El dios de la guitarra habla del vuelo épico de la banda que es sinónimo de su vida; los riffs, los mitos, su trágica disolución y la sombra eterna que proyectó sobre sus miembros y sobre la historia del rock
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Jimmy Page está parado en una vereda de Londres, sonriente y tranquilo, afuera de su oficina de management. El guitarrista de Led Zeppelin se está tomando un respiro de la entrevista más exhaustiva que le haya dado jamás a Rolling Stone: más de ocho horas en dos días. Page también está reflexionando sobre una pregunta que ha surgido muchas veces en el marco de la conversación: ¿qué piensa ahora del caos y los excesos –las drogas, el alcohol, los cuartos de hotel destruidos, y a veces cosas peores– por los que Led Zeppelin fue famoso en los 70?
"¿A alguien le podría seguir interesando el episodio del tiburón si la música no hubiera sido lo que fue?", responde Page, aún sonriente, cuando traigo a colación una tristemente célebre anécdota, nunca del todo comprobada, que involucra a una chica, un pescado y un hotel de Seattle en 1969. "Todo eso fue una atracción secundaria. Es parte de la historia. Pero no habría habido historia sin el esfuerzo que pusimos en las canciones, los shows que hicimos. Sin eso, a nadie le habría importado lo demás."
El guitarrista, que ahora tiene 68 años, habla pocas semanas antes del lanzamiento de Celebration Day, una película y un disco sobre el concierto de reunión de Led Zeppelin en 2007 en el O2 Arena. Aquél fue el primer show completo que hizo la banda desde 1980, cuando Zeppelin se separó tras la muerte del baterista John Bonham. A los tres miembros sobrevivientes de la banda –Page, el cantante Robert Plant y el bajista John Paul Jones–, esa noche se les sumó de manera brillante el hijo de Bonham, Jason.
En muchos sentidos, para Page Zeppelin nunca terminó. Armó la banda, a fines del verano de 1968, con una idea sin precedentes –un nuevo rock pesado hecho sobre las raíces de los años 50, el folk y la psicodelia, cargado con riffs hipnóticos y demoledores de guitarra– y produjo los ocho discos de estudio de la banda, todos ellos verdaderos clásicos. Tras su separación, Zeppelin sigue siendo una de las bandas más grandes de la historia: hasta la fecha, ha vendido unos trescientos millones de discos en todo el mundo. Y Page sigue siendo el albacea de la banda, y ha supervisado reediciones y lanzamientos de material de archivo como el DVD Led Zeppelin, de 2003. Ahora está preparando ediciones de lujo de todos los discos originales; empezarán a salir este año y, según promete Page, "tienen detalles sonoros y visuales agregados".
Comparado con Plant y Jones, que han tenido largas y productivas carreras como solistas, la de Page, que comenzó en 1980, fue más bien discontinua: en 1982 hizo una banda de sonido, Death Wish II; en 1988, el disco solista Outrider, y colaboraciones ocasionales con Plant, los cantantes británicos Paul Rodgers y David Coverdale, y la banda estadounidense The Black Crowes. Cuando le pregunto si extraña el impulso creativo que tuvo con Zeppelin en los 70, Page responde: "No tanto como la gente probablemente suponga". Afirma que su papel principal en este momento es ser el guardián del legado de Led Zeppelin. "Era importante hacerlo", insiste. "Y fue la decisión correcta."
En la nota que ilustra el número de Rolling Stone de enero, el legendario guitarrista se mete en la profundidad de la historia de una de las bandas más grandes de todos los tiempos: la gloria, los riffs, los excesos y el colapso. En la entrevista realizada por David Fricke, que es una de las más reveladoras que haya concedido jamás, Page protege su vida, sus sueños y sus intenciones de la misma manera en que cuida los discos y la reputación de Led Zeppelin: con mucho celo, sin excusas, y con la firme creencia en que, finalmente, la respuesta a todo está en la música.
Jimmy Page dixit
"Sigo tocando la guitarra. Pasa que nadie me ve tocar. Eso es lo que pasa."
Sobre el tour de regreso que no fue: "Bastante gente decía que teníamos que salir de gira. Yo pensaba que necesitábamos sacar un buen disco, un disco creíble, no algo que sonara a que estábamos intentando aprovechar la oportunidad del show en el O2 Arena"
La muerte de John Bonham: "Fue inimaginable lo que pasé en aquella época. Digo, murió en mi casa, por el amor de Dios. ¿Qué sentí? No podría decirte ahora lo que sentí. Sé que fue tremendo. Pero lo fue también para todos los que me rodeaban, su familia. Fue duro por donde se lo mire".
Su relación con la bebida: "Tomaba demasiado, según los estándares actuales, porque ahora no se toma nada. Pero era lo que era. Yo la pasaba bien. Estaba decidido a no pasarla mal. Quería disfrutarlo todo: la fiesta y la joda que acompañaban esa vida".
Lo que lo impresionó de Eric Clapton: "Su solo en "I Ain’t Got You" [de The Yardbirds] es descomunal. Y entendió el trémolo antes que cualquiera de nosotros. Entendía profundamente el blues".
Lo que tiene que tener un riff de Zepp: "Un riff tiene que ser hipnótico, porque se lo repite una y otra vez. Tiene que ser algo que instintivamente te parezca que va a funcionar".
El mito Led Zeppelin: "Lo que mantiene a la banda con vida es la música, no el mito. Cuando el mito desaparezca, la música permanecerá". "Sigo sintiendo que la banda aún existe".
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