Ricardo Catena: el reconocido barítono cumplió un siglo de vida dedicado al arte
Como bien lo expresó Antonio Machado en ese famoso poema que después cantó Joan Manuel Serrat, el camino de la vida se hace con las huellas que van dejando cada uno de los pasos dados. Hay algunos como Ricardo Catena, que tienen la fortuna de poder decir que han sido caminantes por más de un siglo, un tiempo largo para acumular vivencias y experiencias que son un privilegio rememorar. Cantante, músico, bailarín, docente y pintor, ha vivido su vida dedicado por completo al arte. Durante 30 temporadas consecutivas estuvo activo como barítono en las producciones del Teatro Colón, fue también maestro de canto de muchas figuras de renombre y alternó su pasión por la música pintando innumerables cuadros en la que fue su otra pasión.
Integrante de una familia premiada por la genética (sus dos hermanas mellizas llegaron también a los 100 años) le traspasó su amor al arte a sus hijos y nietos. Para la entrevista por Zoom (un dato no menor para alguien nacido en 1920 y que ha visto los avances tecnológicos de primera mano) estaba vestido de manera impecable y atento a la pantalla. Las preguntas se las repetía al oído su nieta Florencia, también artista (pianista clásica y cantante de tango) y tenía a su lado como apuntador a su hijo Alberto. Aunque mucha falta no hacía, porque las respondía todas salvo muy pequeños detalles. "Me he cuidado, nunca fui bebedor. Pero no puedo dar receta alguna, nada más que tuve el cuero duro", responde cuando se le pide el secreto.
Se define como una persona hecha en base a la experiencia propia, un autodidacta para las dos disciplinas a las que dedicó su vida. "A los 13 años cantaba tango y allí decidí que quería ser cantante. Lo primero que me hizo cantar el primer maestro que tuve fueron "canzonettas" y allí le agarré el gusto a lo italiano y comencé a incursionar en la ópera. Como la técnica con la que me enseñaron no me convencía decidí que la mejor manera de estudiar era escuchando los discos de los cantantes que me parecían los mejores," explica.
Su carrera profesional la inicia en el Teatro Argentino de La Plata en 1946 para el estreno de Angelique de Jacques Ibert, dirigido por el propio autor. Se presentó en casi todos los teatros del país (Córdoba, Rosario, Mendoza) cuando la actividad lírica era muy intensa y también salió de gira por varios países de América junto al barítono Carlos Galeffi, hasta que en 1951 debutó en la temporada de verano del Teatro Colón. "Los espectáculos se hacían al aire libre, en la Sociedad Rural de Palermo. Allí canté Rigoletto y Barbero de Sevilla. Después en mayo para la temporada oficial y dentro del teatro canté por primera vez el rol de Ckelkalov en Boris Godunov. Lo hice en italiano, pero después también lo canté en ruso," dice.
La lista de compositores de su repertorio es extensa: cantó Puccini, Ibert, Milhaud, De Falla, Verdi, Leoncavallo, Donizetti, Rossini, Menotti, Ginastera, Perusso, Mozart, Mussorgsky, Giordano, Prokofiev, Rimsky Korsakov, Panizza, Strauss, Gounod, Janácek y muchos otros. Fue dirigido por Tullio Serafin, Héctor Panizza, Alberto Erede, Ferruccio Calusio, Ferdinand Leitner, Juan José Castro, Fernando Previtali, Bruno Bartoletti, Oliviero De Fabritiis y Francesco Molinari Pradelli, y trabajó con régisseurs como Otto Erhardt, Tito Capobianco, Ernst Poettgen, Margarethe Wallmann y Onofre Lovero, por nombrar algunos. Y su voz se escuchó junto a la de Tito Schipa, Antonietta Stella, Giuseppe Campora, Nicola Rossi Lemeni, Victoria de los Ángeles, Carlo Bergonzi, Jerome Hines, Ebe Stignani, Giangiacomo Guelfi, Boris Christoff, George London, Birgit Nilsson, Richard Tucker, Raina Kabaivanska, Giuseppe Taddei, Renata Scotto, Montserrat Caballé, Walter Berry, Christa Ludwig, Gabriel Bacquier, Teresa Berganza, José Carreras, Ghena Dimitrova, Matteo Manuguerra, Yevgeni Nesterenko, Nicola Martinucci, Lucia Valentini Terrani, Paolo Montarsolo, Enzo Dara y Nicola Ghiuselev.
Guarda muchos recuerdos y anécdotas de esas más de tres décadas como cantante del Colón y destaca haber sido el barítono que más ha cantado La Boheme en la historia del teatro: 45 veces en nueve temporadas. "Tuve momentos muy buenos, como cuando hice Fausto junto a Boris Christoff. Y también guardo con cariño el abrazo que me dio Ferruccio Calusio, gran maestro del bel canto italiano, para felicitarme por mi interpretación en La Scala di Seta. Es que fui reconocido también por cómo actuaba. Siempre me gustó expresar lo que cantaba. Pero no puedo nombrar todo, fueron muchas veces las que estuve en ese escenario del cual me despedí en 1985, con La forza del destino" afirma.
Para Catena la docencia representó una parte muy importante en su vida y afirma que más allá de la artístico creo vínculos muy cercanos entre la cantidad de alumnos que recibieron sus consejos. La lista es larga: Rubén Juárez, Guillermo Fernández, Argentino Ledesma, Hugo Del Carril, Mercedes Sosa, Luis Filipelli, Andrés Calamaro, Hernán Genovese, Ramón Ayala, los hijos de Mariano Mores, Luis Ordóñez, Tonolec, Adrián Guida, Ricardo Guzmán, Guillermo Galvé, Manuel Sandoval, Edmundo Muni Rivero, Roxana Fontán y Mariana Avena, entre otros. "Les enseñaba a respirar alto y a proyectar espontáneamente la voz, dos cosas que hay que hacer porque el cuerpo entero es el instrumento y a la voz hay que educarla como tal."
A través de la pantalla de la computadora se observa un cuadro, un desnudo femenino lleno de color. Con orgullo contesta que sí, que ese fue pintado por él, así como muchos otros que decoran las paredes de su casa. "Puede decirse que la otra pasión que me acompañó fue la pintura. Algo para la cual tuve siempre mucha facilidad. Cada vez que de chiquito hacía una mi padre las alababa. Sin estudiar nada, empecé haciendo figuras y paisajes. Creo que tengo por ahí algunos cuadros que podríamos calificar de pasables y tuve la satisfacción de haber expuesto en dos muestras que me organizaron. Fue una vida dedicada al arte, en la cual hice muchas cosas y en la que también cometí muchos errores. Admiré mucho a la mujer y fui muy enamoradizo. Pero lo que sí sé es que nací cantante, y bueno o malo voy a morir cantante".
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