
El pop boliviano que conquistó a los europeos
David Lemaitre, nacido en La Paz, sorprendió con su primer disco Latitude y lo presenta hoy en la Usina del Arte
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David Lemaitre absorbió de niño la música de Violeta Parra y los discos de Mercedes Sosa que le hacía escuchar su madre chilena. Ella cantaba y le enseñó sus primeros acordes en la guitarra. Su padre boliviano, en cambio, le traspasó su amor por el rock progresivo. Con el tiempo David (34 años) encontró su propio pulso musical en el registro experimental, cancionero y melancólico de artistas como Nick Drake, José González y Nicolás Jaar. Su primer disco Latitude, cantado en inglés y que lanzó hace tres años en Alemania, lo llevó por toda Europa y lo ubicó entre las nuevas revelaciones del pop indie. “Es la primera vez que tocó en esta región del sur. Es una gira que me trajo de vuelta a Bolivia desde hace más de 13 años de la última vez que me fui a vivir a Alemania”, cuenta el artista que hoy, a las 20, se presenta con entrada libre y gratuita en La Usina del Arte.
Lemaitre nació en La Paz y cuando tenía un año sus padres se mudaron a Berlín. “Mi familia siempre se ha movido mucho. Yo nací y me críe en La Paz. De niño, hasta los cinco años viví en Alemania y después volvimos a La Paz hasta terminar el colegio. Cuando me fui de grande a Alemania mi familia buscó otras fronteras. Es muy lindo reconectar con ese ambiente que me vio crecer”, dice ahora que su gira lo trajo de vuelta a su país natal. David vive hace trece años en Alemania, donde fue encontrando su lugar de a poco. Incursionó en el jazz, trabajó en un estudio de grabación y después experimentó con la música electrónica. Hace cuatro años comenzó con el proyecto solista que lo transformó en un cancionista indie de renombre. Su disco Latitude y canciones como Jacques Costeu (que podrían haber musicalizado una película de Wes Anderson) le abrieron el camino de las giras y los festivales europeos. David Lemaitre sorprendió con ese pop paciente con texturas y melodías hipnóticas, que venían de tierras lejanas y que se combinaban exquisitamente con esa atmósfera melancólica y universal de sus canciones.
"Pienso que para un artista es importante soltarse de sus propias raíces para poder volverlas a aceptar de una forma propia. No es nada nuevo que muchos de los artistas argentinos han podido madurar sus ideas afuera en París o viajando. Yo he sido muy afortunado de adquirir nuevas ideas al estar en Europa. Vivo en Berlín hace seis años en una ciudad llena de vida y colores. Entonces en mi música me gusta yuxtaponer esos dos mundos, ese lado del alma que tenemos en las tierras del sur con lo conceptual y la ética de trabajo que he encontrado en Europa.
-¿Cómo fue la sensación de volver a Bolivia?
-Es una sensación muy intensa amigo. Pero creo que la memoria es algo fortuito. Estando en Berlín me resulta difícil imaginarme que todo está pasando paralelamente en Bolivia. Estando en La Paz cuando estás a 3600 metros de altura es tan real que no me parece que ha pasado el tiempo. Siempre me han interesado los viajes y las distancias. Pienso que es el tema principal de mi primer disco Latitude. Ya que pienso que las distancias tienen algo muy irreal. Puedes estar lejos de una persona muchos años y cuando uno se reencuentra es inmediata la conexión. Es como si la distancia no hubiese existido nunca. La música viaja sola sin medio de transporte y me parece muy lindo poner todo eso dentro de una olla que se transforma en música.
-¿Cuál es el viaje musical que te llevó hasta crear esas canciones de Latitude?
-Siempre había una guitarra en mi casa. Tengo una familia mezclada. Mi madre cantaba a Violeta Parra y canciones que grabó Mercedes Sosa. Ella me enseñó las primeras pisadas con canciones folklóricas de Bolivia y Sui Generis, Fue el primer contacto con el idioma español. Mi viejo ponía vinilos de rock. Yo después encontré mi propia música. Cada música que uno descubre en el camino es lo que termina haciendo. Me gusta la música melancólica, intimista. No hago música latina, como se la pensaría a primera vista, porque además canto en inglés para saltar la mayor cantidad de fronteras. Saltar fronteras es lo que más me interesa. Es lo más importante hoy en día. No sólo definirse de por donde viene uno sino hacia donde va uno. Creo en un mundo más cercano. Yo me veo a todos como latinos, como humanos. Hay mucha separación y gente diciendo: Yo soy chileno, yo soy peruano, yo soy boliviano. Crecí en un hogar de padres chilenos y bolivianos, que tienen un conflicto histórico, entonces pienso que ahorita la unidad es lo más importante que hay que buscar en el mundo entero.
-Tu música fue definida como un pop paciente. ¿Te identificas con esa definición?.
-Me gusta esa definición. Pienso que las canciones son como pequeños frasquitos de tiempo. Son como instantes. Algunas, uno, las carga consigo durante años o meses hasta que sale su forma final. Me gusta ver las canciones como lugares, como que cada canción es un mundo donde podés entrar. Soy detallista y hago música con elementos pequeños. En el estudio de Berlín grabo todo y somos un trío pequeño. Me gusta tratar de componer con texturas y paciencia. He sido muy influenciado por artistas como Nick Drake y José González, o músicos como Nicolás Jaar que trabajan con la electrónica y las texturas minimalistas.
-¿Cuánto de tu país natal hay en tu música. Pensás que hay un cliché sobre lo que se produce en Bolivia?
-Pienso que si tú te pones a pensar en cada país vas a tener dos asociaciones muy fuertes sobre lo que es ese lugar. Muchas vienen de una mentalidad central y otras son como un disfraz, que son los clises que le pones a cada persona que viene de Argentina, cada colombiano o cada boliviano, y en realidad, somos muchos más complejos que eso. Pienso que muchos de los artistas más importantes de un país no han sido importantes por ser los más típicos. Uno siempre tiene que estudiar sus raíces y quererlas pero, también es importante, no definirse solo por eso. No me defino solamente como boliviano sino como una persona que te va a recibir sin juzgarte de donde vienes. Me quiero definir como un ser humano.
-¿Y, sin embargo, hay un espíritu boliviano que respira en Latitude?
-Sin duda alguna hay elementos bolivianos en mi música. Lo lindo es que eso está en las manos de la música y no en mis manos. En Europa mi música siempre ha sido clasificada como de un espíritu muy latino. Es o me alegra porque no uso ritmos típicos o folklóricos pero siempre me intereso el ritmo y el detalle en el ritmo. Me gustan los sonidos orgánicos, muy de madera, mezclado con los electrónicos y eso pienso que viene muy de mi tierra, eso es muy latino y muy boliviano también.
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