Mónica Ayos recordó los comienzos de su relación con Diego Olivera: "Nos esquivábamos"
Desde aquel flechazo en 2001, mientras compartían elenco en Matrimonios y algo más, Mónica Ayos y Diego Olivera quedaron prendidos para siempre. De visita en el país, la actriz que está instalada desde hace 10 años en México junto a su familia, se subió a un raid mediático para contar cómo es la vida en el país azteca.
Sentada en el piso de Intrusos, recordó los comienzos de la relación con el actor que en México es una celebridad. "La verdad es que en ese momento tratamos de evitarnos. Tratamos de esquivarnos, porque nadie daba dos pesos por nosotros, y nosotros menos todavía", reconoció, recordando que por eso entonces ella se estaba separando del padre de su hijo, una relación violenta al extremo, y él estaba de novio con la actriz Marisol Otero.
"Éramos muy distintos, yo tenía mucha exposición mediática y él nada que ver. Yo vivía en zapatillas, con el pibe a upa y caía a las grabaciones de Matrimonios y algo más con Fede, que se tiraba en el piso del estudio a hacer la tarea. Era un niño hermoso que le ponías un micrófono y hacia mil cosas, me lo pedían de todos los programas, recuerdo. Y Diego nada que ver", contó y reconoció que el click lo hizo el propio Olivera. "Un día dijo que no le importaban las diferencias, que quería estar conmigo y empezamos a salir. Ahí descubrimos que teníamos bastante en común como, por ejemplo, que habíamos ido a la misma primaria y secundaria".
La actriz recordó la primera vez que los fotógrafos los pescaron infraganti. "La primera foto juntos nos agarraron en el supermercado, yo tenía el pelo rubio, blanco, tipo Susana Giménez y ya salieron a decir que estaba embarazada, que sé yo, tendría panza justo ese día", bromeó Mónica, quien en ese momento era una chica mediática que tenía enfrentamientos con Marixa Balli, Alejandra Pradón y varias vedettes del momento. "Yo tenía todos los quilombos que a ustedes les encantan, pero laburaba mucho. Nunca me gustó tener problemas en el ambiente, hay cosas que las recuerdo como parte del juego, tengo una memoria privilegiada por suerte, así que otras las borré por completo. Hice lo que se me dio la gana, fui feliz, lo sigo siendo. Pero maduré un poco, fui mutando a través del tiempo. Diego no me cambió, fui yo la que logré madurar", aseguró.
La vida en México
Aunque le daba pudor admitirlo, a ambos actores les va muy bien en aquel país y Olivera es toda una celebridad. "Es una actor muy querido, muy prolífico para Televisa, con quienes tiene contrato de exclusividad y por eso no puede dar muchas notas acá. Está en el horario más competitivo del canal, en el prime time y protagoniza muchas de sus novelas. Pero para nosotros es muy difícil decir 'ay no sabés, allá somos....' Y la posta es que Diego llegó para hacer Montecristo, puso a laTV Azteca en un lugar donde nunca había estado y luego Televisa hizo una gran jugada y lo contrató para convertirlo en su figura", explicó y recordó cómo se enteró de que su marido se iba del país.
"En 2006 él se fue, puso un cartel en la heladera que decía 'enseguida vuelvo' y para mí fue una piña en la mandíbula. Veo en el diario la noticia y le digo: ¿Diego, vos te vas a México? Noooo, me contestó, como que había una propuesta pero nada firme. Y a los 15 días, un 9 de julio, firmó su independencia y se fue. Y dejó de ser el marido de Mónica Ayos, como lo tildaban acá y eso estuvo buenísimo para mí porque yo no quería tener un hombre debajo mío. Se independizó de ser 'el marido de'", relató y graciosa contó la anécdota de su desembarco en México: "Era su fotógrafa. Me decían: '¿me podés sacar una foto con él?', y yo pensaba en joda: '¿sabés quién soy yo?' Pero bueno, yo allá hice cuatro novelas y él 400 mil".
Pese a lo duro que fue su decisión y a extrañar su país, la actriz aseguró no arrepentirse: "Yo me fui sin querer irme, pero con la convicción de que me iba a donde estaba mi familia, que todo nos iba a pasar bajo el mismo cielo. Acá me iba muy bien, ganaba premios, trabajaba con los mejores, pero en esa época sólo había un teléfono con el que te mandabas un 'cambio y fuera', ¿cómo se vive así? No me arrepiento, veo a mis hijos felices (Fede es actor y Victoria va a la escuela, acaba de festejar los 15 años), les va genial a los dos. Él tiene los pies sobre la tierra y ella parece de la realeza, no sé a quién salió. En la fiesta de Vicky los veíamos con Diego a los dos bailando, con 1,80 metros que mide cada uno y nos dijimos: 'lo hicimos, ya está'. Queríamos criar a nuestros hijos juntos y lo conseguimos. Estoy orgullosa de los dos y somos muy felices".
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