Graciela Borges: entre la emoción por una nueva distinción, su vínculo con Catherine Deneuve y cómo es su vida hoy
La gran estrella del cine nacional recibe este miércoles el doctorado honoris causa durante la primera jornada del Festival Internacional de Cine de la Universidad de Buenos Aires
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“Es difícil contestar sobre las emociones. Hay una frase que me define: ‘Solo recuerdo la emoción de las cosas’. Más allá o más acá de lo que sea honoris causa, que hayan pensado en mí para este reconocimiento ha sido muy intenso”, sostiene Graciela Borges en el inicio de la charla con LA NACION.
Según la Real Academia Española (RAE), el título de “doctor honoris causa” reconoce méritos especiales. De eso se trata. Este miércoles, la Universidad de Buenos Aires sumará a esta categoría relevante a quien fuera la protagonista de títulos como Crónica de una señora, Los pasajeros del jardín y Pubis angelical, entre tantos otros materiales que enalteció con su trabajo y que conforman ese corpus que la convirtió en una figura clave de la cinematografía nacional.
La entrega del reconocimiento a la actriz se realizará en el marco de la tercera edición del Festival Internacional de Cine de la UBA (FIC.UBA), que, desde hoy, se extenderá hasta el próximo 8 de octubre y cuya iniciativa lleva adelante la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la mencionada casa de estudios.
En la nueva edición del citado festival se podrán ver los films Pobre mariposa (Raúl de la Torre), Viudas (Marcos Carnevale), La ciénaga (Lucrecia Martel) y El dependiente (Leonardo Favio), con proyecciones especiales en las salas del Cine Cosmos y Cine Arte Cacodelphia.
-¿Qué recuerdos tiene de estos títulos tan diversos? ¿Cómo la atravesaron personal y profesionalmente?
-No podría elegir una película en particular, aunque mencionaría una que me tocó el corazón, pero no por ser mejor que otras.
-¿Cuál?
-Recuerdo a Raúl de la Torre y todavía me emociona pensar en el texto de una escritora tan genial como Aída Bortnik, por eso elegiría Pobre mariposa.
El recordado material se estrenó el 8 de mayo de 1986, marcando un punto de inflexión en la trayectoria de Borges. Junto a la actriz, también se destacaron las actuaciones de Lautaro Murúa, Pepe Soriano, Víctor Laplace y Bibi Andersen.
La trama del film, en cuyo libro cinematográfico también participó su director, tiene como eje a Clara Somoloff -interpretada por la actriz-, una famosa locutora que debe desentrañar el asesinato de su padre, un hombre judío nacido en Rusia, destacado por su oficio de periodista. El fin de la Segunda Guerra Mundial y el ingreso de nazis al país contornean la época narrada.

Así como menciona a Raúl de la Torre, Borges también rescata su labor junto a Lucrecia Martel: “Ella y su película La ciénaga son de los acontecimientos más extraordinarios que me han ocurrido en la vida”.
-Lo dice alguien con muchas horas de rodaje encima.
-Filmar con ella, a quien adoro tanto, fue, realmente, una maestría. Me gustó mucho rodar en esos lugares increíbles de Salta y Jujuy, donde hicimos esta película tan difícil y tan bella, donde siempre hay un sobresalto. La vuelvo a ver y, curiosamente, imagino qué puede llegar a suceder, a pesar que la conozco de memoria, pero la magia de Martel sigue ahí intacta, ese clima no lo tiene nadie.
El cine hoy
Con recortes presupuestarios en espacios como el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y, en consecuencia, una producción menor a la habitual, la realidad de la cinematografía argentina hoy se encuentra en estado de tensión. “Queremos que nos dejen filmar, porque sabemos hacerlo. En este país hay gente maravillosa e inteligente”, ruega la estrella, que conoce el medio como nadie.
Aunque se trata de momentos complejos, para Borges tal cuestión no es una novedad: “El panorama del cine lo veo como siempre, está claro que es luchado, nunca fue fácil, es una lucha eterna. Siempre hay que hacer concesiones, pero se debe hacer cine con mucha dignidad, eso es lo que queremos”.

-¿Qué le interesa del cine argentino actual?
-Creo que Belén (film dirigido por Dolores Fonzi) es una bella película; también se estrenó La mujer de la fila (realizado por Benjamín Ávila), que aún no vi.
En esa paleta de colores tan diversos que propone la producción audiovisual, la actriz encuentra la savia desde donde germina ese canon de la multiplicidad: “Están los amigos que tienen tu misma formación intelectual y a quienes, sin embargo, nos les gustan las mismas películas que a vos. Sucede que el cine no es una cosa racional, tiene que ver con los sentimientos, amar o no”.
Seducción
Su voz resuena imperturbable. Voz y rostro. La matriz de una mujer que hizo de la cámara una aliada incondicional. Supo jugar con el lente; lo sedujo como nadie.
Cómo olvidarla en aquellas escenas de Zafra, donde, bajo la dirección de Lucas Demare, su personaje -Damiana- era disputado por dos hombres de estratos sociales muy diferentes. O en el desgarro de Heroína, aquel largometraje realizado por Raúl de la Torre, donde Penny, la criatura a la que le dio vida la actriz padece esquizofrenia.
Kindergarten, con dirección de Jorge Polaco, le trajo algún dolor de cabeza con la censura. Otro tono manejó en El cuento de las comadrejas, donde Juan José Campanella la vistió con las ropas de Mara Ordaz, una celebridad en el crepúsculo de su carrera de actriz.

-Si tuviera que recordar a dos o tres maestros, ¿a quiénes mencionaría? ¿Qué le aportaron?
-He tenido a directores francamente estupendos. Incluso aquellos, a quienes no nombran con una gran jerarquía, me han enseñado algo. En mi corazón están mis preferidos, pero prefiero no nombrarlos.
-¿Se considera la “última diva del cine nacional”? ¿Qué lugar considera que ocupa dentro de la industria?
-No creo mucho en lo del divismo. Creo que es una circunstancia. A alguien que tiene -no digo valores, porque no se trata de valores, sino de cierto aire especial- se le dice diva. No sé si a Catherine Deneuve, a quien he querido mucho, porque hemos sido muy amigas, le haya importado ser la diva del cine francés, es algo que ocurre para los demás, no para uno.
-¿Volvería a filmar o se encuentra “retirada”?
-En realidad, nunca pensé del todo en dejar la actuación. Hubo momentos en los que estuve muy cansada, sobre todo, en las dos últimas películas, donde me planteé parar. El cine hay que hacerlo con alegría, de lo contrario, no se hace.
La actriz evade responder si aceptaría la realización de una biopic que narre su vida personal y su trayectoria artística. Acaso su propio “expertise” podría convertirla en la protagonista de algún tramo de ese material.
En el marco de la presente edición del Festival Internacional de Cine de la UBA (FIC.UBA) también recibirán un reconocimiento el cineasta británico Asif Kapadia -ganador del premio Oscar de la Academia de Hollywood por su film Amy- y el artista plástico y diseñador argentino Juan Gatti, nombre esencial en el cruce entre el cine y las artes visuales, quien fue el autor de los diseños gráficos de numerosas películas de Pedro Almodóvar y colaborador de cineasta como Fernando Trueba, Alex de la Iglesia y Lucrecia Martel.
Este jueves, se producirá el puntapié inicial de FIC.UBA, en una edición que contará con 48 largometrajes y 36 cortometrajes que se podrán ver a lo largo de ocho días de proyecciones y estarán organizados en cuatro competencias simultáneas, la sección Panorama y tres Retrospectivas.
Graciela Borges se entusiasma con el convite, aunque lo suyo no es la exposición masiva. A pesar de su aura estelar, la actriz siempre buscó escudriñarse detrás de sus personajes.
Sin contradicción, en Alquimia, la performance escénica que realiza en gira, despliega un jugoso anecdotario en torno a su vida y los mojones de una trayectoria de casi siete décadas.

-¿Cómo es su vida hoy?
-Son días diferentes. Intento ir al cine y, en distintas plataformas veo films, incluso algunos muy viejos, que aún no había visto y que me resultaron geniales. Además, quiero ver todas las (películas) argentinas que pueda, siempre que me interese el director y la gente que la hace; aunque también las malas películas son una maestría, porque me nutren acerca de lo que quiero y de lo que no quiero.
“Estoy hecho de cine”, solía definirse el realizador y docente José Martínez Suárez. Empáticamente, a Borges bien le cabe la aseveración: “El cine es maravilloso, nos llena de ensueño, es un espejo que nos refleja de tal manera que emociona”.
-Entonces, la vida es cine.
-También leo mucho. Si no leo una o dos horas diarias, siento que mi día está perdido.
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