
La intención no alcanza
"Las dos orillas", de Mario Cura. Con Alejandro Dufau y Silvina Segundo. Música original: Juan Pedro Estanga. Diseño de espacio: Jorgelina Herrero Pons. Luces: Eduardo Safigueroa. Dirección: Marcelo Mangone. Duración: 50 minutos. Teatro IFT. Nuestra opinión: regular.
1 minuto de lectura'

Un poeta y una mujer se encuentran en ese siempre inquietante espacio del límite, del borde, de la periferia. Un sitio mental y geográfico proclive a los saltos, a la sensación de vértigo, a la necesidad de buscar nuevos horizontes. Algo de esas sensaciones atraviesan a los dos que se encuentran en una orilla imaginada por Mario Cura, el mismo dramaturgo que años atrás estrenó con excelente repercusión "Tres mañanas".
Pero en esta oportunidad, su pluma, su poesía no llega a levantar el mismo vuelo. Todo parece indicar que la pretensión poética del autor prevaleció sobre el resto quitándoles profundidad a la trama y a sus personajes.Casi una paradoja, porque justamente los protagonistas de esta historia se debaten todo el tiempo entre la pulsión de vida y muerte o el sueño y la vigilia. Pero, más allá de lo narrativo, no hay poética escénica. A lo sumo, algunas imágenes o algunas pocas metáforas que calan en lugares de mayor profundidad.
Es cierto que la marcación actoral tampoco ayuda y el resultado final es un estilo interpretativo extremadamente externo, casi televisivo. Ni Alejandro Dufau, como el poeta, ni Silvina Segundo, como la mujer, construyen sus personajes con la fuerza interior que los haga creíbles. Aunque se emocionen o aunque ella diga tener pies en sus alas, las metáforas se limitan a los aspectos formales.
La marcación del director, Marcelo Mangone, se queda en la orilla de lo lineal, de decir el texto sin decodificar horizontes que podrían enriquecer la propuesta en su totalidad.
Uno de los aspectos más logrados de este montaje, a cargo del grupo Del Imaginario Teatristas, es cuando el espectador entra en la sala y se encuentra con el espacio escénico cubierto apenas de agua. Así se instala un clima de enorme sugerencia que no crece durante la hora de función.




