Invitado por Stella Artois, el modelo estuvo presente en el central Court del All England Lawn Tennis para presenciar la final del torneo más antiguo de la historia del tennis
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Los ingleses aman sus tradiciones. El té no es té inglés si no es a las cinco de la tarde, las leyes no se discuten si no es con graciosos peluquines blancos y su monarquía aún vive en palacios en el medio de la ciudad. La cerveza perfectamente tirada para terminar el día en el pub. Su tenis no podía ser distinto. Nada de ropa deportiva ni sucio polvo de ladrillo, Wimbledon es el torneo en el que la distinción marca el ritmo: los estrictos atavíos blancos, la puntualidad rigurosa (el All England Lawn Tenis Club abre sus puertas a las 10.30 am, ni un minutos más, ni uno menos) y el silencioso pasto cuidado durante todo el año son parte de los rituales que hacen de este certamen uno de los más perfectos del mundo.
Su 128º edición llegó ayer a su fin con la coronación de Djokovic, quien venció a Federer por 7-6, 6-7, 6-4 y 6-3 en dos horas y 56 minutos. Por el lado de las mujeres, el sábado alzó el trofeo Serena Williams luego de batir a Garbiñe Muguruza por un doble 6-4.
Como en todo evento deportivo de trascendencia mundial, numerosas caras conocidas de la realeza, el arte, la música y el deporte se dieron cita en esta edición. Entre ellos, el Príncipe Guillermo (h) y Kate Middleton, David Beckham y su hijo Romeo, la Condesa de Wessex , Alberto de Mónaco, Bradley Cooper junto a Mirka Federer, Tom Hiddleston, Zara Phillips y Mike Tindall, entre muchos otros.
El mismísimo Iván de Pineda, un viajero incansable y amante del tenis, fue uno de los testigos de lujo de la final. El modelo y conductor fue invitado por Stella Artois -sponsor oficial del torneo – a presenciar el match desde al exclusivo palco que la cerveza posee en el All England Lawn Tennis Club.
Pocos eventos deportivos del mundo tienen este incansable cuidado por los detalles: el Open Championship de Golf, el Campeonato de la Asociación Argentina de Polo, el Derby de Kentucky, son alguno de ellos, todos apoyados por la marca de cerveza cuyo lema es el apoyo en la tradición y la búsqueda de perfección en cada paso.
Calando más hondo, y sobrepasando las cuestiones exclusivamente deportivas, aparecen varios aspectos que colocan a este torneo en el podio de los más prestigiosos del mundo y como el preferido del público internacional, tanto aficionado como general.
Sabía usted que...
El torneo se lleva a cabo desde 1877 y es el tercer torneo de Grand Slam del calendario anual, precedido por el Abierto de Australia y Roland Garros, y seguido por el Abierto de Estados Unidos.
El All England Lawn Tennis Club fue escenario de algunos de los más grandes partidos de tenis de todos los tiempos, entre los que destacan las finales de 1980 (Borg v. McEnroe), 2001 (Ivanisevic v. Rafter), 2008 (Nadal v. Federer) y 2009 (Federer v. Roddick).
Las palomas no son para nada bienvenidas en sus prístinas canchas, pero sí los halcones. Es más, uno de ellos es una estrella por cuenta propia: Rufus el Halcón de Wimbledon es utilizado para ahuyentar a otras aves y hasta protagonizó una campaña para Stella Artois que invita a ver el torneo desde su perspectiva.
Si bien para los británicos el torneo es un orgullo por su historia y tradición, desde 1936 pesaba sobre ellos una sostenida sequía de títulos en singles. Finalmente, el 7 de julio de 2013, el escocés Andy Murray consiguió romperla al ganar en la final masculina a Novak Djokovic, actual número uno del mundo.
Entre los hitos más importantes, en 2009 se utilizó por primera vez desde el comienzo del torneo el techo corredizo de la cancha principal. Gracias a esto el partido de cuarta ronda entre Andy Murray y Stanislas Wawrinka fue el encuentro que más tarde terminó (10:39 pm hora local).
El característico y perfecto pasto verde de Wimbledon -cada cancha del All England Lawn Tennis Club tiene su propio jardinero quien se encarga de que el pasto esté en las condiciones ideales y cortado siempre a 8mm- fue testigo de las discusiones de Jhon Mc Enroe con los umpires al ganar el torneo en 1984.
Si bien los colores verde oscuro y púrpura son los más usados por los tenistas en otros torneos, la tradición en Wimbledon dicta que la vestimenta tanto para hombres como para mujeres sea 100% de color blanco (Un dato de color: el reglamento oficial no obliga a los jugadores a vestir de blanco, aunque sí les impide hacerlo de otro color).
El protocolo es estricto: las tenistas son siempre nombradas como "Miss" o "Mrs, señorita o señora, durante el juego (por ejemplo, cuando el árbitro dice las puntuaciones). Los hombres, en cambio, son nombrados por su apellido.
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