
Daniel Maza, un bajista romántico
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Daniel Maza llegó a Buenos Aires desde Montevideo en 1979; se instaló en Ciudadela, donde comenzó a trabajar como soldador.
El bajo eléctrico quedó en segundo plano durante un tiempo hasta que conoció a unos compatriotas que hacían candombe y se largó a tocar. De a poco el circuito se amplió llevándolos hacia el centro, donde conoció al guitarrista Luis Salinas y su camino tomó un rumbo definitivamente artístico.
El trío de Daniel Maza actuará mañana y pasado mañana, a las 22, en Uno y Medio, Suipacha 1025, donde presentará su primer disco, "Música destilada", junto a Osvaldo Fattoruso en la batería y Abel Rogantini en el piano.
Maza creció en el barrio Del Cerro rodeado de música. Su madre con una "lindísima" voz y sus tíos músicos fueron una influencia determinante. A los nueve años, Papa Noel le trajo su primera guitarra, con la que intentaba, al parecer sin suerte, acompañar los discos de Los Olimareños. "Mi padre me mandó a estudiar, pero dejé al poco tiempo", recuerda el músico.
El bajo llegó como consecuencia de la necesidad que tenía su grupo de un bajista porque "éramos todos guitarristas", dice. Su acercamiento al jazz se produce de manera azarosa: su padre encarga un disco de Nat King Cole cantado y le llega uno anterior, instrumental, donde aparecen junto al pianista, Oscar Moore en guitarra y Red Callender en contrabajo. "Ese disco lo tengo presente todavía", explica.
Sin embargo, el vuelco definitivamente hacia el género lo dio al escuchar un disco de Return to Forever y luego el devastador bajista Jaco Pastorius en una placa de Weather Report. "Hacía tantas cosas que creí que usaba máquinas", añade.
El Papagayo, de Buenos Aires
Una noche comienza a reemplazar sin mucho entusiasmo a un bajista que tocaba con un guitarrista, al que define como tremendo. Era Luis Salinas, corría 1981. "No podía mejorar mucho porque seguía trabajando de soldador hasta la tardecita, hasta que Luis me conminó a que si no le dedicaba todo el tiempo a la música no iba a progresar mucho. Bueno... el día que dejé mi trabajo fui a la noche a El Papagayo, en Anchorena y Córdoba, pero me encontré con que había cerrado. Imaginate", señaló.
Daniel Maza no volvió al soldador y se convirtió al tiempo en el acompañante ideal de Salinas. El bajista tiene un estilo sólido en el ritmo, gusta de los solos melódicos y una distintiva voz cálida y gentil.
El trío hace una música con evidentes mixturas, con una base jazzística en un contexto más de canciones, buena parte de ellas compuestas por Maza, donde deja en evidencia su mundo interior, en el que predomina una veta fuertemente romántica.
A la hora de las definiciones es taxativo: "No estamos detrás de tener un estilo, ése es nuestro estilo, abierto, en donde tienen lugar nuestras emociones", concluyó Maza.





