
El siglo a través del tango
Una edición de 6 CD rescata a los máximos creadores del género desde sus comienzos
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Toda lista suele ser arbitraria. Es por eso que 100 años en 100 tangos no quiere ser más una pequeña y enriquecedora muestra de la evolución del género durante el siglo XX. La caja de seis discos contiene desde la recreación de las primeras composiciones de autores anónimos que echan luz sobre la difusa prehistoria del tango a fines del 1800 hasta la revolucionaria aparición del nuevo tango, por los intérpretes y creadores más representativos de la música ciudadana.
La lujosa edición viene acompañada de un pequeño libro con información de los temas y las agrupaciones que desfilan por las placas, a cargo del historiador Oscar del Priore. La realización general y el sonido logrado es irreprochable, sobre todo en las grabaciones más antiguas, que conservan el perfume que despiden los discos de pasta cuando suenan en las antiguas vitrolas.
Epocas y estilos
Cada una de las placas está dividida por épocas y estilos. Primero la Guardia Vieja. Allí, aparecen versiones de temas como "Dame la lata", que data del 1888, pero grabada por el Cuarteto del Centenario en 1969, "Unión Cívica" interpretada por la orquesta de Juan Maglio "Pacho", la milonga "El pillete", que refleja el anecdótico paso de Aníbal Troilo, a mediados de los treinta, por el Cuarteto del 900, dirigido por Feliciano Brunelli y donde también tocaba el violinista Elvino Vardaro; o la maestría del pianista Roberto Firpo, al frente de su celebrado cuarteto que hizo escuela, con un tango anterior al 1900 llamado "El llorón". No faltan nombres fundamentales como Ciriaco Ortiz y Juan Carlos Cobián. En ese primer disco también resurgen algunas agrupaciones favoritas de los aficionados destinadas sólo al estudio de grabación como el Cuarteto Víctor de la Guardia Vieja, la Orquesta Víctor Popular o el Trío Víctor.
La segunda parte, que abarca de los años 1925 a 1939, se recuesta en las sobresalientes figuras de Julio De Caro y Osvaldo Fresedo, ambos al frente de sus propias orquestas, y en las apariciones solistas de Pedro Laurenz y Pedro Maffia, cuyo sonido influenciaría directamente en Troilo. Otro bandoneón muy popular de ese tiempo fue Carlos Marcucci, que aparece como director de su típica haciendo "Tinieblas", y como solista del Conjunto Los Virtuosos, junto a Ciriaco Ortiz en dos tangos: "Un lamento" y "Tierra querida".
Sobre otros nombres como Cayetano Puglisi, Adolfo Carabelli y Juan Canaro, que aportan sus versiones, se impone como referencia de este período el estilo decareano.
Decálogo para el bailarín
El inicio de los cuarenta coincide con la explosión de las orquestas y las milongas populares. Por eso el tercer disco es una suerte de decálogo para el bailarín, que puede pasearse por los diferentes estilos de orquestas consagradas en esa década.
Salvo los adherentes a Osvaldo Pugliese, una de las grandes ausencias de la recopilación. Pero no es casualidad que el tercer disco abra con la orquesta de Juan D´Arienzo y su imbatible versión de "La cumparsita", considerada un himno tanguero. Otra versión instrumental del tango "La puñalada" transformado en milonga por la agrupación y dos temas más donde aparecen sus cantores más significativos Alberto Echagüe y Héctor Mauré, completan el segmento D´Arienzo. Seguirán las orquestas de Edgardo Donato, con "El huracán", y Francisco Lomuto con "Nostalgias", cantada por Jorge Omar. Esta época dorada de directores y cantores dejó recordados binomios que aparecen en parte, como el de Ricardo Tanturi con su conjunto Los Indios, y la voz del inefable Alberto Castillo, Angel D´Agostino con Angel Vargas, Di Sarli-Podestá, que aquí aparece con otro cantor, Roberto Rufino, interpretando"Verdemar" y Osvaldo Fresedo-Roberto Ray.
Esta parte cierra con la exquisita dupla de Troilo-Fiorentino, que sirve como prólogo del cuarto disco, donde aparece toda una generación con nuevas expresiones musicales. Este volumen de la edición abarca el desarrollo del tango avanzado los cuarenta, donde la institución orquestal sirve de contención a nuevas ideas musicales, mayores arreglos y directores con otras búsquedas, además de hacer bailar al público (ver aparte). Sigue presente Troilo, que admite en todo su universo sonoro estas cualidades, como plasma en "Responso" y a través de sus versiones de "Garúa" y "La ultima curda", interpretadas por el Polaco Goyeneche. Formaciones como las de Francini-Pontier, Domingo Federico y Baffa-Berlingieri, que aparecen con algunas joyas de su repertorio.
Estas joyas atesoradas en los archivos del antiguo sello Víctor sirven como disparador de un irresistible viaje por esa cadencia urbana, que revela una identidad cultural y los momentos históricos de un país, formando una imagen nostálgica para revivir una y otra vez en la vitrola...Perdón, en la compactera.
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