En el Colón: Coti Sorokin toca sus canciones pop en formato de orquesta por primera vez

"Es la primera vez que voy a pisar el Teatro Colón, así que me propuse hacer un concierto único. Hay que tomárselo de esa manera para el Colón". Coti Sorokin suena con un carácter aplomado. No se lo nota nervioso. La procesión, en todo caso, va por dentro. Empezó a grabar música a los 20 años. Vendió medio millón de discos con su álbum Esta mañana y otros cuentos, editado en 2005. Su hit "Color esperanza" sonó hasta en el Vaticano. Después de grabar seis discos solistas de estudio y dos registros en vivo editados, siente que está preparado para este momento. Hace un mes que está concentrado en este concierto especial. El próximo lunes,Coti Sorokin y Los Brillantes subirán al escenario del Teatro Colón dentro del ciclo LN Cultura para hacer por primera vez un concierto con orquesta de cuerdas.

"Podría haber sido un concierto más con un cuarteto de cuerdas o sumar un violín en algunas canciones, pero eso hubiera sido una pincelada o una careteada. Queríamos que fuera troncalmente único. Ese fue el desafío. Me senté con los chicos de la banda y nos planteamos en trabajar con arreglos especiales para este concierto", dice sentado en la banqueta del piano, que ocupa el centro de su loft preparado como sala de ensayo y estudio de grabación.

Luna Sujatovich, pianista, vocalista y compositora que toca con Coti hace una década, fue la encargada de hacer los arreglos de las canciones para las cuerdas del ensamble Sur del Sur. "Queríamos que sonara menos rockero y que ganaran más las canciones y las baladas. Para mí es un sueño cumplido que suenen mis arreglos en ese lugar. Voy allí desde los 19 años a escuchar música. No es cualquier lugar. El Colón es el Colón", dice la hija del músico Leo Sujatovich, otro colaborador habitual del artista.

Todo la idea musical del concierto salió del núcleo de la banda. Eso lo enorgullece a Coti. "No es que contratamos un arreglador y un director. Entre nosotros estamos haciéndolo. En algunos temas toco el piano y Luna dirige. Los arreglos los planteó ella sobre cosas que se nos fueron ocurriendo y sumamos una orquesta que suena increíble. Queríamos seguir siendo nosotros, sumando a nuestro color el sonido de la orquesta", dice el artista rosarino, con donaire de Tom Petty, que lleva puesta una galera con una pequeña pluma.

El músico cuenta que pasaron muchas ideas por su cabeza para este concierto y recordó otras aventuras de crossover musical. "La primera referencia que tengo de chico, donde la clásica se mete en el pop es con los Beatles. Ellos inventaron todo. A partir de ahí escuché Pet Sounds, de Beach Boys; Almendra con los arreglos de Alchourrón, y La La La del Flaco Spinetta y Fito Páez. Pero, también, me aparecen cosas que escuchaba mi viejo, como los discos de jazz con cuerdas de Chet Baker y Sinatra. Ni hablar del tango. Para la cultura del rockero argentino es algo muy familiar el sonido de la orquesta", dice y se define.

Será la primera vez sobre el escenario del Colón y la segunda en entrar literalmente al templo lírico. "Recuerdo cuando estudiaba música en Humanidades y Artes de Rosario. Para nosotros el Colón era el templo máximo, pero lo más cerca que estuve fue cuando vine a hacer una muestra de alumnos en el foyer del Teatro, donde tocamos junto a músicos de las universidades de Santa Fe, Rosario y La Plata. Siempre tenía pendiente la visita. Nunca pude ir a un concierto. Cuando me enteré de la posibilidad de tocar allí dije: «Bueno, ahora no voy a entrar hasta tocar en el escenario".

Hay un clima de efervescencia y ansiedad en el ambiente. Hoy fue el último día de ensayo con las veinte cuerdas del ensamble Sur del Sur, que lo acompañarán junto a su banda Los Brillantes, integrada por Luna Sujatovich (teclado, voces y arreglos de cuerdas), Matías Damato (bajo), Nicolás Vélez (batería), Nicolás Ottavianelli (teclados), Dizzy Espeche (guitarras) y Brian Figueroa (guitarras). "Veníamos con ensayos por separado y hoy es el primer día que mezclamos todo y estamos muy contentos. Todo sonó como lo imaginábamos. Incluso mejor", dice con una sonrisa de satisfacción.

El ensayo preliminar, antes del concierto del lunes, es con público. Un pequeño grupo de aficionados ganadores de un concurso de radio saca fotos desde el pequeño balcón del loft. Tras el repaso por una larga lista de temas -con hits como "Antes que ver el sol", "Profundidad", "Días", "Canción del adiós", "Te quise tanto", "50 horas" y perlitas menos conocidas como "Quiero ser mar" y "París de tu mano"-, los seguidores, todos adolescentes y veinteañeros, se acercan a Coti para rodearlo, como abejas a un panal: le piden autógrafos, se sacan fotos, le piden que salude a la cámara y lo abrazan. "Me animo a decir que el noventa por ciento de la gente que vendrá a mi concierto será la primera vez que entrará en el Colón -arriesga el músico-. Eso me parece muy bonito e importante. Agradezco que me hayan abierto ese lugar -que a la vez es de todos nosotros- y que nuestro público vaya y lo disfrute".

-¿Qué significado tiene para vos que tus canciones suenen en el Colón?

-Es una locura. Me lo tomo con responsabilidad y alegría. Creo que la música popular tiene que tener su lugar periódicamente en el Colón. Me parece maravilloso que sea el templo lírico por excelencia, pero también es lindo que reciba a los músicos populares y seamos capaces de vivir una fiesta en el Colón.