
Holiday on Ice un brillo que nace del sudor
La disciplina y el entrenamiento son las herramientas que mantuvieron al espectáculo durante más de medio siglo
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Dicen que las estadísticas son fríos números que olvidan el alma de lo que representan. Sin embargo, los 280 millones de personas que hicieron que el espectáculo Holiday on Ice figure en el libro Guiness por ser el show en vivo más famoso del mundo, no hace más que conservar la pista helada y calentar los ánimos de quienes brillan con su destreza por dentro y de quienes aplauden por fuera.
Desde su primera actuación en un hotel de Toledo, en 1943, hasta estos días, Holiday on Ice es el entretenimiento sobre patines más popular. Fue el primer show americano en viajar al exterior. También fue el primero en presentar patinaje sobre hielo en India, Africa, Malasia y Oriente.
Cada año, los shows _con un costo mínimo de producción de 3 millones de dólares_ son vistos por 4,5 millones de personas en el mundo. Hasta el domingo 2 de marzo, es posible a verlos en el Luna Park de Buenos Aires con su gracia y elegancia.
Espectáculo que, como todos, insumió dos años de trabajo a cargo de coreógrafos, productores, directores de música, diseñadores de decorados y vestuarios, y patinadores.
Es que la disciplina es uno de los primeros mandamientos. Desde llegar a tiempo a cada representación en cada país, hasta que el último de los bailarines cumpla con las reglas básicas: 1) conservar el peso corporal; 2)sonreír siempre; 3) ser cuidadosos del vestuario; 4) cumplir con los ensayos; 5) ser puntuales.
No hay multas por resbalos, tropezones o caídas. Pero una posible suma de estos accidentes termina con la carrera del patinador en esta empresa que tiene 5 shows funcionando por el mundo: tres en Alemania y uno en Inglaterra.
Jóvenes, ágiles y solteros
Didier Monge (33) nació en el Congo pero patinó su vida en Francia desde los dos años. Hace seis que viaja con Holiday on Ice, y en la pista es el virtuoso Aladino, el protagonista de "Las mil y una noches", el nuevo show. Al hablar de sus cualidades dice que es un patinador completo ya que salta, da vueltas en el aire y puede trabajar en pareja. Pero el patinador completa el currículum al comentar que fue cuatro veces campeón mundial de patín (solista) en torneos europeos.
Didier conserva sus 63 kilos, su joven sonrisa, y su puntualidad, pero no puede conservar por demasiado tiempo a su novia, otra patinadora que le tocó en suerte trabajar en otro espectáculo de Holiday y con quien se cruza _ya sin patines_ tres veces al año. "Este es un buen trabajo para solteros", dice. Y se hace cargo de su elección "ya que a mi me encanta viajar. Pero a veces se hace difícil".
Quien lo acompaña en la pista es la patinadora Jana Pribylova, una rubia checa de 30 años que se convierte en la princesa de esta historia. Antes de ingresar a Holiday, Jana patinaba para el Equipo Nacional de la República Checa y ha participado de competencias internacionales.
Pero buscando nuevas emociones, a los 22 dio una audición para H.O.I; primero fue parte del ballet, y desde hace tres años es principal. Su mirada celeste asegura que la técnica es importante, "pero el público no sólo necesita destrezas, sino que les llegues al corazón".
Ocupar ese lugar no fue fácil _dice_ porque la competencia interna es grande. "Hay que pelear, ser fuerte y bueno. Pero no hay esas cosas de ponerle el pie al compañero para que caiga", admite. Ensaya sola todos los días una hora. Y, por fortuna, la princesa tiene a su hombre cerca, el stage manager.
No mirar fijo
La historia del malabarista inglés David Cousans (39) llegó por el lado del circo.
Hijo de una nómade familia de trapecistas, pronto aprendió a marear con sus malabares a los visitantes de un nigth club japonés.
"No sabía patinar sobre hielo. Para entrar a H.O.I tuve que tomar clases, y recién después de dos años pude combinar las dos cosas", cuenta.
Hoy, David es uno de los más aplaudidos de Holiday On Ice por sus destrezas combinadas, con participación del público. "A mi me gusta actuar cuando siento la energía de la gente", agrega. Aunque la comunicación no siempre es la misma.
Por estrictas indicaciones se le prohibió mirar fijo durante un show a la Reina de Inglaterra.
También recuerda un tour por el Africa en donde los nigerianos, que jamás habían visto nieve, estaban convencidos de que eran brujos por el contacto de estos patinadores con el hielo. "Y en un poblado de Bangkok, la gente, que no había visto hasta el momento a personas occidentales, nos querían tocar y nos miraban asombrados como si fuéramos de otro mundo", relata.
Con sus 53 años de agitada vida sobre las pistas heladas del mundo, Holiday on Ice se mantiene inalterable como un show para toda la familia. Y, según sus organizadores, seguirá deslizándose por los fríos números récords del Guiness y los cálidos aplausos mundiales.



