
María Gabriela Epumer fue una presencia delicada en los templos rockeros de los años 80 y 90.
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MARÍA GABRIELA EPUMER
Señorita corazón
Pura discreción, aspecto aniñado, huellas en el rostro de sus ancestros indígenas, María Gabriela Epumer fue una presencia delicada en los templos rockeros de los años 80 y 90. En los tiempos de la primavera democrática iluminó esa escena como integrante de Viuda e Hijas de Roque Enroll, cuatro chicas desfachatadas en plan kitsch-pop cuya obra lúdica quedó registrada en tres discos: Viuda e Hijas de Roque Enroll (1984), Ciudad catrúnica (1985) y Vale cuatro (1986). María Gabriela prestó a esa banda su voz delicada, sus destrezas como guitarrista y un espíritu juguetón que debajo del escenario no insinuaba un andar ligero y silencioso. Antes de esa experiencia decisiva para su carrera había formado parte del grupo Rouge; después de ella, en los 90, lideró los grupos Las Chicas y Maleta de Loca (con la ex viuda Claudia Sinesi). En su obra solista, reunida en los álbumes Señorita corazón y Perfume, el humor chirriante cede espacio a la experimentación y a las bases electrónicas, aunque no pierden espacio el tono rockero, los estribillos del formato canción y covers que son una declaración de principios: Spinetta, Melero, García. Fue precisamente Charly quien la invitó a ser parte de su banda, lugar que ocupó hasta su desaparición. La guitarra amable de María Gabriela encontró posibilidades de lucimiento en el universo say no more. Sin embargo, fueron su mansedumbre, su femineidad y su complicidad cariñosa -puro abrigo en medio del torrente garcía- lo que la volvieron irreemplazable. A los 39 años.
CELIA CRUZ
La reina de la salsa
El 16 de julio, a los 78 años, víctima de un tumor cerebral, se extinguió ese auténtico vendaval que fue Celia Cruz. Considerada la mujer más influyente en toda la historia de la música afrocubana. su carrera se extendió a lo largo más de medio siglo: grabó unos 70 álbumes, participó en numerosos films y cosechó infinidad de premios. Se hizo conocida -especialmente en las últimas décadas- por su vitalidad escénica, su personalidad extravertida ("¡Azúcar!"), sus rutinas coreográficas, sus vestidos de colores chillones y sus delirantes pelucas. Fue una fervorosa opositora al gobierno de Cuba, de donde emigró en 1960 para no regresar jamás. En la década del 50 saltó a la fama como cantante de la Sonora Matancera; a partir de los años 70, ya en Nueva York, ingresó en el sello Fania y dio a conocer la salsa a una audiencia internacional, especialmente mediante sus colaboraciones con Tito Puente. Ese itinerario le permitió desarrollar una obra musical tan abarcadora y tempestuosa como ella misma. Su legado resuena más allá del mundo de la música latina.
COMPAY SEGUNDO
Gigante del son
Había dicho que se proponía llegar a la edad de su abuela, que vivió 114 años. No pudo ser. Pero en sus 95 años, Máximo Francisco Repilado Muñoz -conocido artísticamente como Compay Segundo- trabajó con las máximas figuras de la música cubana; entre ellos, Ñico Saquito, Miguel Matamoros y Benny Moré. Junto a Lorenzo Hierrezuelo formó el dúo Los Compadres. Después de varias décadas sin que su trabajo fuera conocido en el exterior, la fama internacional le llegó a los 90, cuando Ry Cooder lo reclutó como figura central del álbum Buena Vista Social Club (1997) y el posterior documental homónimo de Wim Wenders. Cantante, compositor y eximio ejecutante de armónico, instrumento de su propia invención (mezcla de tres y guitarra), Compay fue el último gigante de la música tradicional cubana.
MAURICE GIBB
El hombre en el medio
Fue un pésimo comienzo de año. El 12 de enero, con sólo 53 años, falleció Maurice Gibb, y con su partida se extinguió la química que amalgamaba una de las combinaciones vocales más brillantes en toda la historia de la música pop. Los Bee Gees (el nombre venía de las siglas de Brothers Gibb), integrados por los mellizos Robin y Maurice y su hermano mayor, Barry, se formaron en Australia a fines de los 50, y en las cinco décadas siguientes colocaron hits número 1 en los principales rankings del mundo entero. Durante su carrera vendieron más de 110 millones de discos, ubicándose en el puesto número 5 del ranking de artistas más vendedores de todos los tiempos (luego de Elvis, los Beatles, Michael Jackson y Paul McCartney). Sus canciones fueron interpretadas por artistas que van desde Elvis, Al Green y Janis Joplin hasta The Fugees y Celine Dion, y en los 60 llegaron a competir con los mismísimos Beatles. Pero en los 70, los Bee Gees se transformaron en monarcas de la música disco con el éxito mundial del film Saturday Night Fever, de cuya banda de sonido fueron parte fundamental, triunfo que engrosó su cuenta bancaria pero demoró un reconocimiento que Maurice aguardaba.
JOHNNY CASH
La leyenda delindomable
Fue una de las figuras mayores de la música norteamericana del último siglo, y su espíritu creativo infatigable lo llevó a trabajar en nuevos temas hasta el día de su muerte, ocurrida el 12 de septiembre en Nashville, a los 71 años. Estuvo en el nacimiento del rock & roll -en el sello Sun, junto a Elvis, Roy Orbison y Jerry Lee Lewis-, fue el primero en grabar un álbum en vivo en una prisión, compuso una larga serie de clásicos, se convirtió en una leyenda de la música country, se unió a otros rebeldes del género (Willie Nelson, Kris Kristofferson, Waylon Jennings) en The Highwaymen, y colaboró con una larga lista de admiradores que va desde Bob Dylan hasta Nick Cave y de Joe Strummer a Tom Petty. Finalizó grabando varios álbumes antológicos junto a Rick Rubin (productor de Beastie Boys y Red Hot Chilli Peppers), titulados American Recordings. Allí interpretó, junto a magníficas canciones de su autoría, temas de Danzig, Nine Inch Nails, Nick Cave y Soundgarden, apropiándose de ellas con su estilo único. Cash siempre mantuvo un aire sombrío, casi amenazante. Aun con el físico devastado por una combinación de enfermedades, su dignidad y entereza impresionaban, así como sus modales de gentleman sureño. Nunca habrá otro como el Hombre de Negro.
WARREN ZEVON
Golpeando a laspuertas del Cielo
Surgió a mediados de los 70 entre una serie de cantantes-compositores de la Costa Oeste norteamericana que incluía a Jackson Browne y los Eagles, pero Warren Zevon -que falleció el 7 de septiembre, a los 56 años- no puede ser encasillado en ninguna categoría. En sus creaciones, su formación clásica se unía a letras que rivalizaban con las de los mejores escritores de ficción contemporáneos, dando a su obra un carácter único hasta convertirlo en un artista de culto. Gozó de la idolatría de muchos de sus pares, entre ellos Bob Dylan, Bruce Springsteen, Neil Young, George Clinton, r.e.m., Ry Cooder y Emmylou Harris, todos los cuales colaboraron con él en distintos álbumes. Tenía un sarcástico sentido del humor -negro- que estuvo lejos de abandonarlo cuando supo que padecía un cáncer inoperable; lo prueban los títulos de los tres discos que alcanzó a grabar luego de conocer esa noticia, y que se encuentran entre lo mejor de su obra: Life’ll Kill Ya ("La vida te matará"), My Ride’s Here ("Mi viaje me espera") y The Wind ("El viento"), que incluye una versión de "Knockin’ On Heaven’s Door", el clásico de Bob Dylan popularizado por Guns N’ Roses.




