
Este circo no le teme a la altura
Vuelo: para promocionar su espectáculo, los miembros de "The Circus of Horrors" quedaron ayer suspendidos de una grúa, a 60 metros de altura, frente al Obelisco.
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Ayer al mediodía cientos de porteños que disfrutaban del apacible feriado en el microcentro fijaron sorprendidos sus miradas en lo alto del Obelisco.
Ni Superman, ni un avión, ni un raro pájaro volando. Simplemente, un singular "móvil humano" suspendido de una grúa a 60 metros de altura. Como esos bonitos móviles decorativos que cuelgan de las cunitas de los bebés, pero ahora con personajes vivos, disfrazados y que rozan lo siniestro.
Abajo nadie entendía muy bien qué pasaba. Donde se bifurca la avenida Corrientes, el tránsito estaba cortado. Pero como pocas veces sucede, los autos no tuvieron inconveniente - esta vez- en permanecer detenidos durante la media hora que duró el espectáculo a toda vista gratuito. Y mirar. En silencio. Para arriba. Y no precisamente si llueve.
Hasta que se alzaron unas banderas negras, volaron unos panfletos y todos pudieron notar que se trataba de una nueva forma de promocionar a la compañía inglesa "The Circus of Horrors", que se presenta hasta el 22 de junio en el Estadio del Luna Park.
"Lo hacemos para agradecer la bienvenida que nos dan en cada ciudad", explicó Gerry Cottle, uno de los fundadores de este poco tradicional circo inglés, mientras controlaba la seguridad de las 19 personas que protagonizan ahora este show callejero.
Más orgulloso aún, confirmó que "en este momento estamos batiendo un nuevo récord para el libro Guinness. Por la altura y la cantidad de personas que participan", decía a un costado de la grúa, justo al lado del Obelisco.
Esta muestra promocional gratuita para el público ya la hicieron en Londres, Munich, Berlín y Montevideo.
Amenazaba llover y hacía frío. En lo alto, una mujer vestida de vampira se sonaba la nariz con el pañuelo en una mano. Mientras, se escuchaba al músico Haze -el líder del grupo- con galera y vestido para la ocasión que hizo entonar el tema Beatle "Help!". Reían, cantaban "I need somebody...Help!", saludaban, se despedían por si acaso, hablaban en inglés entre ellos, y esperaban.
Por allí se veía a uno vestido de guerrero cibernético que desde arriba sacaba fotos al público que miraba extrañado. En ese momento Ingo Dock, un trapecista de 21 años, comienzó a balancearse y a dar giros en una soga, sin ningún tipo de seguridad más que esa misma soga.
Pero todos están de algún modo sujetos con cinturones de seguridad. "Está todo testeado cuatro o cinco veces", tranquilizó Cottle en inglés a los transeúntes que poco entendían de su idioma y de su espectáculo. Y agregó que la primera vez que hicieron esta prueba inaugural de bienvenida fue sobre el río Támesis: "Era muy peligroso porque si alguno caía al río estaba atado. Pero nunca tuvimos problemas".
Igualmente se notaba que apenas alguno se movía -sólo para reírse o para mirar hacia abajo-, la estructura metálica se movía también y peligraba el equilibrio de los 19 protagonistas de este show. Es que había 2000 kilos de peso en ese móvil gigantesco que apostó a superar su propio récord en Buenos Aires.
Terror a bordo
Para desdicha de los ingleses de "The Circus of Horrors" -que ayer al mediodía tenían una vista privilegiada de Buenos Aires- la grúa comenzó a bajarlos lentamente. Cuando estaba a punto de tocar el cielo de Buenos Aires la gente se avalanzó a pedir autógrafos.
"Hi! Yo no sé quién sos, pero es bárbaro estar ahí arriba, ¿no?", le dijo un linyera a un clown vestido de "Quasimodo", que sonreía con la joroba a cuestas.
A su lado, el "Muchacho Avispa", uno de los faquires que sorprende por lo que hace en el show "Vivan los Vampiros" en el Luna Park con su lengua agujereada, confesó no haber subido con sus compañeros por su "terror a las alturas". Sebastián Vittorini advirtió que ser un tragasables "es más seguro que andar colgado de una grúa".
La gente los miraba y seguía sin comprender.



