La banda irlandesa abrió su serie de shows en Argentina después de la victoria de la selección de fútbol, que se transmitió por pantalla gigante en el estadio
La imagen es surrealista: más de 40 mil personas que llegaron al Estadio Unico de La Plata para presenciar uno de los conciertos más esperados de la cosecha 2017, transitaron durante 109 minutos previos al show de U2 una auténtica guerra de nervios. En ese tiempo transcurrido, primero con desazón y más tarde con felicidad infinita, poco importó todo lo demás. Desde el costado derecho de la mayor pantalla vista en un escenario nacional, la imagen de un partido trascendental modificó cualquier referencia de tiempo y espacio del que se tenga memoria, estar ahí para asistir a una experiencia artística y convertirla en algo totalmente distinto, que con el triunfo de la selección argentina funcionó como el más eficaz energizante. La banda irlandesa ya había ganado la batalla antes de comenzar y ni el guión más brillante podía mejorar la escena: bajo el inconfundible redoble marcial de batería sonó “Sunday Bloody Sunday” y la épica estalló por el aire. Instalados en un mini-escenario que apuntaba hacia el centro del campo y con la pantalla gigante apagada, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. desarmaron cualquier ataque en contra del rock de estadios con una seguidilla imbatible: “New Year’s Day”, “Bad” -en donde Bono entonó las primeras estrofas de la letra de “Heroes”, de Bowie, pero sin alejarse de la melodía original del tema incluido en War- y el embate arengador de “Pride” completaron la sesión inicial para volver al escenario principal y comenzar la resurrección en vivo de The Joshua Tree, a 30 años de su edición. Lionel Messi no había nacido cuando U2 lanzó su obra cumbre y, sin embargo, el mejor jugador del planeta ocupó el centro de la escena en palabras del cantante: “Gracias Lionel Messi, Dios existe", dijo Bono.
En el mismo orden que el disco, desfilaron las canciones de The Joshua Tree. Ante el imponente telón de fondo, la pantalla de alta resolución de 60 metros comenzó a proyectar una sucesión de imágenes curadas por Anton Corbjin, artista visual y responsable de la foto de tapa del álbum más clásico de U2, todo un viaje al desierto californiano de Mojave. De nuevo The Edge y la tremenda adrenalina que descarga la introducción de “Where The Streets Have No Name”, el prefacio ideal para que el tenor irlandés exhiba su amplio abanico vocal: Bono transforma todo en epopeyas mientras una banda de rock tan exacta como esa ruta interminable que muestra la pantalla se desliza por el ritmo contagioso de “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” o la caricia que dibuja la melodía de “With or Without You”. Hasta los temas menos conocidos, la abrasiva “Bullet the Blue Sky” o el himno escondido de “Red Hill Mining Town”, con las certeras imágenes de una orquesta de vientos vestidos con el típico uniforme del Ejército de Salvación, adquieren una sobrevida que despeja el acto nostálgico de recrear un material que cumplió tres décadas. El mejor ejemplo es el in crescendo de “In God’s Country”, un hit que podría sonar todo el día en la radio por el efecto reverberante de la guitarra de The Edge y el color de frescura que impone Bono. Para el final del set dedicado a Joshua, “Mothers Of The Disappeared” trasciende a través de la pantalla que muestra a un grupo de madres de desaparecidos con velas encendidas mientras se agitan algunos pañuelos blancos desde los primeros lugares frente al escenario en alusión a nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Sorprendió que Bono no haya hecho ninguna alusión a la aparición con vida de Santiago Maldonado.
Fin del acto The Joshua Tree con un breve intervalo para desatar una fiesta bailable en todo el estadio con “Beautiful Day”, “Elevation” y “Vertigo”, en donde Bowie vuelve a meterse en una canción con una breve evocación de “Rebel Rebel”. Para los bises, Bono homenajea a la lucha de las mujeres en el mundo con “Ultraviolet (Light My Why)”, pide apoyo y unidad mientras el género más sufrido muestra en el enorme telón de fondo las fotos de mujeres notables: Evita, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Susana Trimarco y el Colectivo Ni Una Menos son las representantes argentinas. “One” asume la despedida en tono de balada, rescate emotivo y mucha sensibilidad expuesta a los efectos de la épica triunfal.
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