: ‘¿Y?’”.
Mediante citas literarias, filosóficas y religiosas, Anderson nos deja entrar a la historia de su vida. Salimos convencidos de que los artistas de verdad no le tienen miedo a la emoción; y de que, como dijo David Foster Wallace, toda historia de amor es una historia de fantasmas.