
Más que amigo, un escuchador
En Japón, oídos profesionales
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TOKIO (EFE).- A pesar del bullicio de los 30 millones de personas que se arremolinan en el área metropolitana de Tokio, la soledad del tokiota va en aumento y ha hecho surgir una nueva profesión: la de escuchador, alguien dispuesto a oír lo que otro tiene que decir.
Cada día son más las personas que se detienen en las esquinas en las que suelen sentarse los escuchadores para abrirles su corazón y contarles esos problemas que oprimen el pecho y son difíciles de relatar a conocidos.
Te escucho, reza, por ejemplo, el cartel que muestra Van Damme Hirakata, (en verdad, sólo un seudónimo), en la plaza del barrio tokiota de Shibuya. Sin embargo, Hirakata, de 29 años, no se gana la vida con este trabajo que él mismo ha bautizado como escuchador: lo hace gratis, y ya le ha permitido poner sus oídos a disposición de más de 12.000 personas, a un ritmo de cien por semana.
Hirakata es en realidad un profesor particular que quiso alcanzar el éxito como actor cómico. Gracias a ese trabajo de actor, Hirakata encontró un día su nueva profesión: hace ya tres años, al mirar al público desde el escenario se dio cuenta de que muchos espectadores parecían preferir ser escuchados a oír sus ocurrencias.
Según el escuchador, hombres de negocio, pequeños empresarios, profesores, pastores, monjes budistas y hasta psicólogas han ido a hablar con él de distintos temas, a pesar de no poseer ninguna certificación académica que le acredite como psicoterapeuta.
"No soy psicólogo, pero creo que hay cosas que una persona como yo puede hacer mejor", dice Hirakata.
Según la socióloga Yuko Kawanishi, una característica de los japoneses es que dudan en contarle sus problemas al prójimo para evitar molestias. "Por eso facilita su vida contarle cosas al escuchador, ya que éste no tiene vínculo alguno con su vida privada", comenta la experta.




