Una mirada al futurismo y a Luigi Russolo
El experto Luciano Chessa se presenta en el CETC
El ruido, aunque acompañó desde siempre a la música, tuvo que ser conquistado por ella. Fue una conquista fulminante que sucedió hace cien años, cuando el futurista Luigi Russolo firmó L'arte dei rumori (El arte de los ruidos), manifiesto en el que se proponía reemplazar los sonidos por los ruidos: "La variedad de ruidos es infinita. Si hoy, que tenemos quizá miles de máquinas diversas, podemos distinguir mil ruidos diferentes, mañana, con la multiplicación de nuevas máquinas, podremos distinguir diez, veinte o treinta mil ruidos diferentes, no para imitarlos, sino para combinarlos según nuestra imaginación". Su influencia se sentiría en varias aventuras del siglo XX, de John Cage a la música concreta y el lugar de Russolo persiste entonces indisputable: expandió los límites de los materiales, y con ellos los de la música misma.
Cualquier homenaje a Russolo y al futurismo está expuesto al riesgo de traicionar su espíritu con una pretensión arqueológica. No es lo que propondrá el italiano Luciano Chessa en las actividades que desarrollará en el Centro de Experimentación del Colón. Musicólogo, compositor e intérprete, Chessa presentará hoy, a las 19, un documental realizado en Berlín sobre Russolo y los Intonarumori . Pero lo más interesante llega mañana, a las 20.30: el homenaje ganará un costado más actual, cuando Chessa ejecute sus propias piezas de inspiración futurista escritas de 2003 en adelante.
La ejecución estará punteada por la lectura de poemas de Francesco Changuillo y Filippo Tommaso Marinetti, líder del movimiento futurista; son textos clave de la vanguardia que hablan de electricidad, hierro, máquinas y velocidad, y en los que se cifra también la pretensión de llevar el arte a un grado cero para reinventarlo como florescencia de lo nuevo.
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