A su regreso de España, el músico atravesó el período creativo más fuerte de su carrera y se convirtió en el Salmón
A fines de los 90, tras la implosión de Los Rodríguez después de tres discos fundamentales para el catálogo del rock hispano, la imagen del hombre que componía caminando mutó en la del que componía encerrado. Eran años en los que uno podía llegar de noche al departamento que tenía Andrés Calamaro sobre la calle Pacheco de Melo e irse luego de horas de charla y música con un CD-R grabado en el momento. Un tiempo creativo que se convertiría en leyenda.
Hoy Calamaro dice que no reconoce una forma de componer establecida, que hay 50 maneras distintas de hacer una misma canción y que no tiene diplomas que lo acrediten como letrista, menos como poeta. “Yo no tengo métodos y prefiero tampoco revelar las formas. Confieso que hice trampas alguna vez, que tomé algún verso prestado o que robé demasiada fruta del árbol de canciones. Pero también ahorré canciones y, visto lo visto, fue más seguro que poner la plata en el banco.”
Cuando se le pregunta cómo fue que empezó a escribir, asegura que fue el resultado de un accidente, de algo que podría no haber ocurrido. “No tenía pretensiones de compositor. Ni las tengo ahora. No tengo urgencia por demostrar nada con las canciones. Tampoco pensé nunca que podía ganarme la vida cantando. Soy un baterista no demasiado frustrado, porque mi primer instrumento fue la batería y originalmente me fijaba en Keith Moon como modelo de músico de rock.”
Leé la primera y segunda del especial Andrés Calamaro: Mi vida en 50 canciones.
“Alta suciedad”
'Alta suciedad' 1997
Fui con un ingeniero de grabaciones a un muy buen estudio de Madrid y la grabé tocando todos los instrumentos. Primero la batería, después el bajo y la guitarra armando el motivo principal. Grabé buenas versiones que publicamos como B side. Después fue el emblema del disco de idéntico nombre. La mitad de estas canciones las grabé en forma individual antes de una gira importante de Rodríguez con Sabina y el resto las grabé en un estudio doméstico de 16 pistas, muy bien instalado en el barrio de Malasaña. Grabaron Steve Jordan, Charley Drayton y Eddie Martinez y sumamos un arreglo de bronces que yo propuse.
“Loco”
'Alta suciedad' 1997
Originalmente se pudo haber llamado “Barrio Norte” pero tampoco podría explicar por qué. Me gustaron “Flaca” y “Loco” como emblemas de la pareja normal de la calle, como unos Adán y Eva posibles. La grabación fue extraordinaria: juntamos a Chuck Rainey con Steve Jordan, Hugh McCracken y vientos. También emblemática por ponerles a las cosas su nombre, el porro en este caso. Explica la diferencia entre una canción y una grabación: “Loco” no es una canción, fue una grabación doméstica en mi casa y después fue una extraordinaria grabación en estudio, dirigida por Joe. Debería haberle escrito una segunda estrofa, fui demasiado económico.
“Flaca”
'Alta suciedad' 1997
Es de la misma época que “Loco”, es posible que las haya grabado originalmente en dos días seguidos o la misma semana. En Nueva York grabamos con Charley Drayton que le dio mucho oxígeno invirtiendo la figura del bajo. Allá puse la melodía final que camina sola según ciertas alteraciones en los acordes. Cuartas, novenas, épico o con cierta solemnidad muy oportuna. Tiene una estructura muy original, nada estándar para una canción de esta especie, con algún registro de R&B.
“Media Verónica”
'Alta suciedad' 1997
Esta la hice con un piano y un cuaderno. Letra y música al mismo tiempo. Media Verónica es un lance que hacen los toreros con el capote, es la demostración de plástica y de valor. La Verónica es dejar pasar al toro -con elegancia- y volverlo a citar con otra Verónica. Y la media es el remate con el capote dándole forma de ballet peligroso al cierre. La letra no tiene nada de taurino ni tampoco hace referencia a una muchacha llamada Verónica ni mucho menos a la mitad de una persona. Estaba grabada para una colaboración mía de la serie Red Hot. La volvimos a grabar para Alta suciedad. No fue sencillo encontrar un ritmo porque no corresponde a ningún ritmo conocido por nosotros en aquel momento. También grabamos con un violonchelo. Ahí está todo. Aparentemente es uno de mis mejores textos para canciones.
“Crímenes perfectos”
'Alta suciedad' 1997
Es un experimento, no es una simple canción. Todo el tiempo roza cierta vulgaridad genérica, parece mal escrita desde el primer verso: “Sentiste alguna vez lo que es...” Tiene algo de frase mal redactada, algo disonante. No termino de entender cómo llegó a ser terriblemente popular. Tampoco es que esté buscando la explicación. La “quinta” es la generación. Es una medida de tiempo, de origen. Otra letra escrita en el idioma de los aeropuertos. Puedo llegar a un lupanar o a un palacio y encontrarme personas cantando esta canción.
“El día de la mujer mundial”
'Honestidad brutal' 1999
Supongo que escribí la letra primero, es posible que en la camioneta que me llevaba de gira por la provincia. Y la grabamos en lo que fue la semilla de Honestidad brutal, una semana grabando en un estudio digital de Javier, mi hermano, con él en la batería. Aquellas primeras grabaciones ya suenan muy bien y podrían haber sido un muy buen disco. Sospecho que no queríamos ahorrarnos nueve meses más de grabaciones. Me gusta porque es instrumentalmente poderosa y la letra es buena. Definitivamente me gusta, puedo convivir con esta canción de rock así pasen los años.
“Son las nueve”
'Honestidad brutal' 1999
Una canción que afirma pensar que “son las 3 de la mañana cuando en realidad son las 9” ya dice bastante en la primera frase. Supongo que estábamos curtiendo “una de cal y una de arena”. Acompañado por los últimos sobrevivientes de, por lo menos, una noche interminable. Esa primera imagen es lo que mejor recuerdo, empezar a escribir a las 3 y terminar la frase a las 9 de la mañana. En aquella época la grabación creativa era imparable y teníamos algunos códigos: si grabábamos de noche podíamos corregir; cuando se hacía de día, sólo aceptábamos primeras tomas. La canción esconde todo lo que uno pueda suponer que es el rock como forma de vida extrema. Quizás el público espere que nombre narcotraficantes, muchachas y sustancias. Que sean tácitos. “Son las nueve”, que jamás canté en vivo, podría pertenecer al subgénero de “marginal melódico” o “folk yonqui”.
“Los aviones”
'Honestidad brutal' 1999
Desde donde se ven pasar los aviones es el Hotel Plaza Francia, casi esquina Libertador. Pero es una grabación del estudio de Javier donde ahora es Palermo Hollywood. En el siglo pasado aquel barrio casi ni se llamaba Palermo a secas. Pinta tu aldea: amanece y no hay ni un tabaco. Se acabó todo lo que había. Bien del palo. Supongo que escribí la letra en una gira en aquel verano del 98 y después le agregué acordes y música en el estudio de mi hermano. Coti grabó un bandoneón. Mucha gente se identifica con la letra transparente de esta canción. Me hice de amigos sin conocernos gracias a la sinceridad de “Los aviones”. Otras historias adyacentes me las guardo pero estaba teniendo un lío con un mito erótico de los 80. Tampoco hay que contarlo todo ni mucho menos.
“Paloma”
'Honestidad brutal' 1999
Creo que había escrito esta letra en un viaje de Santa Rosa (La Pampa) a provincia de Buenos Aires. Quizá tenga una métrica folclórica. Además “paloma” es una palabra clave de nuestra música criolla. No puedo negar que haya existido una muchacha del mismo nombre, pero no es que toda la letra está inspirada en Paloma porque aquel fue un encuentro furtivo y fugaz. Llevé las letras al estudio palermitano y grabé esta guitarra primordial. Respetamos la versión original y sumamos algunas guitarras y un órgano en distintas ciudades: Madrid y Manhattan probablemente. No es “Paloma” una canción que se haya escuchado mucho en la radio en aquel momento. Lo que se conoce como “el corte” (es gracioso llamarlo así) fue “Te quiero igual”, que sufrió tanto rechazo por el uso deliberado y casi experimental de rimas que “Paloma” nunca tuvo su oportunidad. Ahora me reclaman más de aquello que tenía Honestidad brutal pero en aquel momento no fue un disco que haya gustado demasiado. Cualquiera se equivoca. Grabarlo fue como ir de corresponsal a una guerra, un campo de batalla permanente, todo excesivo, apenas agónico. Una grabación que, huelga decirlo, abarca la imaginación entera en cuanto a los excesos y anécdotas que salpican y condimentan las cosas.
“Con Abuelo”
'Honestidad brutal' 1999
La idea con Honestidad brutal terminó siendo: ir al estudio, escribir las canciones y grabarlas. Quedarse hasta terminar más canciones. En un momento tuve que prometer a mi manager que llegadas las 100 canciones (sin contar instrumentales ni versiones) parábamos de grabar. Tan así era el descontrol permanente en aquellas sesiones que parecían no terminarse nunca. En un punto escribíamos canciones todos los días y me inspiré para escribir “Con Abuelo”. No recuerdo cómo la grabamos, es probable que yo toque la batería. En algún momento llegaba con varias páginas escritas con letra y nos juntábamos en Circo Beat para grabar. Después vinieron Cachorro y Melingo para agregar instrumentos. Creo que cuando grabamos las pistas básicas de “Con Abuelo” la intenté cantar con la voz totalmente rota y llegó Diego Maradona al estudio. La versión tiene un arreglo de coros bastante sofisticado que vale la pena escuchar.
“No tan Buenos Aires”
'Honestidad brutal' 1999
Eran doce páginas escritas de letra, todas pegadas con cinta y dispuestas sobre el piano para una primera guía. Después completábamos los instrumentos los que estuviéramos allí, Gringui principalmente. Ahora mismo la hubiera recortado un poco, creo que con menos letra estaría muy bien. Aun así la grabación contagia una sensación lisérgica, estimulante. Algo ocurre cuando empieza a sonar. Es un retrato personal de una de mis llegadas a Buenos Aires, donde iba y venía constantemente. Lo abarca todo en el concierto de lo que ocurría a finales del siglo pasado.
“El salmón”
'El salmón' 2000
Esta es de un apart hotel de Suipacha donde me echaron por romper una ventana con un teclado volador. El Cuino estaba en una habitación y yo en otra. Siempre a oscuras. En medio había un salón donde teníamos instalado el estudio doméstico debajo de un ventilador. Escribíamos letra y música al mismo tiempo antes de “tener” la canción. Lo hacíamos y varias veces por día. Aunque aquellos eran días largos. Marcelo trajo esta letra brillante y yo reconsideraba la métrica de la melodía vocal, modificando la importancia de los acordes y repitiendo dos veces la letra de un estribillo que cada vez que aparece cambia de letra. ¡Sofisticado! Fue el emblema del disco que tenía otros posibles títulos pero que la primera canción dé nombre a un álbum tiene algo tanto de anticuado como de clásico. Supongo que habría que confesar que pasábamos varios días sin dormir y que cada uno se retiraba a su ala de aquel apartamento siempre acompañado por buenas amistades del sexo opuesto.
“Tuyo siempre”
'El salmón' 2000
Estaba en donde vivía entonces, en un piso muy amplio en Pacheco de Melo, con dos aparatos de aire acondicionado gigantes. Fundamentalistas. Yo tenía todo dispuesto sobre una mesa rústica. Aunque a veces me trasladaba de habitación, a una habitación en un piso arriba, a un sobrepiso arriba de la cocina o a una mesa más baja en medio del salón, con sillones de terciopelo y un sofá de Churba. Estaba con un distribuidor de estimulantes que me pidió -muy amablemente- que escribiera una melodía francamente popular, algo que se pudiera escuchar en cualquier barrio. Grabé la versión de El salmón, que es la misma melodía pero sobre una especie de reggae japonés más arrastrado. En vivo con Bersuit grabamos la versión definitiva, cinco años después en el Luna Park. Mi frase preferida es la épica “este viaje es mejor hacerlo solo”. La grabó Rosario Flores y adaptó el título al género femenino pero no hacía falta. “Adentro tuyo” no tiene género: todos podemos sembrar o ser sembrados por un recuerdo o una sensación.
“All You Need Is Pop”
'El salmón' 2000
Estaba instalado en la habitación más miserable de la casa, entraba luz y ruido de los colectivos por todos lados. Cuando grabé “All You Need” realmente creí que estaba descubriendo América, la canción lo tenía todo: la impostura vocal, el sonido general, el tempo. Creí que estaba encontrando una brecha muy interesante. Quizás el mismo día haya grabado una o dos más. Cuando grabé “Un poco de diente por diente” (de esta misma serie) pensé que había tocado techo, que más no se podía decir en una canción. Una invitación al asesinato como venganza política criminal. “All You Need Is Iggy Pop” debería ser el título completo. Recuerdo el día, aquella permanente noche que no respetaba los horarios ni las puestas de sol. Fue muy gratificante escribirla, grabarla y escucharla: una operación que consumió media hora en un océano de versos, canciones, grabaciones satánicas y aventuras afines al rock como forma de vida.
“Mi funeral 11”
'El salmón' 2000
Toda una grabación en dos etapas. Al principio grabé yo solo con dos guitarras y un bajo. Escribí la letra y canté lo que se escucha en El salmón; en Madrid le agregamos el arreglo de bronce, el piano y la percusión. La letra es todo un elemento. Quizás alguien considere eso literatura, todo es posible. Aquel día larguísimo escribí doce versiones de “Mi funeral”, todas distintas, diferente el ritmo, la letra, los acordes y la idea. Sinceramente no volví a escuchar el CD con todas las versiones de “Mi funeral”, pero lo tengo ubicado. Supongo que la idea era grabar un disco en una noche. El título estaba claro. No recuerdo el resto de los funerales pero éste es un buen texto más en la línea de Scott Heron que de otras referencias de canciones “dichas”. Es una buena letra, con picardía y conclusiones disparatadas pero profundas. Profunda y orillera al mismo tiempo. Toda una sesión de terapia con funk.
“Expulsado del paraíso”
'El salmón' 2000
Me encanta: un teclado para aficionados exprimido más allá de lo posible. Con muchas horas pero en plan inmediato y urgente, controlando las técnicas de grabación en poquísimos canales pero dominado por las grabaciones. Es de mis preferidas, me gusta el estilo: áspero, experimental, un rap sin flow. Una letra como un laberinto, con verdad y consecuencia. Para entenderla hay que ir y volver muchas veces cruzando el mar y después caminar un desierto en mis zapatos. Sé que estoy aliado del uso de estimulantes y que eso me hace vivir y creer dentro de un universo submarino de grabaciones domésticas y no es lo que la mayor parte de la gente conoce de mí. Para la mayoría hago canciones que gustaron a multitudes pero eso también es una etapa mía posterior a cuestiones de mayor enjundia musical y habiendo abierto mi propio panorama musical y cultural. Esto me gusta realmente. Es el tipo de grabaciones con las que estoy identificado, siento que me representan. Las canciones son un experimento, una forma de desprenderme de lo sofisticado y aportar al repertorio de un grupo o una serie de discos. Las canciones no me importan demasiado, me gustan las grabaciones “ásperas”. Mil veces. Y resisten mejor el paso del tiempo porque tienen una voz que no es perfectamente humana.
“Estadio Azteca”
'El cantante' 2004
Es de las buenas canciones grabadas inmediatamente después de terminar El salmón. La versión original es muy buena, muy completa. El registro de El cantante es totalmente distinto. Es una adaptación de muy buen gusto, con Josele y Javier Limón. La escribimos “al mismo tiempo” con Marcelo. Nos damos una métrica, yo espío la clase de versos que está escribiendo y empiezo a grabar una base completa. Acá ya hay mucha diferencia entre las grabaciones originales, grabadas saturando el portaestudio de voces e instrumentos, con las versiones editadas en discos. Como es complicado reproducir el feel de una grabación doméstica, terminé publicando maquetas y escapando al sistema conservador de producir y grabar. Eso o invitar un productor para que se haga cargo. Parte de una estrategia para sobrevivir a mi propio método destroyer.
“La libertad”
'El cantante' 2004
Lo mismo que “Azteca” pero con Gringui. Creo que había escrito la letra una hora antes de grabarla. Son canciones que se podrían grabar todos los años con un arreglo y un sonido distinto cada vez. La letra es personal y laberíntica pero universal y transferible al pueblo. La audiencia se la apropió. Supongo que me estaba atreviendo con conceptos más pesados, la libertad sin dudas es uno de ellos. Por aquel entonces ya tenía buenas amistades en otros palos bastante distintos al de los músicos de rock, en tanto la libertad era un concepto diferente, tiene otra dimensión cuando tus mejores amigos conocen la cárcel. Este grupo de canciones (creo que son como mil grabaciones) estaba instalado en el olvido cuando fui “adoptado” por Bersuit en Leloir, una aventura que terminó conmigo tocando de vuelta y en el Luna Park. Fue extraño pero satisfactorio escuchar que el público estaba cantando estas canciones. Escritas en la oscuridad ahora estaban iluminadas por el canto colectivo.
“Mi bandera”
'El Palacio de las Flores' 2006
Seguramente de las mejores canciones que grabé en ese y todos los períodos, pertenece al disco nunca editado “22 de agosto” y la eligió Litto Nebbia para incluirla en nuestro álbum El Palacio de las Flores. Creo que hay que grabarla más veces hasta acercarse a una versión perfecta. La versión original era un “wall of sound” grabado en un casete con cuatro canales. La letra es muy bonita. Hay que escucharla hasta aprenderla de memoria, entonces ésta, como todas las canciones, se hacen valer, pueden mostrar lo que tienen. Me gusta realmente, sobre todo la primera grabación llena de ruido que grabé en mi casa mientras se derrumbaba el país en 2001.
“El tilín del corazón”
'El Palacio de las Flores' 2006
Cuando escribí estos temas (“Azteca”, “Mi bandera”, etc.) fueron las mejores canciones de mi vida (y quizá lo sigan siendo). “El tilín del corazón” es una letra importante, muy vital, contemplativa, universal, disparatada, seria. Tendría que ser una de mis canciones más importantes, pero nunca la tocamos en vivo. Si se trata de “El tilín...” entonces sí me interesan las canciones: mucho contenido, buenas sentencias, una cierta sabiduría dinamitera. Al principio lo que quería era reírme un poco del “sonido americano”, grabé una base armónicamente luminosa y después busqué un registro vocal que pudiera completar una grabación acotada por la oferta reducida de un casete y mi teclado barato, pero me inspiré con la letra. Podría ser mi mejor canción pero tampoco existe la versión definitiva. Supongo que los pintores pueden repetir un cuadro con ligeras diferencias hasta encontrar la vox definitiva de la pintura.
“Patas de rana”
'El Palacio de las Flores' 2006
Una letra como un laberinto o una bola de espejos, con juegos de palabras sofisticados y un mensaje marginal luminoso. La primera versión, grabada en casa, fue un evento. Creo que estaba haciendo la mejor música grabada en cuatro canales de casete en el mundo (!). Ahí realmente era yo. Una letra sofisticada que por supuesto habla de aquello que no se tolera, buscando hasta en los rincones un poco de alivio. Se entiende que renuncié a aquella catarata de inspiración, además confieso métodos ilegales para escribir inspirado todo el tiempo. Para aquellos alérgicos a las rimas, “Patas de rana” ofrece una serie de rimas complejas y sofisticadas. Rimando las primeras sílabas de las palabras o la última palabra de un verso con la primera del siguiente. Fue un error pensar que mi punto débil era poder rimar.
“Carnaval de Brasil”
'La lengua popular' 2007
Cachorro me pide que escriba canciones nuevas, que el disco lo necesita. Yo me quedo mudo dos largos minutos y concluimos en usar el estudio como laboratorio de canciones. La siguiente semana escribimos una canción por día. Supongo que buscábamos un paralelo a “Crímenes perfectos”, una power balada con un estribillo épico. Además la letra intenta romper con el mito de que hay que soportar horas bajas para escribir buenas canciones. Es difícil descifrar la inspiración, pero no está relacionada siempre con la tristeza. Yo mismo conozco otras técnicas inconfesables. Decididamente está escrita para romper el mito de las separaciones amortizadas escribiendo canciones. Sentía que el sambenito había sido injusto con Honestidad brutal, que es mucho más que un disco de un hombre solo y separado; también es el salto épico del clavadista mujeriego.
“Manifiesto común”
'Obras incompletas' 2009
Originalmente dura como doce minutos, la versión de Obras incompletas es una edición un poco más corta. Son palabras, sinónimos. Nunca llego a armar ni una sola frase, pero describe la estrategia del miedo, la opresión, la dictadura y las desapariciones, de una forma completamente cruda y literal. Existe gente que cree que conoce mi música pero elegirían un puñado de canciones que para mí no tiene ningún interés. De alguna perversa manera mi curiosidad musical jamás se ve recompensada por un éxito que me permita vivir de la música. Pero tampoco reniego de la impunidad y los privilegios que tengo gracias a la música exitosa. Debería estar conforme de haber hecho estas cosas y con la propia música como testigo. Qué mundo raro, la mayoría de mis críticos nunca escuchan estas canciones, pero la mayor parte del público que me festeja... ¡tampoco!
“La verdad congelada”
'Obras incompletas' 2009
Gran aporte de Félix Redondo que recita un texto propio que quizás hayamos editado en la grabación original que es la única que existe. Una letra con un fuerte contenido político y subterráneo. Y una base musical impresionista interesante. Definitivamente me gustaría ser reconocido por estas grabaciones. Podría ser mi grabación preferida. Supongo que está adelantada a su tiempo. Ahora el jazz de vanguardia tiene estas cosas, atmósferas inspiradas en un relato vocal textual que no corresponde a una melodía ni a una serie de acordes.
“El pasodoble de los amigos ausentes”
'On the Rock' 2010
Es mi gran obra de dos minutos. La primera grabación tiene 15 años. Los días y las noches eran largos. Una letra llena de evocación, como “La libertad”, que no naufraga en la reiteración de imágenes de la canción grande. Cuando la grabamos en los años conocidos como “camboyanos” sentí que había encontrado una síntesis perfecta del rock actitud, jaja. Rock en acordes menores y acelerados.
“Gomontonera”
'On the Rock' 2010
Me gustan mucho el color sónico y la letra: un texto como una bola de espejos que refleja épocas de Argentina, mi generación, reflejos de la infancia. Una perfecta letra para no entender. On the Rock no fue un disco “con suerte”, yo creo que no se supo ver la importancia de letras como ésta: importante o simpática y simbólica. Musicalmente tiene todo lo que merece un rock.
“Cuando no estás”
'Bohemio' 2013
Me pasé una noche entera buscando la vuelta a una canción, ritmo y acordes, melodía y letra, texturas y concepto. A la mañana y cuando pensaba que tanta búsqueda había sido inútil, ya tenía esta canción grabada con teclados principalmente. Además tenía un desarreglo en los programas de la grabación y no podía corregirme el canto. Escuchándola con cierto detenimiento se puede adivinar que “el que no está” soy yo en mis “viajes vampiros” entre Buenos Aires y Madrid. No es lo que parece, algo muy frecuente en la aparente sencillez de las letras de canciones. También es lo que tienen las habladurías: la realidad suele ser lo contrario que aquello que dan a entender los opinadores seriales. Francamente es detestable cuando cualquiera intenta interpretar tus canciones con códigos televisivos, en base a rumores roñosos de una vida personal que se imaginan.
“Plástico fino”
'Bohemio' 2013
Escrita y grabada (al mismo tiempo) en Madrid, literalmente cuando termina la noche y seguimos adelante con el día, sin temor a la luz, abriendo las ventanas con confianza para seguir el tiempo que haga falta. “Plástico fino” es ofrecerle a un día nuevo la mejor cara posible en una situación de reviente fino. Tampoco tiene tanto sentido ser completamente transparente y ponerle palabras a cada cosa, no es la función de una canción ni la acción poética. Quizás sea la cara oscura de “Buen día día” (Miguel Abuelo), por el momento es una letra mucho más modesta, apenas una imagen contra el gran texto poético de Miguel. En España “plástico fino” (como “tacto divino”) se asocia inmediatamente al éxito de Radio Futura: “Veneno en la piel” (que grabé en un disco tributo a RF) pero dentro de las raciones de marginalidad. El plástico fino envuelve cápsulas de tiempo para seguir despiertos. A buen entendedor...
“Rock y juventud”
'Volumen 11' 2016
Javier Corcobado me invitó a participar en su monumental obra “Canción de amor de un día”, un track de 24 horas. Sólo me dio una pista, una indicación: rock y juventud. A partir de lo cual yo podía elegir la velocidad (el tempo), la tonalidad y la letra que se enrosque en estas dos palabras. Hicimos la grabación con Germán (Wiedemer) y el video con Leo Damario, de diez minutos de duración. Para Volumen 11 editamos una versión de álbum. También recortamos el video, que cuenta una historia paralela que surge de nuestras conversaciones con Damario: “Fuerza política y empresas transnacionales contratan sicarios para eliminar músicos de discurso inquietante o incómodo, las ideas propias aplastadas por el pulgar multinacional. En el tiempo presente sólo queda una asesina de aquella estirpe y en el video (película corta) se presenta y la conocemos trabajando”. La asesina a sueldo del rock. La letra es una mezcla de cosas y no se supone que una letra tenga que ser más que eso, no tiene que contar ninguna historia. Pensé en las equivalencias del rock y la juventud con diversas conclusiones. Ella es juventud y yo no. La juventud es una cuestión voluntaria hasta cierto punto; no vamos a renunciar al rock por seguir cumpliendo años, y algo del extraño sacrificio de las celebridades que parecen inmolarse en una parrilla con forma del frente de las pagodas o un Rolls Royce.
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