Lo que Stefani Germanotta eligió para suceder a The Fame –el disco que terminó de convertirla en estrella pop, reina de Twitter y primera enemiga del rock machazo– es una especie de compilado apócrifo de canciones para el momento en el que el ninjita da la piña letal o un bicivolador cruza la meta: pura épica sintetizada ochentosa, zarpada en gancho y melodía, con ubicuo bombo en negras, ideal para canturrear en un inglés de mierda tanto en el asiento de un auto-tuning como en una disco que exude glamour. "Born This Way", el tema, es un claro ejemplo: fragmentos de "Express Yourself" de Madonna y "Freeway of Love" de Aretha cosidos con hilos modernos. "Hair", en tanto, es otra postal acabada: "Soy mi cabello", entona sobre una base house, para luego desembocar en un infalible "oh oh oh". Por el lado de las cosas raras, está el lento robótico "Bloody Mary" y "You and I", una cuasi balada sureña con guitarra y piano que vaticina un potable MTV Unplugged. Y no mucho más, aparte de tres clichés en las letras (provocación religiosa, speech de estrella que sufre su fama y palmada al hombro gay, ¿y ya nombramos a Madge, no?) y una enorme certeza: si la idea era hacernos bailar sin pensar, es tiempo de chocar las copas.
Por Diego Mancusi
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