
Cáceres le devuelve el toque negro al tango
Presentación de "Tango negro, murga porteña". Músicos: Juan Carlos Cáceres (piano, arreglos, voz y dirección musical), Pata Corbani (cajón), Omar Massa (bandoneón), Alejandro Garabat (bombo de murga) y percusión de tambores. El sábado, en la esquina Homero Manzi.
El tango está recuperando su negritud, y Cáceres es uno de los culpables de su renacimiento. El pianista, compositor y arreglador, que reside en París, reconstruyó la historia negra del género y, como un arqueólogo, se dedicó a rastrear sus orígenes hasta llegar a esa onomatopeya africana del tangó (tocar tambor). Esa re-vuelta a la rítmica negra del tambor y sus derivados estilísticos, el candombe y la milonga, más el aditivo de la murga porteña le dieron a Cáceres un sonido distintivo y original.
Su reciente paso por Buenos Aires insufló una nueva energía a una corriente creciente del tango negro, donde aparecen Ariel Prat, Omar Gianmarco, Flavio Cianciarulo, Juan Subirá -de la Bersuit- y Dany Buira, de La Chilinga, como ahijados díscolos que vienen tanto de la murga como del rock, para encauzarse en un sonido que recupera la vitalidad de los tambores.
En su presentación en la esquina Homero Manzi, el músico sentó las bases de ese complejo pero aceitado ensamble musical que fusiona la milonga, el tango canción, la murga, el candombe y hasta la habanera con una formación acústica de bombo murguero, tambores, cajón peruano, piano y bandoneón: un formato musical que en Cáceres suena tan natural como elegante. En un momento del concierto definirá a su banda como una murga de salón, pero no dejará de reivindicar a tradicionales agrupaciones como Los Cometas de Boedo.
Primero hace una pequeña revisión histórica que suena más para turistas despistados, en la que rescata una melodía de 1880; luego recrea una pieza antológica de Rosendo Mendizábal (autor de "El entrerriano"), de 1897, y después salta a lo que llama la evolución del tango moderno, con "Ojos negros", de Vicente Grecco. Pero lo que Cáceres propondrá después es el mestizaje de esa cultura negra desaparecida con el criollo y el inmigrante.
Acentuando el costado afro de los orígenes del tango, el pianista y cantante reelabora un camino rítmico un tanto olvidado en el género que traduce en una nueva cancionística porteña donde con letras más filosas o costumbristas rescata la historia no contada de los esclavos traídos de Africa en "Tango negro", hace énfasis en la crítica social en "Murga cruel", o saca la chapa de rioplatense en "Murga argentina".
Cáceres toca como un cubano y canta como un malevo de voz aguardentosa. Recobra la forma antigua de la habanera en el tema "Camila" y la actitud lunfarda y callejera de los primeros tangos en "Serafín". Así, el músico va delineando la síntesis de su estilo, un puente entre lo afro y la murga porteña, que se avizora en esos nuevos clásicos: "A ver si te animás" o "Tocá tangó".
El pianista, que ya editó tres discos en el país, comienza a ser un visitante ilustre del under tanguero, un referente para la generación actual y un auténtico eslabón perdido del tango negro.
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