La seriedad de tener un local de luces y ser un actor buscado
Alan Sabbagh es un intérprete tan solicitado por el cine como por la TV y el teatro; acaba de estrenar una pieza off
Cuando Julián Lucero lo contactó para ofrecerle ser uno de los tres protagonistas de Carlos en el Centro, Alan Sabbagh le puso una condición, para él primordial: "Tiene que permitirme seguir con mi laburo, así que podría juntarme con ustedes para ensayar una o dos veces por semana como máximo". Puede sonar raro para un actor profesional, pero Sabbagh maneja sus tiempos de esa manera desde siempre. Eso no implica falta de compromiso o interés en los papeles que asume, sino un enfoque más relajado, orientado a elegirlos con mucho cuidado, sin anteponer la necesidad económica o la de sumar data a su currículum a cualquier precio.
Lucero (conocido por su trabajo con Malena Pichot en Cualca y parte también de la compañía humorística Los Bla Bla) aceptó. Y los buenos resultados de ese atípico proceso que los reunió pueden verse los viernes, a las 21, en Defensores de Bravard (Gurruchaga 1113): con Santiago Gobernori y Nico García como compañeros de elenco, Sabbagh se luce en la piel de un personaje gris y atribulado que se aloja temporalmente en el depósito de la oficina de un hermano y recibe una inesperada visita de dos fantasmales desconocidos. "Alan es un actor que transmite mucha verdad en escena -asegura Lucero-. Como con él no se nota la construcción del artificio, la gente puede proyectar sus propias obsesiones en los personajes que crea".
Y es cierto que, en cada interpretación, Sabbagh consigue generar con astucia y recursos propios una inmediata identificación del espectador. Se notaba ya en su primer trabajo importante en cine (Luna de Avellaneda, la taquillera película de Juan José Campanella), y también en su brillante protagónico en El rey del Once, de Daniel Burman.
"Me gustó mucho la obra al leerla. Es una comedia ácida, muy bien escrita por Julián y Marcelo Rosales -cuenta Sabbagh sobre Carlos en el Centro-. Le aclaré a Julián lo de los tiempos porque yo tengo un local de iluminación en el Once y también dos hijos chiquitos, de 2 y 4 años, a los que debo dedicarles tiempo. Como estaban dadas las condiciones, me pude sumar. Y estoy muy contento, la verdad. Me gusta este tipo de comedia agridulce, que te hace reír, pero también te deja pensando". En los últimos diez años, Sabbagh trabajó bastante en televisión (Locas de amor, Botineras, Un año para recordar, Lobo, Graduados y Los vecinos en guerra, por ejemplo) y en cine (Mi primera boda, Masterplan, Vino para robar, El candidato), pero casi nada en teatro (su última experiencia había sido en 2009, como protagonista de Los quiero a todos, obra de Luciano Quilici estrenada en el Beckett).
"Si viviera de la actuación, debería hacer todo lo que aparece. Pero por suerte puedo elegir lo que me gusta. De entrada planteé así mi carrera -argumenta-. Y si en la Argentina elegís hacer solo lo que te gusta, necesariamente tenés que contar con otro ingreso económico. No estamos en Hollywood".
Otro de los papeles que ha escogido es el de All Inclusive, nueva película de los hermanos Pablo y Diego Levy, con los que ya había trabajado en Masterplan, un protagónico que recuerda con mucho cariño: "Quiero mucho a esa película, a Luna de Avellaneda -por ser la primera- y a El rey del Once, porque cuando empecé a entrenarme en la actuación soñaba con laburar con Daniel Burman. De hecho, cuando me llamó, le mostré una entrevista en la que manifestaba ese deseo. No era algo que decía por compromiso".
En todos estos años de rodaje aprendió que "un actor tiene que estudiar, trabajar formarse y, sobre todo, tratar de no ir por los caminos más obvios. Una cosa es usar alguna referencia y otra es repetir fórmulas -añade-. Cuando trabajo un personaje, descarto lo primero que se me ocurre para cada situación que enfrenta. Trato de romperme el bocho para no resolverlo con lo que tengo más a mano, para ser original".
A la hora de pensar en ese cine que lo motivó para entrar en el mundo de la actuación, Sabbagh enumera a actores y directores muy prestigiosos: Tom Hanks, Leonardo DiCaprio, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, David Fincher, Pedro Almodóvar y especialmente Woody Allen, una referencia clave: "Allen me gusta tanto en la dirección como en la actuación -señala-. Cuando actúa tiene muy claro lo que pide cada película que hace. Eso me parece muy importante. Y también estoy muy atento a la cotidianidad".
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