
1 minuto de lectura'
Qué mejor que contemplar al descarriado para elegir el buen camino. Qué mejor que atestiguar la pena ajena para prevenir el propio quebranto. Qué mejor ver Racing - San Lorenzo para salir corriendo a hacerte socio de Central Ballester. Ver que alguien mete la gamba no sólo es un cago de risa: también es un excelente ejemplo.
Todo esto viene a cuento del apartado que inauguramos hoy, en el que no daremos sesudos consejos sobre lo que hay que hacer para convertirse en el Emmanuel Horvilleur del nuevo milenio, sino todo lo contrario: la cosa es "mirá, este pibe hace esto... si vos conservás algún tipo de esperanza coital, tratá de ir pa´el otro lado". Llamaremos a esta sección "Mejores que Nickelback", porque aunque se trate de bandas capaces de generar desmanes en un jardín maternal, igual siguen siendo mejores que Nickelback.
Sin más preámbulos, los dejamos con una banda anónima de vaya uno a saber dónde, haciendo una versión de "The Final Countdown" que suena como Enrique Pinti afeitando un gato por la fuerza. Y para que vean junto al clip, algunos momentos clave del mismo, a efectos de ser especialmente tenidos en cuenta.
0:01: Niñita a la izquierda demuestra ser más pilla que cualquiera y se toma el palo en el primer acorde.
0:29: El cantante demuestra que tiene un sólido futuro en la escena indie argentina. Tu fe en la humanidad paga 523 a 1.
1:14: Señor de pantalón rosa aparece a la derecha out of fucking nowhere y revisa con incredulidad el parlante, como diciendo "no, no puede ser, tiene que haber algo mal enchufado".
1:44: Pico de pogo.
2:00: El baterista se convierte en el primer músico del mundo en sufrir un ACV sobre el escenario y seguir tocando.
2:32: El tecladista pifia el seteo del Casiotone y le sale un sonido sospechosamente parecido a un flato atrompetado.
3:00: El batero se da cuenta de lo que está haciendo, le da vergüenza y empieza a darle a las chapas para rajar lo antes posible.





