Jörg Widmann, un clarinetista que juega varios juegos
Resulta un lujo poder tener de vuelta a Jörg Widmann apenas tres años después de su primera visita cuando vino de la mano de Daniel Barenboim. En esa oportunidad no solo se pudo apreciar su virtuosismo como solista sino también ser testigo de las razones por las cuales hoy día es uno de los compositores contemporáneos más solicitados. Ahora, en los dos conciertos para Mozarteum también podrá vérselo como director cuando se ponga al frente de la Irish Chamber Orchestra, institución que lidera desde el 2012.
El compositor tiene su agenda copada de encargos por los próximos cinco años y contrario a lo que se pensaría, afirma que esta es una manera de encontrarle el foco a su trabajo. "Quizás suena dramático pensar que alguien tiene todo tan planificado, pero en realidad eso me convierte en una persona muy libre porque cada una de las cosas que estoy haciendo las acepté previamente y eso me hace muy afortunado- y añade- En este momento estoy componiendo para Barenboim un encargo para la Sala Boulez y estoy retrasado, el estreno es para el 19 de junio, día de mi cumpleaños y voy a tener que terminarla en Buenos Aires. Se que el no va a estar muy contento de que no la tenga lista todavía, pero cuando sepa que la terminé en su ciudad va a ponerse muy feliz".
Con dos programas diferentes, a excepción del Concierto para clarinete y orquesta en La mayor de Mozart, que interpretará como solista en ambas fechas, habrá una de sus composiciones en cada concierto. ""180 latidos por minuto" es uno de mis primeros trabajos y me gusta hacerla con esta orquesta porque la calidad de su interpretación es muy especial y también porque siempre que se puede me gusta incluir algo de cámara. Esta pieza es solo para seis intérpretes, la compuse cuando tenía 19 años y es una pieza que habla del puro deleite del ritmo. Es una pieza breve y simple, con armonías puras y felicidad por la música".
"Con Brío" es una obertura que resultó del encargo hecho a Widmann por Mariss Jansons para abrir la temporada 2008 junto a las Sinfonías 7ma. y 8va. de Beethoven. "De chico tenía la 7ma. grabada en un cassette y creo que lo destruí de tanto escucharlo; con la 8va. era más escéptico, pero luego de escucharla varias veces me enamoré por completo de ella. Es un homenaje a Beethoven, pero es mi pieza. No cita ni un solo elemento de él, salvo uno muy corto del primer movimiento de la 7ma. Pero lo revolucionario es que, entre otras muchas cosas, Beethoven trajo a la música un cierto gesto en los acentos. En "Con Brío" se trata este ritmo de agitato que yo admiro del compositor", explica, feliz de que en esta oportunidad sea el quien la presente (en 2016 lo hizo Barenboim al frente de la West Eastern Divan Orchestra).
A pesar de que su carrera musical está dividida en tres facetas, en el fondo todas significan una misma cosa para Widmann. "Es claro que se manifiestan de forma diferente, pero al final todo es música. Cuando trabajo con una orquesta siento que respiramos juntos y cuando compongo es igual. Para mi cada nota está viva y la respiro, por eso a pesar de que cronológicamente en mi vida todo empezó con el clarinete, no hay prioridad entre ninguna de estas tres cosas que me definen".
Para el músico, componer fue una evolución lógica dentro de su desarrollo como solista. "Empecé a tocar a los 7 años y cuando practicaba me encantaba improvisar, pero era frustrante no recordar lo que había tocado, así que comencé a escribirlo. Al principio pensaba que componer era escribir lo que uno improvisaba, pero en realidad es muchísimo más complejo. Lo aprendí luego de muchos años de estudio y de práctica. Se aprende mucho en los ensayos. Es cierto que me interesa ser cada vez más preciso, escuchar todo muy bien antes de escribirlo, pero hay un cierto porcentaje que no lo escuchás de manera perfecta hasta el primer ensayo con la orquesta, es allí cuando me doy cuenta si estaba en lo cierto o si hay que cambiar algo", explica.
Esta es la primera vez que la Irish Chamber Orquestra sale de gira por América del Sur. Considerada la primera orquesta de cámara de Irlanda, se ha propuesto junto a su director, llevar a cabo proyectos sociales para hacer que cada vez más personas aprecien la música. "Pienso que esta música no puede pertenecer a una élite exclusiva, debe de llegarle a todos. Lo más importante es acercar a las audiencias y por eso estamos involucrados en educar a los niños. Estoy convencido que en la música está una gran herramienta en hacer la vida mucho mejor", afirma.
El concierto de Mozart lo ha interpretado a lo largo de toda su carrera y con las mas diversas orquestas y directores (el año pasado lo hizo con la Filarmónica de Viena) y hacerlo ahora con su orquesta y en el Colón es algo que espera con ansiedad. "Mozart entendía el clarinete como ninguno, amaba al instrumento y eso se siente en cada nota. Por un lado, es muy íntima y por otro sumamente teatral. Para mi el adagio es algo sagrado, una de las piezas más magníficas escritas alguna vez. Es también un privilegio poder traer dos sinfonías que amo profundamente, la "Escocesa" de Mendelssohn y para la segunda fecha la No. 2 de Schumann, una sinfonía con la cual podría decir me identifico al 100%", concluye.
PARA AGENDAR
Irish Chamber Orchestra
Jörg Widmann Clarinete
Funciones: el lunes 10, a las 20.
Teatro Colón, Libertad 621
Entradas, desde 380 pesos.
Helena Brillembourg
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