Graciela Daniele: bailar en el aire
NUEVA YORK.- El público ríe con ganas cuando asiste a la fiesta de los Groucho o cuando ve volar sobre el río Sena a Goldie Hawn, en sendas escenas de "Todos dicen: te quiero", el film de Woody Allen que sigue siendo un suceso en los cines argentinos.
Estos números musicales, bailados y cantados, son producto del cuidado trabajo coreográfico de Graciela Daniele, una bailarina argentina que, desde hace unas tres décadas vive en esta ciudad norteamericana.
Vinimos a dialogar con ella, pero no quiere producir un encuentro: "No. No... -Daniele al teléfono-, lo peor de que me vea es que vea a una bailarina con mala pata".
Tenemos que conformarnos con el teléfono y con la imaginación. "Es que le hablo desde la cama -Graciela debe poner ojos de preocupación-; en dos días debo operarme de una rodilla y tengo que guardar reposo. Supuse que tenía problemas en los ligamentos, pero tengo algo más serio. Los problemas de las piernas de una bailarina."
Graciela Daniele nació en Haedo, muy cerca de Buenos Aires, según ella confiesa, en 1939. "Mi vida estuvo destinada a bailar y no he hecho otra cosa, porque imaginar y producir coreografías es como bailar con todos y en el personaje de cada uno. De Haedo tengo sólo recuerdos de infancia. Por entonces no me consideraba porteña, pero ahora, con el crecimiento de Buenos Aires, pienso que Haedo quedó incluida en la ciudad y me siento parte de ella."
El español que habla Graciela Daniele tiene un dejo de acento norteamericano muy fuerte. Sólo después de unos minutos de conversación, recupera una lengua en la que no se cuela ninguna palabra en inglés.
"Es que no he vuelto a la Argentina desde que salí de allí, a los 15 años".
-¿Nunca?
-"Bueno... sí, una vez -hace memoria-, hará unos diez años. Estuve sólo diez días y nada más que trabajando. Produje la coreografía de la película norteamericana «Naked Tango»."
Graciela Daniele dejó la Argentina acompañada por su madre, que acababa de separarse, y viajó como bailarina a Brasil, con una compañía internacional de danza. De allí se trasladó a Colombia y, cuando se disolvió la agrupación, se fue a París, siempre con su madre.
"Viví muchos años en París, mi adolescencia y juventud, bailando y luego preparando coreografías. Allí conocí a Astor Piazzolla y juntos alcanzamos cimas de creación y de comunicación con el espectáculo «Tango pasional». Desde entonces, alterné París con Nueva York, hasta que me radiqué aquí.
No fue fácil ubicar a Graciela Daniele, a pesar de los esfuerzos de los distribuidores locales de "Todos dicen: te quiero", que hicieron trámites ante la productora norteamericana Miramax. "No crea que soy tan difícil -habla Daniele-, es que, como soy una coreógrafa de Broadway muy requerida, cuidan todos mis contactos con la prensa y la publicidad. Tratándose de alguien de la Argentina, no podía negarme."
Graciela Daniele conoció a Woody Allen a través de Santo Loquasto, el diseñador de vestuario y productor visual. "Santo es muy amigo mío y trabajó con Woody en más de veinte películas, aunque ahora se retiró. Woody Allen confió en mí y me ofreció la primera coreografía".
Suponemos que el director y actor cuida en exceso a sus colaboradores y a sus trabajos.
"Sí. Nos cuida y, sobre todo, confía. Pero jamás nos dice una palabra sobre el trabajo. Supóngase esto: me dice: «Quiero una secuencia en la que todos bailen disfrazados de Groucho» y vuelve a verme el día que la coreografía está lista para filmar. Dispone las cámaras, rueda las escenas y no vuelvo a enterarme de nada, si le gustó o no, hasta que nos muestra la película terminada. Sólo entonces, con las imágenes en la pantalla, demuestra que la coreografía le gustó".
Manifestamos admiración por la secuencia final de "Todos dicen: te quiero", el homenaje a "Sinfonía de París ("An American in Paris", de Vincente Minnelli), donde Woody Allen consigue que Goldie Hawn se eleve por el aire.
"Primero, quiero contarle que fue Woody quien me propuso bailar él. «Sólo un poco -me dijo-, porque ya estoy muy mayor para aprender coreografías.» Intenté convencerlo de que no es así y de que podría aprender pronto los pasos necesarios. Además, me pidió: «Quiero volar». Me agarré la cabeza".
¿Le tenía miedo a la digitalización de la imagen en la mesa de efectos especiales?, preguntamos.
"«Nada de digitalización -insistió Woody-, quiero volar de verdad, con sogas y esas cosas, como en el teatro». Yo pensé que eso era muy difícil, sobre todo porque debía calzarse un arnés entre las piernas y colgarse de unas sogas. El mismo truco que se utiliza para hacer volar a Peter Pan en los escenarios, pero no igual."
Pero, finalmente, no bailó.
"Me preocupaba mucho -Daniele explica- porque el arnés produce mucho dolor, sobre todo en un hombre, si no está acostumbrado. Entre tanto, el jefe técnico propuso rodar en el estudio, frente a un cromaquí (pantalla azul para reproducir el fondo) y luego borrar las sogas digitalmente."
-No fue así.
-"No, claro. Woody indicó: «Lo quiero hacer al borde del Sena». Quién se iba a oponer. Pero tuve una idea mejor: que fuera la mujer quien volara, ya que hacer volar a la bailarina es el ademán propio del bailarín. Le encantó y fue Goldie Hawn quien debió enfundarse el arnés. Le salían unas cuerdas por el vestido, desde la cintura. Goldie es bailarina y sabe de arneses. No puso reparos y soportó el frío fuerte de las tres de la madrugada, en el invierno de París, con su vestido de tela muy liviana. La suspendieron desde una grúa. Había un silencio total y caras de admiración y sorpresa entre los técnicos y operadores de la grúa. Goldie Hawn fue lanzada al aire por Woody y voló. Lo más difícil para ella fue pasar el brazo por entre las cuerdas para cumplir con un movimiento coreográfico sin tocarlas. No se equivocó ni una vez. Luego, en el laboratorio se borraron las sogas, cuadro a cuadro".
Una brillante carrera
Graciela Daniele es una estrella entre los coreógrafos del área teatral y musical de Broadway. Intervino en numerosas realizacioenes musicales, pero vale la pena recordar algunos trabajos repercusión internacional, cuyas coreografías realizó en en esa mágica vecindad de Manhattan, tales como "Los piratas de Pensanze" (realizó la coreografía de la puesta teatral y la de la película que se filmó luego), "La chica del adiós", "The Rink", con Liza Minnelli y Chita Rivera.
"Hello, Again", una versión de "La ronda", según el film de Max Ophuls, en el Lincoln Center, tuvo coreografía y dirección general de Graciela Daniele.
"Acabamos de montar el musical «Ragtime» en Canadá y en Los Angeles, con muchísimo éxito -afirma Daniele, en el diálogo telefónico-. El elenco canadiense vendrá a Broadway y se presentará, en diciembre, en el Ford Theatre, que acaba de ser recuperado, sobre la calle 43, justo en el área de Times Square. En diciembre comienzan las preview y esperamos quedarnos allí muchos años".
Además de la coreografía de "Todos dicen: te amo", Graciela Daniele hizo antes idéntico trabajo en las dos producciones previas de Woody Allen: "Balas sobre Broadway" y "Poderosa Afrodita".
Graciela Daniele conoció a Woody Allen a través de Santo Loquasto, el diseñador de vestuario y productor visual. "Santo es muy amigo mío y trabajó con Woody en más de veinte películas, aunque ahora se retiró. Woody Allen confió en mí y me ofreció la primera coreografía".
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