Celebración en el medio de la crisis
La Colifata, la radio de los internos del Borda, cumplió 20 años y lo celebró con una maratón radiofónica. Su director y creador, el psicólogo Alfredo Olivera, relató la historia de esta radio, de su apogeo con la contribución de entidades europeas, de la finalización de ese vínculo por la crisis mundial y del triste panorama actual, en el que la emisora no tiene ningún tipo de financiamiento. Sin embargo, el entusiasmo sigue en pie.
"La Colifata cumplió 20 años y, como parte de los festejos, lo primero que quisimos fue celebrar en el lugar en que hacemos la radio -dice Alfredo Olivera, alma máter de este proyecto que ya ha hecho escuela en el resto del mundo-. Así que todo sucedió en el mismo Borda con una maratón en la que fuimos recorriendo los distintos hitos de la historia de la radio, además de darles un espacio a sus protagonistas, para que le pusieran palabras a tantos años de experiencia. Fue muy conmovedor porque vinieron ex pacientes, familiares de personas internadas y de otras ya fallecidas.
-¿Cómo surge el proyecto?
-Empecé a ir como voluntario al hospital en 1990, junto con un grupo que se dedica a trabajos artísticos llamado Cooperanza, que facilita la entrada de miembros de la comunidad para generar lazos con los internos. Un día me invitaron a un programa de radio para contar mi experiencia y propusieron tratar el tema de la locura. Ahí se me ocurrió que lo mejor era que hablen los internos y que su participación no se agote en un solo programa. La Colifata, entonces, nació como una columna dentro de un programa de una radio de San Andrés, en la provincia de Buenos Aires. Yo grababa los llamados de los oyentes y, a la semana siguiente, se los pasaba a los internos en los jardines del Borda para discutir los mensajes que dejaba la gente. La Colifata nace como punto de encuentro entre la comunidad y los internos, a través de una especie de correo de casetes que iban y venían de la radio al hospital.
La Colifata existía, así, en la medida que, primero, esta radio comunitaria y después Lalo Mir en la Rock & Pop pasaban esos segmentos. Al año y medio, Nelson Castro capta este fenómeno, lo sostiene y desarrolla a través de un segmento de su programa llamado "La noticia de la semana", en el que los internos definían cuál había sido esa noticia. Con el tiempo, una radio comunitaria les donó un transmisor que se escuchaba a doscientos metros a la redonda. En el 97, una oyente de Castro escribió a Sorpresa y media para pedir una antena para La Colifata. Fueron ellos los que pusieron la antena en la terraza del hospital.
-¿Cómo se escucha la radio?
-Puede escucharse por FM 100.1 o a través de www.lacolifata.com , ya que estamos online las 24 horas. Ahora salimos en vivo los sábados, entre las 15 y las 20, desde el hospital, para transmitir distintos eventos.
-¿Cómo está clínicamente la gente que hace la radio?
-Pueden ser usuarios de servicios de salud mental en cualquiera de sus momentos. El objetivo de la radio, en definitiva, es crear condiciones para que el interno se pueda comunicar, esté en la posición en que esté. Lo que nos importa es que cada uno pueda generar un lazo con otro y un encuentro a través de la palabra, y que en la palabra misma se recupere algo del sentido de las cosas que ocurren. Por cada sábado pasan entre cuarenta y cincuenta pacientes, y entre treinta y treinta y cinco oyentes y familiares. Mi tarea es intervenir en el espacio para tratar que se genere esa posibilidad de encuentro en la palabra. No lo hago solo, estoy con un equipo de comunicadores y psiquiatras. La radio misma tiene una función psicoterapéutica, y por eso ha sido tan valorada en la Argentina y en otras partes del mundo. Eso hizo que muchas instituciones quisieran replicar el modelo, una de las más recientes fue Radio Citron, en París.
En los últimos años, el 85 por ciento del presupuesto de la asociación civil se cubrió con dinero llegado de Francia. Pero la crisis europea los obligó a buscar ayuda en la Argentina, hasta ahora sin éxito. "Hoy la radio no tiene ningún tipo de financiamiento. Los profesionales no cobran y muchos ya se fueron. De todas maneras, estamos felices con la tarea que realizamos, y vamos a seguir", concluye un Olivera esperanzado.