Mirko es un nombre de origen eslavo que significa: "famoso por haber asegurado la paz" o "famoso por su gloria". Y algo de eso tiene Mirko Wiebe, el hijo de Marley . El bebe, nacido el 27 de octubre de 2017 por un vientre de alquiler, ya es toda una celebridad. Y cumple con el mandato de su nombre: acrecentó la paz de su famoso progenitor y ya conoce la gloria de ser querido por miles, transferencia del afecto que se le tiene a su padre.
Si de energía y cariño se trata, Mirko conoce las mieles de los mimos. Pero de lo que aún no es consciente, es que le espera un año ajetreado. A sus escasos seis meses de existencia, recorrerá buena parte del mundo. Quizás lo que muchos, la mayoría, no conoce en toda una vida. Es que hoy, a las 21, por la pantalla de Telefe, comenzará una nueva temporada de Por el mundo, el programa de viajes que conduce Marley, quien, obviamente, partirá desde la Argentina acompañado por su hijo. Tal es la notoriedad del pequeño que hasta lo mencionan las promociones del canal que anuncian el inminente estreno. "Será la estrella de mi programa. La promoción dice: ´Con Marley y Mirko´, pero debería decir con ´Mirko y Marley´", reflexiona el conductor con su habitual humor, mientras se dispone a dialogar con LA NACION en un amplio camarín deshabitado en el que un perchero con una docena de camisas extra large (Marley es realmente muy alto) lo aguarda para las pruebas de vestuario ineludibles y tediosas que preceden a todo debut.
?Ya llegamos a NY y estamos felices con Mirko! #PorElMundo? @mirko_ok
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Mientras la estrella de Telefe responde preguntas, resuelve cuestiones de producción y bebe una gaseosa para contrarrestar el calor de un otoño que no se da por aludido, Mirko descansa en su cuna, en un estudio contiguo y bajo los cuidados de una prima de su papá. "No me molesta en absoluto que me pregunten por Mirko, nada me gusta más que hablar de él. Estoy súper orgulloso". No hace falta que lo aclare. Si Alejandro Wiebe siempre tuvo una mirada luminosa y una actitud muy efervescente, la paternidad le potenció esos atributos. El chico de Carapachay mutó en un hombre de 47 años que es una figura consagrada en su metier y, en lo personal, se atrevió, con no poca valentía, a una paternidad sin el acompañamiento de una pareja.
Ser querido
En el viaje que este cronista realizó hasta los estudios de Telefe en Martínez, el chofer del remise, con sentido común, reflexionó: "Marley debe ser un tipo bárbaro. Nunca se metió en líos. Y eso que en ese ambiente en el que se mueve él, todos andan en quilombos". Y algo de eso es real. Todo. Con tantos años de carrera, el conductor jamás protagonizó un escándalo e hizo de su desparpajo y torpeza, su sello de distinción. Modo Marley. Al comentarle la observación, se le dibuja una sonrisa (gesto que repetirá permanentemente durante la charla). Marley reconoce: "La gente me trata muy bien, tanto personalmente como en la virtualidad. Hay una sensación de amistad con el público. Es algo instantáneo, muy fuerte. Me pasa mucho estar en un shopping y que la gente me abrace como si fuese un amigo de la familia. Una vez, una señora se me acercó y me besó con cariño. Cuando notó la confusión, me dijo: ´perdón, te confundí con un amigo de mi hijo. Me acabo de dar cuenta que sos Marley, pero como te tengo tan incorporado te abracé pensando que eras otra persona´. Eso me pasa mucho. Es buenísimo. En las redes, que es un espacio de mucha agresión, solo recibo afecto. Soy muy agradecido a eso".
-¿Será la cosecha de tu siembra?
-Sí, pero a veces uno siembra y puede cosechar cualquier cosa. Mantener tan buena relación con el público es genial. Cuando anuncié que iba a ser papá soltero, tuve cierta incertidumbre sobre qué pasaría con la opinión pública, que se diría en las redes. Pero enseguida hubo mucha aceptación.
-¿Qué sentís que la gente recibe de vos?
-Lo que más perciben es que jamás creé un personaje falso. Soy así. Por otra parte, nunca me pelee con nadie. No me gusta hacerlo. No voy a la confrontación, bajo los decibeles. Si alguien me dice algo fuerte, enseguida trato de buscarle el lado bueno a las cosas. Lo paso mejor de esa forma. Cuando veo los programas donde se pelean todos, me pregunto cómo hacen. No podría convivir con ese estrés.
Marley imprimió un estilo propio a la pantalla televisiva. Desde que debutó en Fax, junto a Nicolás Repetto, hizo de la espontaneidad, la cordialidad y la cercanía con el espectador su estilo. "Si hubiese trabajado dos generaciones atrás, me hubiesen echado. Cuando me sucede algo, en lugar de entrar en terror, me río. He estado conduciendo programas de música en estadios y, de golpe, me tiento ante miles de personas sin poder regresar a la seriedad. Me gritan por los auriculares que me deje de reír, pero no puedo. Es peor cuando me dicen no te rías, es como cuando a un nene le dicen no hagas tal cosa. Una vez me tenté en medio de una publicidad. Me caían lágrimas. En el canal tenían miedo de perder al cliente".
-Reprimir la risa, es potenciarla...
-Una vez, con Florencia Peña nos tentamos tanto en El show de la tarde que tuvimos que ir al corte. No pudimos hablar nunca más.
Marley recuerda sus bloopers y disfruta. Los revive casi como logros estéticos de quien encontró una tecla auténtica celebrada por muchos. "La gente conecta con todo eso porque sabe que no es ficticio. También me ha pasado que me emocioné y lloré al aire. No es algo planeado. No pienso: ´acá me río, acá lloro, tal cosa funciona para el programa´. Me sale así".
-No hay especulación.
-¡Para nada! Si fuese organizado, no saldría con esa espontaneidad.
Esa naturalidad es la que le imprime a su programa de viajes, que se aparta de los formatos turísticos para adentrarse en experiencias más mundanas y divertidas. Por el mundo es realmente complejo de producir y llevar al aire en vivo, sobre todo por tratarse de un formato trashumante y que, en cada episodio, no se detiene en una sola locación sino que recorre diversos puntos de una ciudad. Nada más enmarañado, aún en el siglo XXl, que salir con la cámara al hombro y recorrer en directo. "Por el mundo es bastante improvisado. Tenemos una guía base, pero no sabemos qué puede suceder al doblar en la esquina. Me gusta trabajar de esa manera, con un contenido esperándome, pero sin que descanse todo sobre una red".
El ciclo 2018 se estrenará en Nueva York. Marley recorrerá la Gran Manzana junto a Susana Giménez. Luego seguirán programas en vivo desde Canadá con la compañía de Florencia Peña; Japón, país al que visitará junto a la China Suárez y Benjamín Vicuña; y Hong Kong, que la recorrerá con Lali Espósito.
"Amo salir en vivo y amo viajar. Así que este programa, para mí, es como estar en Disney", explica el animador, quien se prepara para una primera tournée de dos meses hasta que llegue la emisión del premio Martín Fierro que entrega Aptra y Por el mundo se tome una semana de descanso. Más allá de la comparación con el idílico parque de diversiones, la travesía tiene sus costos y un gran desgaste físico: "Al principio es el mejor trabajo del mundo, pero luego se hace duro por los horarios. Termino el aire de madrugada, luego me pongo a chequear las redes y converso telefónicamente con el canal. Me acuesto muy tarde y al otro día madrugo para viajar al siguiente destino. En la nueva ciudad, ni bien llego grabo las promociones, durante la semana se hacen las notas, y el día anterior al aire hacemos todo el recorrido para ensayarlo y chequear que no se corte la señal. En caso de problemas técnicos, cambiamos los lugares rápidamente".
-Es lindo ver cómo se te acercan los argentinos que se enteran de la transmisión.
-Eso es muy emotivo. La familia, desde la Argentina, les avisa a sus seres queridos que están afuera cuando nosotros llegamos con el programa. Es una forma de reencuentro.
Marley fue quien persuadió a Darío Turovelzky, director de contenidos global de Viacom- Telefe para el Cono Sur, para realizar el programa en vivo. "Hicimos una prueba en Morfi y lo convencí. Yo venía insistiendo mucho con hacerlo, pero el canal dudaba porque se fueron multiplicando demasiado los programas de viajes, antes estaba solo el mío. Pero el nuestro es más humorístico. Nos reímos mucho con los invitados y eso lo convierte casi en un formato de entretenimientos".
Esta vez, la organización previa requiere de otros aditamentos. Mirko, la otra estrella del programa, también tiene sus condiciones a la hora de viajar. "Estuve reunido con el pediatra y con un infectólogo para ver los lugares con menos probabilidades de contagios de enfermedades y de virus extraños. Por eso vamos a ir a ciudades grandes y sin riesgos".
-¿Te da temor viajar con Mirko?
-Sí, un poco, pero todos me dicen que se va a acomodar porque se adaptará a mí. Igualmente, no puedo manejar mucho la ansiedad. Mirko conoce su cuarto, tiene su rutina, y ahora lo vamos a sacar de eso. Así que voy a tratar de respetarle todos los horarios y de hacer, más o menos, lo mismo de siempre.
-¿Quiénes te ayudarán?
-El equipo de producción y una señora que está con él desde los primeros meses.
-Te ha cambiado el eje. En el programa y en la vida.
-Y sí, el centro está puesto en Mirko. De hecho, la organización de este viaje de Por el mundo fue distinta a la de la temporada anterior. Los destinos están pensados en función de él y su adaptación.
Ser padre
-Hace un momento comentabas que no había especulación en el llanto o en la risa al aire. En función de Mirko, ¿qué te hace reír y emocionar? ¿Qué te conmueve?
-Creo que todos los padres somos bobos de sus hijos. Me gusta mucho ver cómo va avanzando. Uno se sorprende con los pequeños logros, pero son cosas normales que le suceden a todo bebe y uno las vive como únicas, sorprendentes. Lo que más me emociona es cuando se despierta y me busca. Cuando lo saludo, y reconoce mi voz, se desarma en una risa. Hace un rato, en el almuerzo, no paraba de llorar, hasta que lo agarré en brazos y se calmó. Es como que siente que ahí estará tranquilo. Eso me mata de amor.
-Vivimos en una sociedad que, de a poco, va enterrando prejuicios. De todos modos, estamos más acostumbrados a que una mujer ejerza los roles de madre y padre al mismo tiempo. No es tan habitual, aún, que eso suceda en un varón, como en tu caso. ¿Qué sucede con la mirada social?
-No tuve críticas. ¡Al contrario! Hay mujeres que me piden consejos de crianza. Subo videos con Mirko y me consultan sobre diversas cuestiones. Hasta me preguntan por la leche que le doy. Además, hay muchos que quieren ser padres solteros y me piden consejos. Pareciera que fuese el representante de todos.
-En lo cotidiano, ¿te manejás bien con las tareas habituales?
-Sí, lo baño, le doy la mamadera. ¡Me encanta llevarlo a upa!
-Decidir ser padre soltero y sin pareja, es un acto de valentía. Es una decisión muy loable.
-Me lo dicen mucho. No se si soy consciente de la valentía, la paternidad la vivo con un placer total.
-¿Cómo se aprende a ser padre? ¿Se aprende a ser padre?
-Al principio, leí un montón de libros especializados. Me obsesionaba con lo que tenía que hacer. Pero mucha gente me decía que no preste tanta atención a eso porque en el momento, cuando sucede, es diferente.
-¿Y fue así?
-Sí, los libros no dicen todo, se aprende con la práctica. Ahora ya le conozco las poses. Sé que determinada posición quiere decir que se duerme, otra que le duele algo. Es sobre la marcha. Además, Mirko llegó antes de tiempo, entonces estar en neonatología es como estar en la facultad. Aprendí de todo y me permitieron tenerlo encima siempre. Cuando me lo ponían sobre mí, a pesar de los cables, le hablaba y él me seguía con la mirada. Me moría de amor.
-¿Por qué decidiste ser padre?
-Siempre quise serlo, tenía ese lado tipo Susanita de Mafalda. Sabía que lo iba a concretar. Había un plan armado, pero la vida me iba sorprendiendo con una carrera televisiva y los viajes por el mundo, entonces lo posponía. Me lo plantee para los 30, a los 35, y a los 40. Terminó siendo a los 47. Se me corrió más de una década el plan, pero lo hice en el momento justo. Eso siento. Un amigo me dijo: "Todos los momentos son buenos, pero tenés que hacerlo ahora". Y lo hice.
-La vida se acomoda.
-Además, también había factores que tenían que ver con el destino, con Dios, o con lo que cada uno crea, en función de la biología. Sucede o no sucede. En mi caso, tuve un solo embrión que es el que enseguida se multiplicó en un montón de células y ese era Mirko. Yo preguntaba si con un solo embrión había posibilidad de embarazo y el médico me decía que tuviese confianza. Tuve confianza y acá está Mirko. El fue el que avanzó en todas las etapas. Quería nacer.
-Se te nota emocionado al referirte sobre él.
-Sí, porque toda la vida lo desee. A veces lo miro y no lo puedo creer. Me parece un sueño, irreal.
-Imagino que la dinámica de la vida diaria es diametralmente distinta a la que llevabas antes del nacimiento de tu hijo.
-Cambió mucho. Antes hacía lo que quería o armaba planes de improviso. Por ejemplo, ayer me llamó mi primo porque le sobraba una entrada para ver a Depeche Mode y no pude ir. Tenía que pedir una niñera, organizar todo, ir hasta La Plata. No es sencillo. Antes, dejaba todo y me iba. Ahora todo tengo que pensarlo más y adaptarlo.
-Hablabas de Dios y el destino, ¿vos en qué creés: Dios o el destino?
-Yo creo en todo. Tuve la suerte de viajar a tantas partes del mundo y de observar tanto de tantas culturas que, si bien soy católico bautizado, también siento que soy musulmán o judío. Cada vez que viajo, conozco algo nuevo de una religión y de una cultura, y qué piensa sobre la muerte, el nacimiento, o la reencarnación. No me quedé jamás con una sola teoría. Es como que creo en todas.
-En definitiva creés en algo superior...
-Sí, creo que en algo superior. Dios, Alá o cómo se llame.
-Si pensamos en el catolicismo, es muy rígido a la hora de posicionarse sobre la paternidad. En este sentido, vos decidiste romper con ciertos mandamientos.
-Tuve la oportunidad de ir al Vaticano y encontrarme con el Papa. Le dije: "Voy a ser papá soltero y estoy muy nervioso por eso".
-¿Qué te respondió Francisco?
-Me dijo: "Tranquilizate, lo importante es el amor que vos le vas a dar a ese chico y el amor que el chico te va a dar a vos". En cierto modo me sonó, también, a una definición, porque el Papa ya sabía que yo iba y lo iba a saludar. Así que era importante lo que él tenía preparado para decirme. Además, me dijo: "No importa si sos padre soltero o no".
-¿Te reconoció enseguida?
-Sí. Me vio y se acercó. Me pareció muy copado, irradia muy buena energía.
Mirko tiene grandes parecidos con su abuelo paterno ya fallecido. "Estaría loco con el primer nieto", se emociona el animador ante el recuerdo.
-¿Te ves reflejado en tu padre?
-Mi papá era de prestarme mucha atención y jugar conmigo. Yo soy igual: le canto, le juego. Mirko tiene muy buen humor, cualquier cosa que se le dice lo hace explotar en risas.
-¿Cómo te imaginás el futuro junto a Mirko?
-Estoy seguro que no lo voy a malcriar. No quiero que tenga todo servido porque al papá le fue bien. Mis viejos me inculcaron que todo hay que ganárselo. Recuerdo que si me quería comprar un casete de Los Parchís, entonces me hacían cortar el pasto o hacer algo en la casa. El esfuerzo es importante. No quiero que Mirko se transforme en un inútil. Deseo que sepa que para obtener algo hay que esforzarse. Tengo la posibilidad de darle de todo, pero quiero que se lo gane también. Conozco gente que no sabe hacer nada por culpa de una educación con todo servido.
-¿Hay miedos?
-Si, obviamente. Antes no los tenía y ahora sí. Ya no duermo como antes. Antes dormía 11 horas y ahora un par de horitas y me sobresalto.
-¿Qué te asusta de este mundo al que llegó Mirko?
-La locura de los atentados que está fuera de nuestro control, las enfermedades, pero no hay que depositar la ficha en lo negativo.
-De hecho, traer un hijo al mundo es colocar una cuota de esperanza sobre la humanidad.
-Sí, y esperar que todo mejore.
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