
El nuevo reproductor MP3 de Apple manda al geriátrico incluso a los iPod clásicos. Un equipo súper recomendable para los que puedan darse un lujito.
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Siempre dije (y lo sigo sosteniendo) que el iPod es un símbolo cultural más a fuerza de marketing que por lo que realmente ofrece el producto. Hay muchos reproductores digitales de música superiores al "invento" (en todo sentido) de Apple, pero ahora debo reconocer que la empresa se superó y elevó el estándar de la industria: el
es una nueva generación de MP3 player, que deja obsoletos no solo a todos sus competidores, sino a todos sus "hermanitos", al punto tal de que la pregunta que deberías hacerte hoy es si realmente te conviene comprar un iPod clásico. ¿Por qué?
Principalmente, por lo que te ofrece a nivel de concepto de producto y experiencia de uso. Sin dejar de ser un dispositivo para audio, el Touch va mucho más allá y se transforma en un browser de bolsillo, con todo lo que eso significa: gracias a su conectividad Wi-Fi podés tener acceso a Internet desde cualquier hotspot, consultar y enviar mails, divertirte un rato en
o leer este mismo
Pero lo mejor del Touch es usarlo. Si la ruedita del iPod tradicional te parece genial, la interfaz touch screen te va a volar la cabeza. Solo basta la yema de un dedo para deslizarte por páginas web, recorrer tu galería de MP3 arrastrando las portadas de los discos mediante la vista cover flow o agendar contactos y citas desde un teclado
digital (algo incómodo para los principiantes, es verdad).
La batería se recarga en, aproximadamente, tres horas y media, y su autonomía es muy buena teniendo en cuenta que debe alimentar una pantalla de 3,5 pulgadas para emplear todas las funciones.
Además, Apple escuchó las sugerencias de los usuarios y el Touch de segunda generación tiene control de volumen externo, parlantes (que no dan un gran sonido, pero cumplen) y es más finito que su predecesor.
¿Hay algo para criticar? Por supuesto. El Touch trabaja asociado con
y si bien este es un muy buen programa, yo estoy en contra de la dependencia entre hard y soft (¡abajo las plataformas propietarias!).
Por otra parte, está bien que en el
hay muchos programas gratuitos para cargarle al iPod, pero no costaba nada sumarle algunos preinstalados (especialmente, un juego). Hay que tener en cuenta para registrarte en esa tienda tenés que tener tarjeta de crédito (aún si solo te bajás
y eso es una barrera grande en esta región, donde el plástico no es la moneda corriente.
También genera dudas la sensación de delicadeza y fragilidad del producto. La pantalla se banca el manoseo, pero la parte posterior metalizada del iPod se raya con solo mirarla. Y me extraña que los diseñadores no hayan pensado en tapas de silicona para proteger los puertos de conexión.
Por último, los que a mi criterio son los dos talones de Aquiles del iPod: Primero, la ausencia de radio (no me vengan con ese discursito a lo
de "¿para qué querés radio si podés tener tu propia música?" ¡Minga, viejo, yo quiero escuchar al menos FM!). Segundo, el precio. En comercios "oficiales", el modelo de 8GB (el que tengo) anda cerca de los 1.800 y 1.900 pesos, pero podés encontrarlo a 300 dólares (incluso algo menos) en
y sitios similares.
Qué le vas a hacer: es el precio por tener un toque de magia en tu bolsillo.
¿Querés saber qué hay en mi iPod Touch? Chusmeá:






