Barbra Streisand: el insólito pedido de Bob Dylan, su canción con Paul McCartney y el “buen momento” para las canciones de amor
En su nuevo álbum, The Secret of Life: Partners Volume Two, la diva canta a dúo con Dylan, McCartney y James Taylor
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A los 83 años, Barbra Streisand no tendría por qué seguir trabajando. Es millonaria y como artista ha ganado todos los premios posibles. De hecho, fue la primera en alcanzar el estatus de Egot en 1970, a los 28 años, por recibir un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony por sus logros en la televisión, la música, el cine y el teatro. Sin embargo, la cantante, compositora, autora, actriz, guionista, productora y directora de cine no piensa en su retiro y cada tanto sorprende con alguna muestra de sus dones. Como el viernes pasado cuando, a siete años de su último registro en estudio, Walls, lanzó al mundo un nuevo disco, el número 37 de su carrera: The Secret of Life: Partners Volume Two.
Se trata de un álbum de duetos, intergeneracional, con leyendas como Bob Dylan, Paul McCartney y James Taylor, y otras más jóvenes, de reciente fama, como Hozier y Laufey. También incluye un trío con otras dos colegas de voz belting: Mariah Carey y Ariana Grande. La lista es aún más extensa: Sam Smith, Sting, Tim McGraw, Josh Groban y Seal la completan.
Este trabajo es la continuación de Partners, de 2014, en el que cantaba junto a Michael Bublé, Stevie Wonder, Billy Joel, Andrea Bocelli y a su hijo Jason Gould, entre otros.

El título del álbum lo eligió en honor al tema homónimo de James Taylor. “Pensé que su letra era particularmente inspiradora. A medida que pasan los años voy aprendiendo que el secreto de la vida es disfrutar del paso del tiempo. Es un recordatorio de que, a pesar de las noticias diarias que no podemos ignorar, todavía tenemos que detenernos y oler las rosas… y a mí me encantan las rosas”, explicó en una reciente entrevista con Variety, la también cultivadora personal del magnífico rosal de su finca de Malibú.
En cuanto a los temas, asegura que privilegió la música y las letras (en base a un listado que le acercaron los productores Peter Asher y Walter Afanasieff) y recién luego pensó en sus posibles acompañantes. Una vez grabados, no los volvió a escuchar y, asegura tajantemente, no lo hará en el futuro. “Nunca escucho mis canciones después de grabarlas, y si de golpe mi esposo pone la radio y aparece alguna, la apago”, sostuvo recientemente en diálogo con The New York Times.
“Le recé a Dios y se produjo el milagro”
Del inicio de este segundo volumen de duetos recuerda algo que la impresionó muchísimo. “Fue un momento muy poderoso entrar al estudio de grabación y descubrir que mi voz seguía intacta. Le había rezado directamente a Dios, pero no sabía si me concedería ese privilegio”, declaró para The Hollywood Report. “Me asombré de encontrarme con mi voz en forma, fue como un shock. Es que había estado grabando durante seis semanas el audiobook de mi autobiografía (My Name Is Barbra) y había quedado ronca. Además nunca precaliento ni hago escalas. Eso es algo que me aburre. Pero el milagro se produjo y luego sólo se trató de empezar a cantar”, resumió.

En general, las grabaciones de su voz y las de sus compañeros se llevaron a cabo por separado y a la distancia. “Primero se grabó la música y luego mis partes, más tarde se le envió esa pista con mi voz a cada uno de los artistas para que pusieran sus voces”, agrega. La excepción fue Bob Dylan, con quien compartió tres horas de grabación. La cita fue en el estudio que la diva hizo construir en su casa de Malibú, donde hace años graba todos sus discos. Y debió adaptarse a una inusual exigencia del autor de “Blowin´in the Wind”: que no apareciera por allí su esposo, el actor James Brolin (con el que acaba de cumplir 27 años de casados).
Sin embargo, Dylan se arrogó el derecho de asistir a la sesión en compañía de su esposa. Infidencias de lado, lo importante es que Streisand y Dylan concretaron el encuentro artístico postergado por más de 60 años. “En 1970 Bob me envió un ramo de flores con una carta escrita a mano con crayones de diferentes colores y letra infantil. `¿Cantarías conmigo?´, decía. Yo pensé: ¿qué diablos podría cantar con Bob Dylan?”. En ese entonces no le respondió, pero cuando hace poco descubrió que él había escrito para ella el tema “Lay, Lady, Lay” (en 1969) decidió que ya era tiempo de aceptar su invitación. Y de pedirle disculpas, claro. Por eso le permitió elegir el tema que los reuniría en estudio: “The Very Thought of You”, una composición de Ray Noble, de 1934.
Luego de haberlo relatado en su autobiografía de 996 páginas (My Name Is Barbra), publicada el año pasado, Streisand volvió a recordar el singular vínculo que ¿pese a su torpeza y descortesía inicial? la une al cantautor en un diálogo con Billboard. “Lo importante de todo esto es rescatar las emociones que se producen entre dos personas que se conocen desde hace mucho tiempo pero nunca se han encontrado.
“Bob y yo coincidimos en el Greenwich Village neoyorquino de los 60, sólo que yo cantaba en (el nightclub) Bon Soir y él tocaba la guitarra en clubes. Ambos teníamos 19 años y buscábamos nuestro camino”, rememora. ¿Y qué tal resultó, finalmente, el trabajo en conjunto? “Es bien sabido que Bob no acepta indicaciones de nadie. Sin embargo, conmigo fue muy receptivo. De hecho, me pidió que lo dirigiera y a cada rato me preguntaba: ¿tú qué piensas, tú qué quieres? Fue sumamente abierto y entonces todo resulto fácil y sencillo”, reconoció ante The Hollywood Reporter.
Sus duetos con Paul McCartney, Mariah Carey y Ariana Grande
El proceso de grabación con Mariah Carey y Ariana Grande fue bien diferente: “Cada una grabó por su lado y según sus tiempos. Como Ariana es muy joven y poderosa, hizo todo muy rápido. Mariah, en cambio, quiso tomarse su tiempo y así lo hizo. Su proceso consistió en intentarlo un día y volver a probar al siguiente. Aunque soy la más grande de las tres, lo mío estuvo en un punto intermedio entre ambas”, reveló ante The Hollywood Reporter.
Con Paul McCartney tampoco grabaron a un mismo tiempo, pero sí se encontraron previamente para ponerse de acuerdo en algunos puntos sobre el tema elegido: “My Valentine”, una composición propia de McCartney (dedicada a su tercera esposa, Nancy Shevell). El primero que habló del meeting fue el Beatle y sus palabras hicieron suponer lo peor. “Viví un momento de terror”, dijo escuetamente. Fue Streisand, en declaraciones a The Hollywood Reporter, quien aclaró el asunto. “Él no había cantado el tema en mucho tiempo y no se lo acordaba del todo. Yo, en cambio, me lo había aprendido muy bien para impresionarlo. Y me parece que lo terminé intimidando. Eso fue todo. Él realmente es un dulce, siempre lo fue. Aún recuerdo cuando lo conocí a finales de los 60, cuando fui a Londres a hacer la comedia musical Funny Girl y él, muy amablemente, me invitó a su casa, junto con su primera mujer, Linda. Luego, en uno de mis primeros álbumes grabé su tema ‘With a Little Help from My Friends’”.
Aunque en la mayoría de los casos se trata de cantantes de peso, Streisand tuvo la última palabra a lo largo del disco entero. “Yo tuve que aprobar todo, así he trabajado desde un principio (cuando en 1963 logró que CBS le concediera el control creativo de su primer disco) y así lo haré hasta el último día”, se jacta. En general, todos los temas de The Secret of Life: Partners Volume Two son baladas sobre relaciones afectivas, algunas con finales felices y otras no tanto, como “To Lose You Again”, que interpreta junto a Sam Smith. “Se trata sin dudas de una canción muy triste y a la vez muy hermosa, sobre el final de una pareja; en la que un integrante propone volver a intentarlo y el otro se niega porque le resulta imposible. Tuve que ponerme en ese segundo lugar tan incómodo para poder interpretarla. Fue algo muy doloroso pero necesario”, sostuvo.
De un sueño trunco al regreso a los charts
Según Streisand, este álbum es una suerte de compensación. “En realidad, en esta instancia de mi vida, hubiera querido volver al cine como actriz y protagonizar una nueva versión de Gypsy (el musical que ya fue llevado a la pantalla en 1962 con Rosalind Russell en el rol principal), pero el autor se opuso y mi sueño se evaporó”. Fue entonces cuando el productor ejecutivo Jay Landers la convenció para regresar a los estudios de grabación. ”Entendí que el tiempo pasa muy rápido y que es algo muy precioso como para perderlo en lamentos. Así que su idea me pareció genial”.
¿Y qué sigue ahora? Algunos aseguran que se sumaría a la cuarta parte de La familia de la novia (Meet the Parents), la saga cinematográfica protagonizada por Robert De Niro y Ben Stiller, en la que en dos ocasiones encarnó a Roz Focker, una terapista new age y extravagante, madre del novio (Stiller), para la que ya confirmó su participación Ariana Grande en un rol a definir. “Tendrían que pagarme un montón de dinero porque en las ocasiones anteriores me pagaron menos que a otros actores y estoy enojada. Eso fue cuando a las mujeres nos pagaban menos que a los hombres. Pero eso ya fue”, explicó a Variety. No obstante, en su futuro (aunque no tan inmediato) sí existe un proyecto cinematográfico seguro: un documental en varias partes, sobre toda su vida y carrera, que empezó a poner en marcha Frank Marshall.
Entre lo mejor del disco se encuentran los dúos con Bob Dylan (“The Very Thought of You”) y James Taylor (“The Secret of Life”) y, fundamentalmente, su tête-a-tête con Laufey (“Letter to My 13 Year Old Self”, de la propia cantautora islandesa orientada al jazz), una exquisitez que convoca a la emoción, una obra de arte sustentada en dos voces que se complementan a la perfección y en arreglos delicadísimos.
Lamentablemente, el trío con Mariah Carey y Ariana Grande (“One Heart, One Voice”, de Walter Afanasieff, Jay Landers y Charlie Midnight, sobre el empoderamiento femenino) no está a la altura de las expectativas, sobre todo porque sus voces fueron tan retocadas que cuesta identificarlas. En general, el álbum refleja la intención de Streisand. “Aunque haya muchos descreídos, yo creo que es un buen tiempo para las canciones de amor. Traen sosiego y calidez a un mundo cada vez más regido por la intolerancia y el odio”, concluyó.
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