El recuerdo de un viaje sanador

Compró pasajes, armó una ruta de escalas posibles y le largó la invitación sin margen al rechazo. "Armate las valijas, nos vamos a Bélgica", le avisó a Patrick, su padre, que nunca había podido regresar a su país de origen.

El periplo tenía una parada en Zagreb, Croacia, para ver la final de la Copa Davis y una sorpresa doble: desde la platea compartieron las épicas victorias del equipo argentino y luego, ya en los festejos, tocaron junto a Juan Martín del Potro y compañía la Ensaladera de Plata. Un regalo inesperado para un hombre de 73 años que todavía hoy juega tenis en el club Ateneo de Rafael Calzada.

Pero más especial aún fue para Axel por la relación tirante que siempre tuvo con su padre. "Fue un viaje de sanación; de habitación compartida, largas charlas, de sanar y saldar cosas de ambos lados. Como para que el alma pese menos", describe, y lo plasma en un gesto. De su padre sólo recordaba haber recibido dos abrazos. "Acá fueron cuatro en diez días. Ya es ganancia", cuenta con alegría.

LA NACION

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