
Tango con acento cordobés
Charla con el guitarrista, compositor y orquestador
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Despúes de un buen rato de charla con Hernán Reinaudo -33 años, cordobés, guitarrista, arreglador y compositor- se puede suponer que el tango está en todos lados pero atiende acá, en la capital, entre otras cuestiones a las que hará referencia este músico.
Tal vez esta conclusión no sea un paradigma ni la posición que tome el guitarrista sino la experiencia que tuvo quien hoy transita con naturalidad por los caminos tangueros. Acompaña a varios cantantes, está terminando un disco junto a su colega Ariel Argañaraz y llama la atención con los arreglos para discos de cantores como Alfredo Piro. Sale del molde.
"Me vine hace 7 años. Esta ciudad siempre me gustó. Mi viejo era viajante y a veces me traía para acá -dice-. Cuando fui creciendo me iba metiendo con el tango, con Marechal y Roberto Arlt, y a esto hay que sumarle las posibilidades de trabajo".
¿Venir para trabajar en el mundillo tanguero? Si bien Reinaudo padre no era músico profesional, le gustaba tocar la guitarra y tenía de amigos a gente como el fronterizo Gerardo López y el bandoneonista Rubén Juárez. "Siempre había peña en casa."
De todos modos, Hernán arrancó por el lado de la guitarra eléctrica. "Me gustaba el rock aunque había algo ahí que no me cerraba. Me gusta pero lo siento como algo medio prestado. Tenía que asumir una postura poco natural. A los 18 el tango me empezó a llamar un poco más la atención. Si bien toqué en grupos de jazz, de flamenco, y hasta en Chévere, de cuarteto (porque la guitarra está muy metida en todas las músicas) para mí en el tango cerró todo muy bien. Ya tenía una formación académica de conservatorio pero sabía que había otra cosa que estaba en la música popular. Acompañando cantantes se aprende mucho. Eso fue lo que vine a hacer al principio."
En Córdoba ya había acompañado a Héctor de Rosas. Y una vez instalado en Buenos Aires conoció a otros: Javier Cardenal Domínguez, Alfredo Piro, Ariel Ardit. Luego participó en el grupo de guitarras y cantor 34 Puñaladas, del que se abrió hace pocos meses para seguir trabajando en proyectos propios como el disco que va a publicar con Ariel Argañaraz.
-¿Cómo va eso?
-Empezamos acompañando a alguna gente hasta que pensamos en un disco nuestro. Doce canciones: tres mías, el resto son tangos como "A don Agustín Bardi", "El Marne", "Corralera", "Decarísimo", "Sueño de juventud" mezclado con "Very early", de Bill Evans. También vamos a tener invitados como Franco Luciani. Es un disco en un ochenta por ciento de guitarras.
-Porque fuiste más allá de la guitarra en el trabajo tanguero.
-Sí. Hace poco terminé arreglos para sexteto donde no hay guitarra, que están en el disco de Fabián Rodriguez, Alas de tango . Siempre uno tiene una mirada distinta y toda la generación nueva que hace tango, si bien tuvo que aprenderlo, también lo hace desde otra mirada.
-¿De qué se trata esa mirada? ¿Es determinante en el resultado?
-Yo empecé a tocar a los 18 o 19. Eso significa que ya había escuchado otras cosas. Si hubiera nacido escuchando tango, y sólo hubiera escuchado eso, habría cosas que no podría hacer. Pero creo que uno tiene que aprender bien el tango para poder hacer otras cosas. Es un género que tuvo un corte de 20 o 30 años. Fue devastado. Por eso primero hay que aprenderlo. Y no es casual que esa vuelta al tango se haya dado en los noventa, década en la que no sabíamos qué éramos. Era como un gran circo en lo cultural, en lo político, con una sensación de soledad. En un punto había quedado la sensación de que el tango fue cosa de viejos y de fascistas, cuando era todo lo contrario. Que se empezara a hacer tango me pareció genial. Fijate que en esa década se crearon varios grupos y orquestas.
-¿Cómo es ahora?
-El gran tema ahora es lo compositivo. Por eso creo que se tienen que hacer muchas cosas. Después, todo se va a ir depurando. Es demasiada presión cuando aparecen las comparaciones con otras generaciones. Y en cuanto a las fusiones, hay cosas que son muy híbridas. Hay música electrónica con aires de tango pero no "tango electrónico". ¿Si armo una base electrónica y sampleo la voz de Camarón de la Isla estaría haciendo "flamenco electrónico"? Me parece que así le voy a estar faltando el respeto al flamenco. Y con esto no digo que hay que quedarse con el miedo, que no haya que probar cosas.
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