Marisa Andino y Marcelo Velcoff: una predicción y un amor que nació de un choque de autos y dio fruto a tres hijos
La periodista conoció a su pareja, luego de un accidente, que por suerte no fue grave; luego del mismo tomaron un café y no se separaron más
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Estaba triste porque se había separado hacía unos pocos meses. Ese fin de semana había decidido no salir con sus amigas, a pesar de la insistencia de ellas, pero su mamá le predijo: “Si salís hoy, vas a conocer al amor de tu vida”. Marisa Andino le hizo caso y así fue. Sin embargo, ese primer encuentro no fue nada romántico, más bien todo lo contrario. Marisa Andino y Marcelo Velcoff se conocieron chocando. Nada grave, pero debieron parar e intercambiar datos y allí se produjo el flechazo. Era el mes de junio de 1989 y Marisa todavía no era periodista, ni Marcelo cirujano plástico. Apenas estaban empezando sus vidas. El café que compartieron esa noche se repitió muchas otras veces, al año se casaron y con el tiempo tuvieron tres hijos. Hoy su historia de amor lleva 32 años escribiéndose.
“Es verdad, conocí a mi marido chocando. Lo nuestro es de telenovela”, bromeó la conductora de Telenueve al mediodía en Vivo para vos. “Ese día no tenía ganas de salir, pero mi mamá me dijo: ‘Salí nena que tengo el presentimiento que vas a conocer al amor de tu vida. Entonces le hice caso, salí con dos amigas y fuimos a comer porque no tenía ganas de ir a bailar. Tenía 19 años, y estaba con el auto de mi papá (el periodista Ramón Andino), que ya había fallecido. Venía manejando, había un auto al lado, puse el guiño para doblar a la derecha y le pedí a mi amiga que también avisara que iba a doblar. Pero ella no avisó, yo doblé y el otro siguió de largo. Maniobré, pero chocamos. Enseguida me golpearon el vidrio y mi amiga, la de atrás, me dijo: ‘Abrí que está fuerte’. Bajé el vidrio, hablamos sobre el choque, le dije que había puesto el guiño y me respondió: ‘No lo pusiste, pero no importa, vamos a tomar algo y lo arreglamos’. Éramos cinco porque él estaba con un amigo y yo con dos amigas. Estuvimos hasta tarde charlando, ese día. Y cuando me dijo que era de Racing, me acuerdo que pensé: ‘Este es mío’. Cada uno sacó su carnet de Racing. Al otro día me llamó para invitarme a cenar. Toda una vida juntos porque desde ese día no nos separamos más. Durante esa cena nos enamoramos perdidamente. Y al año nos casamos. Mi mamá la pegó, toda una bruijita”, aseguró Andino.
El choque dio mucho para hablar y debatir y, según contó la periodista, cada vez que le preguntan sobre lo que ocurrió ese día siguen “hablando del tema” y echándose “la culpa mutuamente”. Y aclara entre risas en cada nota: “Su versión del choque es que me mandé de una, pero no es así porque puse el guiño. El choque es la eterna discusión. Cuando salimos, Marcelo es quien maneja siempre porque no puede ser acompañante, pero yo manejo re bien”, remarcó.
Esa noche Velcoff sintió que lo atravesaba el mismo flechazo y también lo contó en Vivo por vos: “Nuestras vidas se cruzaron un poco por el destino y otro poco por su impericia para manejar. Formamos una familia hermosa con tres hijos que son nuestro mayor orgullo. Son maravillosos, nuestro mejor logro. Pasamos tristezas, derrotas, alegrías, compartimos proyectos. 32 años parecen mucho, pero han sido nada o casi nada porque el tiempo no es importante cuando la vida es con el otro”.
La pareja se casó al año del accidente y tiene tres hijos: Juan Ignacio, (29;) que es periodista como su mamá, trabaja en IP Noticias y tiene una columna en el noticiero que ella conduce, y hace el programa Alta voz, en la TV Pública; Tomás (27), que es médico como su papá; y Salvador (17), que es el mimado de la familia y que este año termina la escuela secundaria y todavía no decidió qué estudiar.
Andino y Velcoff hacen un programa de radio juntos: “Es como nuestro cable a tierra”. Y la periodista aseguró que estos 32 años compartidos fueron gracias a que intentan comprenderse todos los días. “Nos amamos profundamente. No todo es color de rosas porque no creo en los matrimonios color de rosas, ni tampoco en la familia Ingalls. A veces discutimos y tal vez hemos estado cuatro o cinco días sin hablarnos. Son cosas de la vida cotidiana porque tenemos tres hijos, y hay discusiones”.
Sobre sus hijos, Andino dijo que el más chico “casi es un nieto”. Y detalló: “Marcelo no quería tener otro, pero yo sí y lo engañé. Le dije que me cuidaba y no era cierto (risas). El día que se enteró, saltaba de alegría. Salvador es la luz de sus ojos. Nos revolucionó a todos. Soy una apasionada por mis hijos, por el amor, y por la familia que formamos”.
Ahora la familia se está reacomodando porque Juan Ignacio vive solo desde hace unos años, y Tomás tiene intenciones de independizarse en breve. “Ya tengo el síndrome del nido vacío”, bromeó en una entrevista hace poco tiempo.
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