Chango Farías Gómez: las obras fundamentales de un irreverente renovador del folclore
Chango Farías Gómez fue uno de los artistas más inquietos de la música popular argentina. Sus invenciones quedaron plasmadas tanto en los discos de juventud, con los Huanca Hua o como director musical del Grupo Vocal Argentino, como en proyectos que lideró a partir de las décadas del ochenta y del noventa, MPA y La Manija, respectivamente. Siempre aportó una manera nueva y distinta de escuchar la música nativa, que probablemente haya tenido su síntesis en su trabajo solista. En discos como Chango sin arreglo (casi como una manera de decirse a sí mismo que otra vez haría de las suyas porque no tenía cura) mostró todas las facetas de su ingenio.
"Siempre tuve que luchar con la dicotomía de si lo que hago es o no folclore. Aceptar el término folclore fue una de las tantas desgracias que nos aconteció como pueblo en el nivel cultural. Siempre me pareció que esa palabra desplazó el concepto de evolución posible en nuestra música", dijo a LA NACION tres años antes de su muerte, ocurrida en 2011. "Todos nuestros problemas históricos de si esto es o no folclore los fui saldando en el plano musical. Así armé los Huanca Hua, que fue la piedra fundacional para que los grupos vocales fueran vistos, con el tiempo, como algo natural dentro del género. En MPA me metí con los códigos modernos que surgen en el mundo y demostré que se puede seguir tocando lo nuestro. Con La Manija mostré la excelencia de lo popular", agregó entonces.
Los Huanca Hua
Cuando le preguntaron por Los Huanca Hua, con la ironía y la sagacidad que lo caracterizaba, Atahualpa Yupanqui quiso saber si querían su opinión de ese grupo en el que uno cantaba y el resto le hacía burla. Con eso se refería al conjunto vocal que usaba la polifonía como herramienta rítmica y onomatopéyica. Como detrás de toda broma hay una verdad, Los Huaca Hua, fundado por integrantes del clan Farías Gomez, donde Chango comenzó a hacer de las suyas, fue un estandarte de innovación en la música vocal, justo en esos años en los que el folclore argentino era un verdadero boom. La década del sesenta representó sus años dorados. Los Huanca Hua grabaron varios discos, Chango fue parte de los primeros, pero su espíritu inquieto luego lo llevó hacia otros rumbos.
El quinteto nació en 1960, formado por Pedro Farías Gómez, Chango Farías Gómez, Hernán Figueroa Reyes, Carlos del Franco Terrero y Guillermo Urien. Con la partida de Figueroa Reyes, en 1963, ingresó Marián Farías Gomez. De ese año es este registro conocido como Volumen 3.
Grupo Vocal Argentino
Los "otros rumbos" que tomó Chango a partir de 1966 fue el Grupo Vocal Argentino, que en la etapa que tuvo a Farías Gómez como director resultó una especie de vuelta de tuerca o sofisticación (no necesariamente en términos de ruptura o innovación) a lo que venía planteando Los Huanca Hua que ya era, sin duda, sofisticado. Tuvo dos etapas, con diferentes formaciones. Primero como quinteto, luego como octeto. La dirigida por Chango fue la primera, hasta 1970; luego sus integrantes continuaron con otro nombre. La formación de octeto, creada por Carlos Marrodán, tomó el nombre del grupo con la aprobación y bendición de Chango. La Misa Criolla, de Ariel Ramírez fue una obra central en el repertorio de raíz folclórica de la década del sesenta. El Grupo Vocal Argentino también aportó su versión.
MPA
El segundo lustro de la década del setenta fue, para Chango, los años del exilio. A su regreso, en 1982, comenzó a idear un espectáculo con su hermana Marián y con el pianista Manolo Juárez, que llamaron Contraflor al resto. Pero su proyecto más ambicioso de esos años fue Músicos Populares Argentinos ( MPA), porque se ponía a tono con la sonoridad de ese tiempo e incluía en temas del cancionero popular la estética que le ofrecían instrumentos como la batería o las guitarras acústicas con efectos. Para ese proyecto reclutó a una camada de muy jóvenes músicos, que estaba alineados con su manera de entender el folclore. Ellos fueron Peteco Carabajal, Rubén "Mono" Izaurralde, Jacinto Piedra y Verónica Condomí. Juntos grabaron dos discos, Nadie más que nadie (1985) y Antes que cante el gallo (1987). El grupo debutó con el espectáculo Nadie mas que nadie, el 5 de julio de 1985. Su primer disco es un registro en vivo de ese recital, donde predominan las composiciones de Peteco Carabajal.
La Manija
Casi diez años después de crear MPA fundó La Manija, un grupo que lo acompañó y que mostró una especie de puesta al día de lo que Chango quería contar y de la manera como quería hacerlo. En general, sus nuevos proyectos fueron la evolución de creaciones anteriores. Si con el Grupo Vocal Argentino continuó el trabajo vocal iniciado con Huanca Hua, tal vez La Manija fue una proyección de MPA, evolucionada hacia otros lenguajes. Con esta formación detrás registró sólo un disco. Sin embargo, le sirvió para mostrar un amplio abanico de posibilidades. Desde los clásicos del folclore, como la "Chacarera de un triste" y "Alfonsina y el mar", hasta rumbas flamencas y un tema que escribió junto su madre, Pocha Barros, y al cordobés Ica Novo.
La Manija la integraron Pablo Giménez (bajo) Cristian Puig (guitarra flamenca), Verónica Condomí (voces), Pablo Mamiaro (guitarra eléctrica), Claudia Romero (voces, guitarra), Eduardo Avena (batería, percusión), Alfonso Fabré (percusión) y Mono Izaurralde (flauta, voces).
Sin arreglo
Hermoso título para un disco que parece insinuar que se trata de una producción que carece de arreglos musicales o que se trata de otra genialidad de este músico que "no tiene arreglo". Así llamó Chango a uno de sus discos en solitario. Lo publicó en 2003, con un sincero toque intimista, pero, también, con el universo sonoro que lo acompañó durante varias décadas. Ya con el primer tema, la "Zamba del grillo", pero en una versión cercana a la bossa nova, daba cuenta de que seguía siendo el mismo. Un disco sin desperdicio, que hasta tiene un registro con Mercedes Sosa, la "Canción del obraje".
Si bien Atahualpa Yupanqui se burló de los Huanca Hua con un comentario socarrón también reconoció el mérito de Chango y de su familia. "M'hijto, lo que pasa es que ustedes, los Farías Gómez, son los únicos capaces de ponerle mostaza al asado y que no pierda el gusto", sentenció Don Ata.