
En plena etapa de composición de un nuevo disco de Los Auténticos Decadentes, el guitarrista habla de su proceso creativo, la timidez, la política y de su espacio de privilegio dentro de la cultura popular
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"En realidad el que te dijo eso es un chanta", avisa Jorge Serrano. Aunque el sitio oficial de Los Auténticos Decadentes confirme algunos detalles acerca del próximo disco que la banda piensa editar en este 2014, el compositor y guitarrista elude las certezas. Después de dos años de girar por toda Latinoamérica en el marco de la celebración por sus 25 años de trayectoria –y de la edición de un disco + DVD en vivo como registro de un multitudinario show en el Palacio de los Deportes de México DF-, el plan de Los Decadentes es regresar a los estudios en marzo. "En realidad de todo ese proceso lo que sí se inició es el armado de las canciones, viste, pero ni siquiera a ensayar empezamos", aclara.
Sin embargo, ya hay un primer corte que parece definir el rumbo del nuevo disco. La canción, que en principio iba a ser incluida como bonus track del álbum mexicano, se llama "Y la banda sigue" y tiene como invitado estelar a Cacho Castaña. A esto se le sumaría un nuevo DVD documental con la historia del grupo narrada por sus protagonistas y algunos cortes en vivo de shows en Perú, México, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador. "Estuvimos grabando algo y tampoco quiero revelarlo porque es medio sorpresa. Pero muy probablemente tenga que ver con eso", asume Serrano antes de presentarse con los Decadentes este jueves 13 a las 20 hs. en el marco del festival "Rock en Ciudad del Rock" -Av. Francisco De la Cruz y Av. Escalada-, con entrada libre y gratuita.
¿Qué se proponen los Decadentes a la hora de pensar en un disco nuevo?
Y bueno, "Y la banda sigue"... No sé si ese será el nombre del disco pero esa es la intención, seguir. Por nuestro propio proceso no es que podamos plantearnos "en este disco vamos a hacer tal y tal cosa", viste. Precisamente por ser un grupo bastante ecléctico, por nuestros gustos, por nuestras personalidades y todo –donde todos componen, cualquiera canta-, es una cosa muy surtida. Cuando presentamos las canciones y las votamos, elegimos las que más nos gustan, es una especie de top-ten de lo que tenemos, entonces es raro que eso pudiera llegar a tener una dirección. Tratamos de que sea algo variado, que es lo que siempre nos gustó.
Personalmente, siempre quisiste que tus canciones sean escuchadas por la mayor cantidad de gente posible, ¿eso es algo que tenés presente a la hora de componer?
Sí, mucho. Yo busco la universalidad, de sentimientos, de emociones. A veces trato de no utilizar un género determinado para que sea más abarcativo. Me gusta que pueda servirle a mucha gente, lo vivo como un triunfo cuando alguien me dice "uh, esta canción se la canto a mi hijo" y otro dice "yo se la canto a mi novia", y otro "yo se la canto a mi papá". Esa canción ha logrado hablar del amor como una cosa enorme, no como algo tan puntual y específico, así que lo vivo con mucho placer. Yo quiero que mi canción sea como un jingle: que las palabras sean musicales, que la acentuación sea linda, que sea fácil de cantar. Si yo la estoy cantando y me trabo, hay algo que está mal y trato de cambiarlo.
¿Existe algún territorio prohibido para los Decadentes, o siempre hicieron libremente lo que se les dio la gana?
No somos panfletarios, pero no por una cuestión de autocensura sino porque no nos sale con buen gusto, no nos sale natural. Tampoco somos un grupo de utilizar muchas palabras vulgares, me parece que tenemos una cierta elegancia. Nosotros decimos lo que queremos y la medida está en lo que nos parece de buen gusto.
Si bien no la volcás de manera lineal en tus letras, ¿cuál es tu relación con la política?
Me interesa como ciudadano, como persona, lo que veo, pero me resultaría muy difícil expresarlo en una canción. A este momento lo vivo con mucha esperanza, todas las adquisiciones sociales que hubo con este gobierno para mí estuvieron buenísimas. Y después hay cosas que han sido desilusiones, o cosas que no están funcionando. Me parece que básicamente hay un problema en Argentina que tiene que ver con todos nosotros, con las personas, con que no se separa al necesitado del vivo. Es como que nos falta una cierta legalidad entre las cosas, cualquier tipo de propuesta que se haga creo que viene acompañada de trampas. Es muy difícil de manejar el país en sí por cómo somos nosotros. Deberíamos volvernos menos tramposos, más serios. Pero yo tengo esperanza, espero que sepan lo que están haciendo.
En "Tímido", el tema que cierra Alamut -tu único disco solista-, cantás "veo todo y no me dejo ver". ¿Te llegás a mostrar realmente en tus canciones?
Bueno, yo creo que en las canciones me veo, aunque no me estoy mostrando directamente. Me parece que a cualquier persona que hace arte vos la podés ver. Es como decir que los Decadentes no hacen música política; claro que hacen música política, tenés que ver cuál es su forma. Es un grupo de integración racial, de integración generacional, social, es un grupo pacifista; hay un montón de cosas políticas en los Decadentes. Es un grupo socialista, realmente; somos una cooperativa, no lo decimos pero lo hacemos. Es un grupo que hace 27 años sigue unido, hay muchas cosas que tienen que ver con política; es un grupo honrado en cuanto a su propuesta. Así que yo creo que en las canciones, si la gente busca, me va a encontrar.
Pero siempre hablaste de tu timidez, ¿te cuesta exponerte?
Sí, la verdad que sí. Yo, por ejemplo, nunca había soñado que iba a tocar en un escenario. Yo hacía canciones porque me gustaba hacer canciones y me gustaba ir a una sala de ensayo y tocar entre músicos, pero no quería saber nada con tocar en vivo. La gente me ha empujado a los escenarios, no me ha dejado alternativa. Después me hizo muy bien, espiritualmente y anímicamente. Pero la verdad es que yo soy más feliz en el estudio. No soy una persona que me guste exponerme, no busco estar arriba del escenario, prefiero estar atrás, en el laboratorio. Por eso cuando tengo que tocar en algún lado lo vivo con muchos nervios. Pero así y todo, una vez que sucedió, o está sucediendo, a ese momento mágico de gloria que pasa cuando estás interactuando con la gente y sentís que está sucediendo algo, yo lo vivo a pleno.
¿Escuchás música nueva?
La verdad que mucho no. No escucho mucho ni sigo mucha música, me he vuelto un viejo choto que escucha Led Zeppelin y los clásicos. El otro día estuve pasando música en una competencia de surf en la que estaban mis hijas y yo fui de onda y me puse a pasar música. Pasaba reggae, música africana -que me gusta mucho la música de Zaire-, y pasaba clásicos: The Cure, Ramones, Kraftwerk, que me encanta. Pero la verdad que estoy medio quedado con eso.
Después de Alamut, ¿tenés planeado un nuevo disco en solitario?
No realmente, porque me costó mucho hacer ese disco al mismo tiempo de estar tocando con los Decadentes. Además, no es que en solitario pueda hacer mucho más de lo que puedo hacer con la banda. Yo estoy bien acá. Tendrían que sobrarme de nuevo unas cuantas canciones para decir "che, esto lo tengo que meter en algún disco", pero por ahora estoy bien así.
Después de 27 años, los Decadentes ya resultan incuestionables. ¿Lo vivís como una victoria?
Sí, la verdad que sí, es un orgullo. Nosotros por suerte siempre tuvimos una gran autoestima que hacía que nos inmunizara contra las críticas, nos daba risa o no nos importaba; pero obviamente cuando la gente que antes te criticaba después te termina reconociendo, uno lo siente como un triunfo. Me parece que le guste o no le guste a quien sea, nosotros ya formamos parte del folklore argentino, y eso es una maravilla para mí, es el orgullo más grande; ya somos parte de la cultura argentina, ya la gente conoce tus canciones aunque no te conozca a vos. El día que nos muramos y no estemos, la música nuestra va a seguir por siempre y eso es más de lo que uno puede pretender en la vida.
¿Y hasta dónde podés pensar a los Decadentes?
Este es el momento en donde la gente te dice "¿cómo hacen para seguir juntos?" y mi respuesta es que a esta altura ya es más fácil seguir juntos que separarnos, casi como un matrimonio de esos que tienen setenta años cada uno. ¿Qué te vas a separar? ¡A esta altura ya es ridículo!
Por Juan Barberis
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