Johnny Tedesco: "Mientras la voz me dé, voy a seguir grabando y tocando"
"Para mí, esto es como un debut. Nunca hice algo así. Yo soy de la época de los teléfonos negros de línea", dice Johnny Tedesco a LA NACION. Habla de su primer show por streaming, que será este sábado a las 19 "a puro rock and roll y blues" y con entradas a 500 pesos que se pueden conseguir en Tickethoy.com. A los 76 años, este músico que en los 60 fue un gran ídolo popular en la Argentina y hasta hoy sigue grabando discos (acaba de editar el EP Voy a lo simple) también ha debido reacomodarse a las circunstancias y plantear un concierto a distancia como alternativa para presentar su nuevo material.
En todos estos años, Tedesco no se ha despegado sus convicciones musicales: con leves actualizaciones relacionadas con el sonido de cada época y su propia evolución como intérprete, la receta a la que apeló siempre es la del rock and roll clásico, heredero reconocible del que patentó para siempre Elvis Presley a partir de mediados de los años 50, con incursiones cada vez más frecuentes en el blues.
Además de ser una de las figuras más relevantes de El club del clan, programa de novedosa impronta pop para la época en la que estuvo al aire (los '60) y en el que se hicieron conocidos Palito Ortega, Violeta Rivas, Raúl Lavié y Chico Novarro, Tedesco es el autor e intérprete del primer rockabilly grabado en lengua española, el "Rock del Ton Ton", y músicos de diferentes generaciones como Claudio Gabis, Gustavo Cerati y Nekro (Boom Boom Kid) han manifestado su admiración por él alguna vez. Su fama llegó a ser tan grande que solía aparecer por el canal de televisión donde trabajaba con un cachorro de puma que llevaba atado con una correa para espantar a las fans, que se lanzaban sobre su auto apenas llegaba. "A mí no me quedan cosas pendientes -asegura-. Mientras la voz me dé, voy a seguir grabando y tocando. Necesito un canal de expresión. Si me preguntás qué me gustaría hacer en el futuro, te digo no dejar de hacer lo que hice siempre".
-¿Cómo te afectó este presente de encierro obligado?
-Creo que como a todo el mundo, nada muy especial. Tomo todos los recaudos necesarios. No tengo ninguna paranoia, pero me cuido.
-¿Cómo fue evolucionando tu música en todos estos años? Ya llevás sesenta años de carrera...
-No me muevo mucho del concepto inicial: lo mío es el rock and roll. Fui actualizando la composición y el sonido en cada época. En los '80, por ejemplo, usé batería electrónica. También fui sumando más distorsión y efectos en las guitarras y fue cambiando el mensaje de las letras: cuando era joven, las canciones fluían más por el lado del amor, la conquista de una chica... Con los años fui poniendo los pies en la tierra y reflejando más mi vida cotidiana, mi trabajo, lo que observo del mundo que me rodea. Este show por streaming va a tener canciones de todas las épocas: mucho blues y rock and roll hasta llegar a los temas del EP Voy a lo simple. Toco con la banda con la que grabé ese disco: tres guitarras, teclados, bajo, batería. Sonamos muy, pero muy ajustados.
"Suelo andar seducido buscando un camino / Suelo andar distraído con un rock and roll / Y a esta altura ya es el único camino / Y a esta altura ya no lo quiero cambiar / Vivo hipnotizado por una melodía / Vivo gambeteando esa radio tan cool / Y salgo a caminar con la música fuerte / Como lo hacía con mi Valiant en el largo baúl / Voy a lo simple / No hay tiempo para la confusión / A la mañana un café y a la noche un buen vino / Voy a lo simple / Me voy con la guitarra al sillón / Si pongo buenos discos / Todo es mucho mejor". La letra de "Voy a lo simple" es una nueva declaración de principios de este artista de larga trayectoria que admite su gusto por el vintage y sigue teniendo su propio club de fans, inaugurado hace 57 años y todavía vigente. "Yo siento que hice muchísimas cosas: a los 16 años compuse el "Rock del Ton Ton", que en los Estados Unidos y Europa es considerado el primer rockabilly sudamericano. Toqué muchas veces en Estados Unidos, en diferentes países europeos, en México, Colombia, Venezuela y Ecuador, grabé como veinte discos... Y hoy tengo una gran banda y un productor de lujo como Alan Vega. Pero en la Argentina se discute todo y todo es blanco o negro, Boca o River. Tenés que salir campeón todos los años o te crucifican. En el exterior, cualquier artista que llega al disco de Oro es respetadísimo. Acá eso no existe. Es más 'esto ya fue', o 'ahora vengo yo'. Todos nos colgamos títulos. Es muy nuestro todo eso".
-¿Cómo recordás hoy tu paso por El Club del clan?
-Llegué ahí porque vendía muchos discos y el sello que me editaba me lo sugirió. Era un programa con 50 puntos de rating, novedoso, con un poco de candidez y también con la energía de algo que se estaba despertando. A mí me tocó ser punta de lanza del desembarco del rock and roll en la Argentina. Me acuerdo de que había un libretista que escribía todos los diálogos para nosotros, pero cuando se prendía la cámara decíamos la mitad de lo que estaba escrito. Nos gustaba improvisar porque éramos todos muy compinches. Los músicos que estábamos en ese programa nos conocíamos bien y nos divertíamos mucho haciéndolo.
-¿Cómo fueron tu primeros contactos con la música?
-Había mucha música en mi casa. Mi padre cantaba tangos y mi madre, boleros. Y también había uno de esos combinados grandes de madera que para la época tenían un gran sonido donde escuché muchos vinilos. Cuando aparecieron Bill Halley y Elvis me volaron la cabeza. El Elvis de los 50 es como un gato que se escapó de la jaula, un tipo furioso y expresivo que quebró con todo lo que se había visto hasta entonces. Se crió escuchando hillbilly, rockabilly, country & western, blues y góspel. Era una esponja que absorbió todo eso y a partir de ahí creó un estilo propio. Fue muy fuerte para mí escucharlo por primera vez.
¿Escuchás solo blues y rock and roll?
-No, no... Escucho todo tipo de música. Al tango lo adoro por mi viejo y el folclore también me gusta. Sobre todo Los Chalchaleros, aunque algún amigo se enoje [risas]. El tango me encanta porque es algo muy nuestro, parte importante de nuestra identidad. Lo hablamos mucho con Javier Martínez, de Manal, porque el tango está muy relacionado con el blues, por su espíritu, por su cadencia, por la melancolía...
-En los '70 grabaste con Gabis y David Lebón, ¿cómo fue aquella experiencia?
-Fue estupenda, una gran noche en la que grabamos dos temas, "La gata de piel oscura" y "Solo". Lo disfruté como uno de los mejores momentos de mi vida, fue una maravilla.
-¿Qué otro músico del rock argentino te gusta mucho?
-Primero me gustaría aclarar que lo que llamamos "rock argentino" o "rock nacional" nació con la guerra de Malvinas. Antes se hablaba de música beat, o progresiva y "La balsa" no es un rock and roll. Conocí y respeto a todos los músicos de esa movida de fines de los 60: Litto Nebbia, Moris, Tanguito... Pero me parece que se le puso la etiqueta de rock and roll a muchas cosas distintas. En los '80, hasta Marilina Ross estaba dentro de ese paquete, pero al margen de eso, hay muchos músicos que admiro. Me gustan Manal, Vox Dei, Cerati... Y sobre todo Luis Alberto Spinetta. ¿Qué se puede agregar sobre él? Es un artista adorado por gente de todas las edades, un genio total, un creador. Fue el que de verdad encarnó a la contracultura en la Argentina. No se pareció a nadie. Fue genio superlativo.
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