Operadores: los dueños del sonido
La gente que trabaja en radio lo sabe, los oyentes algo intuyen, pero lo cierto es que el trabajo de los operadores técnicos es fundamental para lograr esa mágica conexión entre lo que sucede en un estudio y lo que la audiencia escucha. Tal es la trascendencia de esta tarea que sin la presencia de un operador no podría concretarse ningún programa de radio. De su asistencia y del desarrollo de su labor dependen la puesta en el aire y, por supuesto, el resultado en sí.
En reconocimiento a estos profesionales que están en "la pecera", detrás del vidrio, LA NACION reunió a representantes de dos generaciones (ambos egresados del ISER) que sobrellevan años de trabajo y experiencia. Orlando Aguilera, 53 años y 30 de carrera, ex docente, jefe de operadores en Radio Rivadavia, y Cristian Raimundi, 33 años, 13 de trayectoria y actual operador de "Animal de radio", el programa de Lalo Mir en Rock & Pop.
Son un termómetro
"Esta profesión -dice Raimundi- tiene un gran parecido a la de conductor de un colectivo o de piloto de avión: trabajamos sin red y se necesita además mucha atención, gran concentración, porque desarrollamos varias tareas al mismo tiempo y la menor equivocación puede perjudicar, y mucho, la puesta en el aire."
"Es una tarea solitaria y creativa -continúa Aguilera-, porque estamos detrás del vidrio en un ámbito más bien pequeño, rodeados de equipos que debemos manejar: consola, grabadores, cassetteras, la PC, minidiscs y en algunos casos bandejas de la época de los vinilos y discos LP. Y simultáneamente estar en permanente contacto con el conductor: atento a lo que está pautado y a lo que se va cambiando, ya sea por los requerimientos de la actualidad, de la tanda comercial (que debe ir, sí o sí) o de otros motivos circunstanciales."
"Nosotros actuamos como un termómetro, somos los que primero palpamos el clima del estudio -agrega Raimundi- y somos los primeros oyentes."
"Y los primeros en saludar al entrevistado -confiesa riéndose Aguilera-. La conexión telefónica la realiza el productor, que pasa la comunicación a nuestro ámbito, y nosotros, para saber si recibe bien el "retorno", saludamos: "Buen día, señor presidente, ¿escucha bien...?" Son momentos muy especiales."
"Casi tan especiales como cuando cambiamos el turno, algo muy similar a lo que se suscita con el cambio de choferes en un ómnibus de larga distancia, porque la radio no para nunca. Es decir, un operador se levanta y otro se sienta... Es muy divertido observarlo...", apunta en el mismo tono jocoso Raimundi.
Aguilera y Raimundi, que por supuesto se conocen y en más de una oportunidad trabajaron en la misma emisora, señalan con énfasis que la mejor emisión o puesta en el aire se logra de acuerdo con el grado de alquimia que se genera entre conductor y operador. Si esa empatía funciona, todo va de maravillas y resulta esencial para el éxito del programa.
En la década del 70, cuando un conductor cambiaba de emisora lograba llevarse consigo también al operador, a quien consideraba casi su álter ego. Lo que no dicen, quizá por modestia, es que ellos son los dueños de los silencios y también de las palabras. Del arte de abrir y cerrar el micrófono depende no sólo un programa, sino también toda la grilla artística y comercial de una emisora. En general en las emisoras conviven: los operadores de estudio; los de control central; los de grabaciones, ediciones y musicalizaciones, y los de planta transmisora.
-¿Cómo vivieron el cambio que trajo la computación?
Aguilera: -Quizá los que más la vivenciaron son los de mi generación . Estamos hablando de años en los que muchos conductores aún se manejaban con libretos, durante los cuales trabajamos con cintas (a veces cargaban hasta 20 o 25 jingles), cassettes, una pila de discos y hasta tres bandejas para hacerlos sonar. En los 80 apareció el cassette de punta, un invento de Alberto Cortés (igual que el cantante), que permitía grabar con la duración exacta de los comerciales. Pero era una tarea muy estresante, no parábamos nunca. Recuerdo que en los convenios gremiales figuraba como trabajo insalubre, pero eso ya cayó en desuso. Eran 6 horas por día de labor y hoy la mayoría de los operadores tienen tres turnos y corren de una emisora a otra. Con el gran cambio, por supuesto, tuvimos que realizar cursos especializados para poder estar a tono con esos importantes avances tecnológicos.
Raimundi: -Yo ingresé cuando esa parafernalia prácticamente dejaba de utilizarse, con la gran revolución que significó el ingreso de la computación en el audio. Nos capacitamos para hacernos cargo y hoy, mirando hacia atrás, podemos sentir que la tarea es un poco más descansada, pero ojo, yo opino como mi compañero: para este trabajo hay que tener verdadera vocación, de lo contrario hay que dedicarse a otra cosa. Yo he trabajado con figuras de gran creatividad y talento: Fernando Peña, que siempre dice que necesita apoyo artístico y uno trata de colaborar poniendo un efecto, la cortina, un sonido o la melodía para cada uno de sus personajes o pensamientos. Otro tanto sucede con Lalo Mir, que crea climas y situaciones que exigen imaginación y rápidos reflejos, con el bonus track que nos da aire, es decir que los oyentes también conocen mi voz. Es muy bueno cuando los conductores te dan libertad para crear...
Aguilera: -Es lo que mejor le hace a nuestra profesión. Una profesión que puede transformarse en adicción. Sirva como ejemplo mi experiencia: abandoné esta tarea para dedicarme a la docencia, pero la retomé porque extrañaba demasiado, y sé que tanto Cristian como yo y tantos otros y otras, porque hay muchas mujeres en la profesión, amamos estos fierros.
Vocabulario y gestos
En esta profesión hay un lenguaje propio, que se comparte con el conductor, y que resulta gestual. He aquí algunos: tanda (actitud de leer, pasando las hojas), cortina (dedos moviéndose como tocando el piano), nota lista para salir (dedos entrelazados), móvil (gesto de manejar un auto), separador (como si sonara una trompeta), apertura (abrir las manos en abanico), terminar o finalizar una nota (dibujar un círculo en el aire). También surgen apodos, de acuerdo con las habilidades manuales. La mayoría humorísticos: "El pulpo", "Once onzas", "Dedos de oro", "Manos de tijera", "Mano de piedra Durán" y el más mediático "Muñón fijo".
Los profesionales del micrófono se ponen molestos cuando observan que un operador se distrae. Aguilera recuerda la frase que hace varios años dijo al aire Fernando Bravo, a su locutora: "Decile a Orlando que además de atender a los parroquianos también nos atienda a nosotros..." Y aclara: "Yo en ese momento estaba en mi lugar, pero conversando con un colega".
También Raimundi apunta un recuerdo pintoresco: "Yo era el operador de Roberto González Rivero, Riverito, en "La danza de la Fortuna", y en una suerte de apertura decía: "Gardel, nuestro guía", que por supuesto se ilustraba con un tema del cantante. Yo no me había dado cuenta de que de un lado ese disco tenía un tema de Gardel y del otro uno de Ignacio Corsini. Por supuesto, él anunció a Gardel y salió al aire Corsini. Cuando Riverito me preguntó: "Nene, ¿qué pusiste?", yo pedí disculpas y un rato después dije: "Lo que pasa, maestro, es que, para mí, Corsini es mi guía"".
Con elogios o críticas, los operadores técnicos actúan con el slogan de los boy-scouts: siempre listos y con el ojo avizor. Quizá, para definir esta labor, es bueno hacer referencia a la frase de Saint-Exupéry: "Lo esencial es invisible a los ojos", porque en la radio los operadores técnicos son absolutamente imprescindibles.
Vidas paralelas
Orlando Aguilera
Ingresa en 1972 en Radio Municipal y, simultáneamente, en Rivadavia en los últimos años de "El Fontana Show". Permanece en Rivadavia, donde trabaja en ciclos de Leopoldo Costa, "Rapidísimo", de Héctor Larrea y Fernando Bravo. Con posterioridad ejerce la tarea en los ciclos de Silvio Soldán, Juan Alberto Badía ("Flecha Juventud") y nuevamente con Cacho Fontana, en "Sexta edición".
En el 91 fue designado jefe de operadores de Rivadavia. Entre el 92 y el 97 ejerce en el ISER como profesor en el curso de Operador Técnico. Actualmente es docente de la Universidad de La Matanza y maneja el control central y la artística de "Campeones".
Cristian Raimundi
Entre el 91 y el 95 musicaliza para "Hilo Musical" y ejerce la operación técnica en las radios Buenos Aires, Municipal, Mitre, Rivadavia, FM 100 y Top Radio. Del 95 al 98 realiza numerosos trabajos de musicalización y artísticas, para FM Tango, Rivadavia y Radio Uno, emisoras uruguayas y del interior, y es operador de Splendid y Radiosónica.
Del 98 en adelante: coordinador general de FM Nostalgie. Es editor de artística y comerciales en La Rocka. Actual operador de "Animal de radio" (Lalo Mir), Apagá la tele" (Olmedo-Ferrari), "Zero a la izquierda" (Diego Angeli), tres ciclos de Rock & Pop.
Quién es quién y cómo les va
Fuente: Ibope
Rating lunes a domingo
AM
- Radio Diez: 2,2
- Mitre: 1,7
- Continental: 0,8
- La Red: 0,7
- Rivadavia: 0,6
FM
- Mega: 1,7
- Rock & Pop: 1,4
- Hit: 1,4
- La 100: 1,0
- Classic: 0,9
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