Stephen Graham, el actor británico que cautivó a Martin Scorsese, brilló en Peaky Blinders y creó la miniserie de la que todos hablan
A lo largo de su carrera, compuso a mafiosos y hombres de clase trabajadora con igual soltura; qué fue lo que lo motivó a poner en primer plano la problemática adolescente a través de la ficción que es un éxito en Netflix
10 minutos de lectura'

Adolescencia logró algo más impresionante que romper récords de audiencia. Según Netflix, tuvo más de 66 millones de visionados en todo el mundo en apenas 11 días. Pero hay algo más importante que esos números: desde su estreno, todos quieren opinar sobre ella. En las redes sociales hay discusiones sobre temas tan delicados como el bullying, la crianza de los hijos, la masculinidad y el rol de las instituciones educativas, entre otros. La miniserie logró tocar una fibra nerviosa del tejido social contemporáneo. Y el responsable tiene un nombre no demasiado conocido, pero con mucho talento: Stephen Graham.
“Fui para acompañar a un amigo a una audición para un cortometraje de un tal Guy Ritchie”, cuenta Graham sobre sus primeros pasos en la industria del cine. ¿Fue el destino o el azar el que determinó su carrera? Cuando su amigo terminó la prueba para el cortometraje The Hard Case, Guy Ritchie se acercó a Stephen Graham para preguntarle si él seguía. “No, vine solo para acompañarlo a mi amigo”, le respondió al director. Pero Ritchie intuyó que había algo más. Le pidió que igual hiciera una audición. Como Graham es disléxico, preguntó si podía improvisar un poco. Lo hizo.
“Como es de Liverpool, tenía un acento muy marcado de esa región. Pero su acento cockney [dialecto del inglés que se habla en Londres y sus alrededores] era espectacular. Hacer un acento de Londres es casi imposible si no sos de esa ciudad, así que le pedí que lo hiciera de nuevo”. Ritchie había quedado deslumbrado por el talento de este desconocido. “Stevie podía hacer cualquier acento. Decidí ignorar al actor que había venido con él para este trabajo y, en su lugar, contraté a Stevie”.
El trabajo detrás del plano secuencia
Pero no fueron el azar ni la improvisación los que hicieron de Adolescencia un fenómeno mundial. La miniserie está filmada como si fuera todo un plano secuencia. “No hay cortes”, asegura Graham. O, si los hay, están muy bien disimulados.
Aún con el avance tecnológico de las computadoras, el plano secuencia no deja de ser una proeza técnica en el cine y la televisión por la dificultad que supone lograrlo. Desde El tercer hombre hasta El secreto de sus ojos, son muchas las películas que elogiadas por el uso del plano secuencia. Porque es difícil de lograrlo: todo tiene que funcionar como un reloj suizo cuando se encienden las cámaras.
“Para mí es como un equipo de fútbol, donde estamos todos juntos. Es una experiencia colectiva, todos queremos llegar al mismo punto. Pero en este caso no necesitamos improvisar porque practicamos todos juntos durante semanas antes de comenzar el rodaje”, explica Graham en el detrás de escena de la miniserie.
Durante los últimos años, incluso se hicieron películas que, en apariencia, están presentadas como una sola toma ininterrumpida, como las premiadas Birdman y 1917. Hacer un plano secuencia requiere pericia técnica y mucha, mucha, preparación.
“En el episodio 4, por ejemplo, hay un momento donde pasamos del jardín al interior de la casa. La puerta estaba cerrada. Nos dimos cuenta tarde, así que tuvimos que empezar a filmar todo el capítulo de nuevo desde cero. Pero tuvimos pocos incidentes de ese tipo”, cuenta Graham que, además de ser el creador de la miniserie, interpreta a Eddie Miller, el padre de un adolescente acusado de homicidio.
De los incels a los redpilled: el idioma de las redes sociales
Como si fuera poco el mérito técnico, Adolescencia cuenta una historia adulta dirigida a los adultos. Una rareza cada vez menos frecuente en esta época en la proliferan las franquicias aptas para todo público y los estudios huyen de cualquier tema que pueda generar polémica. Son varias las historias que se relatan en las 4 horas que dura Adolescencia, pero todas tienen un punto en común: almas atravesadas por una tragedia, en un mundo que no comprenden del todo.

Para el detective Luke, los códigos que manejan los más jóvenes en las redes sociales son parte un idioma alienígena. A él se le escapa, por ejemplo, qué significa ser “redpilled”: una metáfora que nació a partir de Matrix, la película de ciencia ficción, cuando el protagonista Neo elige aceptar “ver” el mundo real tomando la píldora roja, en una suerte de “despertar” para escapar del relato del falso país de las maravillas. Los más jóvenes, que viven en redes como TikTok, X, Instagram o Reddit, entienden el concepto. Algunos sectores y políticos de derecha, como Elon Musk o Ivanka Trump, lo usaron para hacer campaña política.
El actor de la clase trabajadora que encandiló a Scorsese
Stephen Graham viene de una familia de clase media. Su historia es la de alguien que fue de menos a más gracias al talento. Después de filmar el cortometraje, Guy Ritchie le ofreció un papel secundario en Snatch: cerdos y diamantes. Quien vio la película y quedó impresionado por este joven actor fue Martin Scorsese.
Lo convocó para Pandillas de Nueva York. En uno de los primeros días del rodaje, le dio máximos elogios que puede recibir cualquier actor de parte del director de Buenos muchachos: “Parecés un Joe Pesci británico”. Pero los halagos no terminaron ahí. Después de filmar una escena, Scorsese gritó eufórico: “¡Es Cagney! ¿Es como ver a James Cagney! ¡Es bueno, bueno!”. No fue la última vez que trabajaron juntos.

En El irlandés, Graham interpreta al sindicalista Tony Pro. Apenas 3 escenas y unos minutos en pantalla le bastaron a Graham para dejar una impresión perdurable en una película de más de 3 horas. Tony Pro es un mafioso italiano que le habla a la clase trabajadora, pero su discurso es una farsa. Hay dos cosas que a Graham le salen muy bien: los mafiosos y los personajes de clase media.
Más de una vez admitió que no es una decisión consciente elegir proyectos que tratan sobre la clase trabajadora. “Pero resuenan conmigo”, admitió en 2019. “Porque son las historias que yo veía cuando era chico”.
En la senda de historias reales sobre personas reales está Adolescencia. Owen Cooper interpreta a Jamie Miller, el joven protagonista acusado del asesinato de una compañera del colegio. En el ecosistema escolar, Jamie es un paria. Rechazado por las mujeres, esconde una furia que parece estallar en cualquier momento. ¿Por qué se desencadena la tragedia cuando Jamie parte de un hogar en el que, aparentemente, no le falta nada?
De Snatch a Peaky Blinders: el actor que hace de mafioso
Se podría argumentar que los mafiosos también son seres marginados. Solo que, a diferencia de Jamie, lograron canalizar el rechazo, el resentimiento y la violencia en el crimen organizado. Stephen Graham este año terminó de filmar su parte como uno de los pandilleros en la película de Peaky Blinders, pero en el pasado también interpretó a Al Capone y Baby Face Nelson, en Boardwalk Empire y Enemigos públicos, respectivamente. Como a James Cagney, le salen bien los papeles de mafioso.
“Pero estos no son hombres, son niños” dijo Graham en una entrevista con GQ cuando le preguntaron por qué decidió contar esta historia. “Hubo una seguidilla de casos de chicos que mataron chicas. No es lo mismo que un caso de violencia de pandillas, que también es algo horrible”.
Para Graham, como los personajes adultos de Adolescencia, el mundo de la radicalización online era completamente desconocido. Por eso tuvo que llamar a Jack Thorne, el guionista con el que había trabajado en la serie The Virtues.
Fue Thorne el que introdujo conceptos como “redpilled” o “incels” en Adolescencia. Para toda una generación, esas palabras quizás no tengan mucho peso. Pero para los más jóvenes es distinto. Graham pudo experimentar en carne propia la diferencia generacional cuando sus hijos lo educaron sobre Andrew Tate.
“Debe haber sido porque vi algunos videos de entrenamientos que el algoritmo me empezó a mostrar videos de Andrew Tate. Hasta que mi hija me llamó: ‘Papá, estás viendo a Andrew Tate’. Le respondí que no sabía quién era y me explicó”. Tate es una de las personalidades de las redes sociales que promueve un estilo de vida agresivo contra las mujeres. Para algunos, es el epítome de la “masculinidad tóxica”. Él mismo se describe como un misógino. Y lo hace su bandera.
Los celulares y los influencers, los problemas que inspiraron a Graham
Para Graham, el crecimiento de figuras como Tate es un problema muy real porque su audiencia está compuesta por muchos jóvenes. “Yo más o menos estoy hecho. Tengo 51 años y creo saber un poco quién soy y qué me interesa. ¿Pero qué pasa con un niño de 13 años que quizás no tenga la mejor relación con el padre, o no tenga un rol de vida modélico, y esté tratando de desarrollar su personalidad en esos ambientes?”.
Quizás sea porque Graham creció en un ambiente de clase media y hasta ahora no tuvo el nivel de estrellato de, supongamos, Brad Pitt (uno de los productores de Adolescencia, también trabajaron juntos en Snatch...) que Stephen Graham no está tan desconectado del mundo real como a veces sucede con muchos de sus pares de Hollywood. Quizás esto también explique el éxito de Adolescencia: habla de preocupaciones adultas sobre problemas reales que suceden hoy en día.

“Cuando yo era chico y me peleaba, mi mamá me retaba y me mandaba a dormir. Pero hoy los chicos se van a la cama con el celular, que los cría más que los propios padres en algunos aspectos. Y los teléfonos, en esta época, son muy peligrosos. Existen esos llamados influencers, creo que tienen una responsabilidad enorme”.
Las preocupaciones que expresa Graham son ciertas. No solo los padres están afuera de los idiomas que manejan los chicos en las redes sociales, tampoco tienen modo de controlar o evitar la influencia externa que reciben a través de los teléfonos. Desde usuarios con nombres de fantasía hasta personalidades con nombre y apellido, durante los últimos años muchos radicalizaron (ya sea para izquierda o derecha) sus discursos. En no pocos casos, es una retórica que ampliada por influencers llegan a millones, se convirtió en odio: hacia las minorías, hacia las mujeres o incluso hacia los mismos hombres.

Además de su talento como actor, Stephen Graham muestra inteligencia y olfato como productor. Para filmar Adolescencia, convocó a Philip Barantini, el director de Chernobyl, con quien ya había trabajado en El chef. Ellos decidieron que los actores de la miniserie no debían ser caras conocidas.
“Hitchcock decía que el diálogo solo son frases que recitan los actores mientras sus rostros cuentan la historia. En esta serie eso es real”, explica el cocreador Jack Thorne. La historia que cuenta el rostro de Stephen Graham, sobre todo en una escena en la habitación de su hijo es una muy particular: la de la desesperación y angustia de un padre que no sabe en qué le falló a su familia.
Temas
Otras noticias de Netflix
- 1
Mía Maestro: su amor por las milongas, su amistad con Salma Hayek y la milenaria ceremonia que la lleva a las cárceles
- 2
Viviana Canosa disparó contra Florencia de la V: “La transfóbica es ella”
- 3
Lizy Tagliani se defiende con un particular posteo: “Volvería a vivir mi historia una y mil veces”
- 4
De la llamativa última búsqueda de la mujer de Gene Hackman en Google al paradero final de sus restos