
Orellano, de la TV al jazz sin escalas
Los viernes brinda un simpático show
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La voz del estadio de Boca Juniors y del programa televisivo "Intrusos" canta jazz. En medio del auge que tiene el género en la ciudad, una cara y la voz de Claudio Orellano se lanza cada viernes, pasada la medianoche, a interpretar un puñado de reconocibles standards.
En el Teatro Bar Tuñón el ambiente está matizado por la voz de Billie Holliday; poco antes, un dúo de piano y percusión le había puesto calor a la noche. En el subsuelo, un grupo prueba sonido y la reconocible voz de Orellano llega lejana al restaurante.
"Cover my soul" se llama su show; una suerte de camino musical, con mucho de docencia, de parte del locutor profesional, en el que recorre clásicos del jazz y pone su natural calidez y emoción.
La selección es muy adecuada para el carácter casi informal de estos trasnochados encuentros. Temas reconocibles que generan una rápida adhesión en un público que tiene mucho de fuerza propia; gente de la TV y de la radio acompaña esta curiosa propuesta y los saludos desde arriba del escenario son moneda corriente y hablan del afecto ganado por Orellano.
Saludos aquí y allá, y comienza a capella el conocido "I´ve Got You Under my Skin". Su estilo es muy personal, pues casi no frasea, más bien recita, con cortes muy marcados adornados por pronunciadas aspiraciones que le dan dramatismo a esta cálida balada.
Antes de cada tema, Orellano se toma el trabajo de comentar datos del compositor y las peripecias de su vida. Así habló de Cole Porter, de George e Ira Gershwin, de Jobim y de algunos otros.
El locutor está acompañado por Rubén Casas y Nicolás Posse en guitarras, Ignacio Borsato en teclados, Pablo Dejdian en bajo y Martín Calzetta en batería. El grupo suena correcto, aunque las influencias de los músicos muestran un costado más rockero de lo que exige el repertorio.
"Este es para vos, Alicia", dice Orellano en el primer puente del famoso "El amor está aquí esta noche" , de los hermanos Gershwin. Vendrán luego "Corcovado", mitad en inglés, mitad en portugués, y "Somewhere Over the Rainbow", cantados de manera enfática y quebrada, que repite ese modo de recitado.
Orellano evidencia una faceta naturalmente investigadora. En una pausa lee el poema "Jazz Band", de Leopoldo Marechal, en el que el escritor utiliza los sonidos de algunos instrumentos, como el trombón y el saxofón, para recrear los climas de esa música.
Avanzado el show, volverá sobre este espacio literario. Esta vez rescata un trabajo de González Tuñón (el bar lleva ese nombre por este contestatario literato) en el que relata una historia mechada por comentarios como "el jazz romperá sus platillos sobre tu peluda cabeza" y "puedo decir algo sobre la angustia: soy feliz", para cerrar con una frase de tremenda fuerza: "No hay reloj, el jazz es el corazón del tiempo".
Y sigue la música. Vendrán temas de los Beatles, como "Something" (levemente inclinado hacia la bossa nova), y una versión de "Summertime", en la que al final olvida que es él, el cantante y exclama: "Fuerte ese aplauso".
Como invitado sube el jaranero Pipo Cipolatti, que interpretó con Orellano una ágil versión de "Route 66", en la que hizo con su guitarra una segunda voz, en contrapunto.
Un show cálido en el que ni el jazz ni el cantante fueron los protagonistas. Ese lugar lo ocupó la amistad.



