Peter Hook: "Los 80 fueron muy destructivos, perdimos mucha gente y muchos jugadores"
Peter Hook se hace esperar un ratito. Está agotado, llegó la noche anterior a Buenos Aires después de una seguidilla que, en cinco días, lo hizo viajar a de Manchester a Atlanta y de ahí a Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara. La amenaza de mal humor y falta de predisposición es inminente. Pero no sucede. El bajista que fue parte de dos bandas fundamentales de la historia del rock, Joy Division y New Order, y que atravesó recorridos punk, post-punk, new romantic, acid house y la escena conocida como madchester, aparece con lentes de sol y bermudas camufladas, prolijo y con un esbozo de sonrisa.
Necesita un café. Es casi el mediodía del lunes y lo espera otra maratón: hoy tiene prueba de sonido en la que hará, completos, los discos que tocará este martes a la noche en Vorterix, junto a su banda The Light: Technique y Republic, quinto y sexto álbum de New Order.
Hook rememora la génesis de los conciertos que marcaron su vuelta y que lo inspiraron a repasar uno a uno los álbumes de sus dos bandas. Corría el año 2010 y empezó con Unknown Pleasures, de Joy Division. ¨Que yo tocara enojó mucho a los otros miembros, aunque ellos venían tocando también nuestros temas. Haz lo que yo digo, mas no lo que yo hago, ¿no?. Por eso, dije «púdranse». Tuvimos un desacuerdo inmediato¨, cuenta Hook. Y sigue, sobre "los otros miembros del grupo" (Bernard Sumner y Stephen Morris): "Nuestra relación empeoró cada vez más desde entonces pero no estoy solo, y celebro nuestro trabajo. New Order se formó en circunstancias muy tristes que todos conocemos. Y ahora tengo la oportunidad de volver sobre temas que habíamos ignorado. Y me propuse tocar todo: los temas poco populares, los difíciles, los que no me gustan y los que sí¨.
Retrocedamos y ampliemos. Es cierto:
1) Que no está solo: en la banda que lo acompaña, el bajista es su hijo Jack Bates, también convocado este año por Smashing Pumpkins. "Mi hijo empezó a tocar a los 14 y tiene 29. Es muy bueno y muy apasionado. Me dio fuerza para seguir. Toca más estilos que yo. ¿Cómo nos llevamos? Nos peleamos todo el tiempo. ¿Tenés hijos? Imaginate".
2) Que fue triste el origen de New Order: sucedió después del suicidio del cantante de Joy Division, Ian Curtis. "Pagamos un precio muy alto para entretener a una ciudad por 16 años".
3) Que el repaso es extensivo y puede ser difícil: "Para nosotros y para el público. Pero la dificultad lo vuelve más artístico. Es lo opuesto a lo que hace hoy New Order, un show común y corriente".
4) Que volver sobre temas viejos después de décadas lo entusiasma, como le sucede con el legado de Joy Division: "Es como si tu mamá hubiera escondido tus juguetes favoritos por 30 años y te los diera. ¡No sabés por dónde empezar!".
Peter vuelve y revuelve el pasado y el presente de sus ex compañeros. Primero, para proclamarse el fan número uno de Joy Division: "Vendríamos Ian y, después, yo. Y después, Bernard y Stephen, espero, y el resto de los miles de fans en el mundo". Y, luego, para señalar que el New Order actual toca gran parte de las veces antes o después de él en las mismas ciudades, aunque asegura que es siempre su banda la que realiza los acuerdos primero. Sospecha que no es casualidad. De hecho, Bernard y Cía vuelven a Buenos Aires el 23 de noviembre: "Los fans pueden elegir. O nos pueden ver a ambos", se ríe. Lo cierto es que la batalla legal terminó pero también la relación. "No había necesidad de hacer lo que hicieron cuando el grupo se reformó. Podían haberme llamado. Terminó convirtiéndose en algo carísimo, desgastante, una pérdida de tiempo innecesaria. En algo triste, todavía hoy", explica. Y recuerda que Andy Rourke le dijo una vez que la disputa con Morrissey y Johnny Marr fue lo peor que le pasó en la vida. "Me sonaba muy dramático pero es tal cual. Cuando me pasó, me di cuenta exactamente de lo que quería decir. ¡Trabajaron los mismos abogados!¨.
–Se separaron después del concierto en Buenos Aires…
–Pero no tiene nada que ver con Buenos Aires, eh. Fue estrictamente la relación entre Bernard, Stephen y yo. En ese concierto supimos que New Order había terminado. Volvimos a Inglaterra, dejamos de trabajar juntos. Nos gritamos unas cosas pero lo resolvimos. Nos dimos las manos y nos deseamos suerte. Y después cambiaron de opinión… Volvieron a mis espaldas. Todavía lo siento muy crudo. Soy dueño del nombre aún. Ellos tienen una licencia.
–¿Cómo te enteraste de que habían vuelto sin vos?
–Lo supe el día que lo anunciaron. Lo escuché en la radio. Increíble. Y desagradable. Me pregunto qué argumentos usaría Bernard para defender esa decisión si nos cruzáramos. Nunca hablamos. Lo hicieron nuestros abogados.
–¿Qué harías si te cruzás a Bernard por la calle? Viven muy cerca…
–Sí, a menos de un kilómetro. Nunca me lo crucé en años. No sé qué haría. ¿Qué harías vos?
–Lo ignoraría…
–Jaja. ¡Espero ser lo suficientemente hombre como para ignorarlo! Nos deberíamos poder saludar y ahora somos antagonistas. Fue demasiada larga la pelea: siete años. Lo que creamos juntos es grande todavía hoy, y deberíamos poder celebrarlo.
–La biografía de New Order (Substance - Inside New Order) te resultó más álgida que tus dos libros anteriores (The Hacienda y Unknown Pleasures – Inside Joy Division)…
–No habría escrito la biografía de New Order si no me hubieran hecho lo que hicieron. Sólo tenían que llamarme y decirme que iban a usar nuestro nombre, que buscáramos una solución. Y no habría hecho el libro. Pero lo hicieron a mis espaldas. Y eso me enfureció. ¿Sabés qué? Escribir el libro disipó un poco la ira. Los ochenta fueron fantásticos.
–¿Es cierto que Ian se dejó hipnotizar por Bernard?
–Sí. Me quiso hipnotizar a mí y lo mandé a la mierda. No confiaba en él, por obvias razones…Pero creo que la hipnosis existe. De hecho es lo que hacen los rockeros con el público, ¿no? Gente como Robbie Williams o Ed Sheeran se paran frente a miles y miles de personas y tienen un poder impresionante. Ed Sheeran tiene muy buenas canciones. Si alguien me preguntara si soy su fan, le diría que sí.
–¿Qué música escuchás hoy?
–Un montón. Pero lo último que escuché que más me gustó, y esto te va a sorprender, es el disco de Paul McCartney (Egypt Station). Leí una reseña y vi un documental sobre los Beatles, llamado Eight Days a Week, muy recomendable. Y le di una chance al disco. Me llevé la sorpresa de mi vida. Nunca me había interesado por McCartney. Yo era un fan de los Stones. También me gusta Baxter Dury, el hijo de Ian Dury.
–Fuiste interpretado por Ralf Little en la película 24 Hours Party People y por Joe Anderson en Control. ¿Quién te gustaría que hiciera de vos en una próxima oportunidad?
–¡Brad Pitt! O Gerard Butler (de 300). Los rockeros queremos ser estrellas de cine y los actores quieren ser estrellas de rock…
–Pasaste unos años en Jamaica, de chico. ¿Cómo te influyó?
–Viví ahí desde los seis hasta los diez años. Me acuerdo mucho. No tuvo consecuencias musicales, obviamente. Pero ir de Inglaterra a Jamaica y después volver resultó en dos cambios muy drásticos en mi infancia.
–¿Cómo es vivir la mitad de tu tiempo en Mallorca?
–Compré un departamento en el 2000. Y paso entre tres y seis meses ahí. Debería hablar más español, pero hablo poco. Amo la cultura española y la gente española. Espero mudarme definitivamente ahí.
–Eras amigo de Happy Mondays…
–Y todavía lo soy.
–Dijiste que esa amistad fue suficiente para matarte…
–Jaja. Esos años fueron muy hedonistas. Fuimos¨el cordero para el crimen¨, desde el punto de vista de la droga. Fue muy destructivo y perdimos mucha gente y muchos jugadores.
(Y se señala la cabeza).
*Hoy toca Peter Hook & The Light en Teatro Vorterix a las 20.
*El 8 de diciembre Peter Hook remata públicamente los recuerdos de Joy Division, la memorabilia completa que conserva hasta entonces.
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