Ron Carter: el hombre que estuvo ahí cuando el jazz comenzó a hacer historia
Como contrabajista del quinteto de Miles Davis sentó las bases de la mejor música creada en el siglo XX; el récord Guinness por sus 2200 grabaciones y su espíritu de apertura hacia otros géneros
Ron Carter es un hombre de jazz. Y lo es tanto que llegó a Nueva York el mismo año en que el jazz cambió para siempre: 1959. Kind of Blue, de Miles Davis; Time Out, de Dave Brubeck; The Shape of Jazz to Come, de Ornette Coleman, y Ah Um, de Charles Mingus marcaron definitivamente un cambio de paradigma al mostrar muchas de las ramificaciones posibles que podían surgir del bebop. Ser músico y llegar a la gran manzana en esa época significaba estar en el momento justo y en el lugar indicado.
"Todo estaba cambiando", dice Ron Carter del otro lado del teléfono antes del show que dará esta noche en el Teatro Coliseo a las 22, justo después de que el pianista Kenny Barron haga lo propio con su trío. "Todo lo que habían desarrollado Charlie Parker y Dizzy Gillespie estaba siendo llevado a otro nivel; podías salir todas las noches a escuchar algo excitante en los clubes de jazz, esa era la gran forma de aprender". Sin embargo, quien es, según el Guinness, el contrabajista que más discos grabó en la historia de la música, no iba a quedarse solo con lo que veía de sus pares para desarrollar su estilo.
Nacido en Ferndale, a las afueras de Detroit, en 1937, Ron Carter comenzó a tocar el violonchelo a los 10 años y progresivamente se mudó al contrabajo cuando vio que el hecho de ser negro iba a traerle problemas para establecerse en el ámbito de la música clásica. De todos modos, aceptó la beca para estudiar en la Escuela de Música de Manhattan y de a poco se metió en la escena del jazz neoyorquino. "Tocás a cierto nivel y los músicos empiezan a contratarte", explica con total simpleza sobre aquellos primeros pasos. "Se dan cuenta de que estás a la altura, de tus habilidades y tu profesionalismo".
Chico Hamilton y Eric Dolphy fueron los primeros artistas de renombre en requerir los servicios de Ron Carter, y gracias a ello su carrera despegó definitivamente. De aquellos años recuerda la disciplina y la determinación como factores fundamentales para hacer su carrera en un contexto de competencia extrema. En plena ciudad convulsionada política y culturalmente, logró recluirse a perfeccionar su toque. "Fui a tocar y ganarme la vida, no tenía tiempo para adentrarme en cuestiones sociales o políticas, no me iba de fiesta. Ya tenía dos hijos cuando llegué a Nueva York, estaba muy ocupado en ser el mejor contrabajista posible, me la pasaba tomando clases y estudiando".
Hacia principios de los 60, un suceso lo marcaría para siempre. Luego de dar un show en Rochester, en las afueras de Nueva York, Miles Davis y su grupo necesitaban alguien que los acercara a la estación de tren para emprender el regreso. "Yo estaba allí y fui quien los llevó. Así conocí a Miles Davis", recuerda. Poco tiempo más tarde se uniría a una de las mejores formaciones en la historia del jazz: Miles Davis en trompeta, Herbie Hancock en piano, Wayne Shorter en saxo, Tony Williams en batería y el propio Ron Carter en contrabajo. "Si algo aprendimos de esa época era que cada noche era una chance única de hacer la música más interesante que podíamos", dice.
Dueños de una libertad total, Miles Davis y los músicos de su quinteto sentaron las bases de una música que aún hoy es considerada entre la mejor que se haya creado durante el siglo XX. El nivel de improvisación y libertad de cada individuo convivía perfectamente con el entendimiento de la función que cada uno debía tener en cada momento. "Miles casi no nos daba indicaciones", recuerda Carter. "Tal vez le decía a Herbie que invirtiera un acorde, pero no se hacían comentarios arriba del escenario prácticamente. Creo que nadie en el grupo era consciente de que se estaba haciendo algo que iba a quedar en la historia", recuerda.
-Muchas veces se dice que con esa formación fue lo más cerca que estuvo Miles Davis de tocar free jazz, ¿cuánta libertad había y cuánto había pautado de antemano?
-Sucede que teníamos mucha música en nuestra cabeza, entonces no necesitábamos leer. Nunca mirábamos las partituras de "All Blues", por ejemplo, porque ya la habíamos estudiado mil veces incluso antes de tocar con él. Y cuando grabábamos nos encontrábamos con el material por primera vez en el estudio, nunca sabíamos qué iba a llevar el otro. Miles simplemente nos decía que lleváramos alguna canción nueva al estudio.
A partir de su estadía en el quinteto, la visibilidad de Ron Carter creció exponencialmente. Tanto que en 2015 fue decretado el contrabajista que más discos grabó en la historia de la música. Hasta ese momento llevaba más de 2220. "Nunca los conté", se ríe cuando escucha la cifra. "Aprecio las oportunidades que me dio cada uno de los que me han llamado en todos estos años. El hecho de que piensen que yo puedo ayudarlos a desarrollar mejor su música es algo que me llena de orgullo. Lo más sorprendente es que me hayan convocado sabiendo que no soy un músico de rock ni de folk, soy un músico de jazz. Y no conozco a otros que hayan sido capaces de grabar tantos discos en estilos tan distintos como lo hice yo.
-¿Y qué creés que te llevaste vos como enseñanza después de tocar en tantos proyectos?
-Aprendí a programar mi música para que la audiencia responda mejor a ella. A ganar consistencia en cada cosa que toco, a encontrar rápido el tempo y el feel de cada canción. Y a ser claro en la forma en la que trato con los artistas. Es importante demostrarles a los músicos que vas en serio, que estas trabajando para darles lo mejor.
Cuando mira hacia atrás, Carter entiende que la habilidad para tocar cualquier tipo de música es algo que desarrolló desde principios de su carrera. "Desde que llegué a Nueva York toqué con todo tipo de músicos. Sobre todo con cantantes folk que hacían canciones de protesta o leían poesía mientras un grupo de músicos tocaba de fondo", cuenta. "Por eso haber grabado con un grupo de hip hop como A Tribe Called Quest no era nada nuevo para mí", agrega. De hecho, la unión entre jazz y hip hop se ha hecho cada vez más fuerte, en parte gracias a esa colaboración mítica en la canción "Verses From The Abstract", grabada en The Low End Theory (1991). "Hay mucho en común entre ambos géneros", afirma. "Lo interesante es que ya me sampleaban muchas líneas de bajo antes -se ríe-. Me hubiese gustado que me llamen para tocarlas en vivo y que suenen mejor todavía".
Pero, tal como lo afirma en cada oportunidad, Ron Carter es "un músico de jazz", y esa es su mayor ocupación y preocupación. Sobre el futuro del género, sin embargo, no se alerta demasiado: "Siempre que haya un músico con ganas de hacer cosas nuevas y tenga algo para decir, el jazz va a seguir vivo, de eso se trata la música, de desarrollar una idea". Su propio desarrollo sí es algo que no pierde de vista, incluso a sus 82 años. "Todavía estoy aprendiendo y buscando el sonido", asegura. "Quiero encontrar el lugar justo donde la nota suene mejor, eso hace que quiera trabajar todos los días". Y para eso, confía en los músicos que lo acompañan en esta gira (Donald Vega en piano y Russell Malone en guitarra), los mismos con los que visitó el país por última vez hace seis años "Entendemos el mismo lenguaje, saben que tienen que traer ideas para cada tema nuevo que les traigo y que necesito de su aporte original cada noche", dice. "No es que soy antibateristas, pero siento que con este trío muestro otro costado. No estoy preocupado por tener que ir pegado a la batería. Esta vez la música va a ser distinta", anticipa.
Cinco discos claves de Carter
Where? (1961)
El primer disco de Ron Carter al frente de su propia formación. Tiene mucha influencia de sus trabajos con Chico Hamilton y Eric Dolphy. Aquí, Carter alterna entre el contrabajo y el cello.
E.S.P. (1965)
El disco en el que Miles Davis presenta su mítico segundo quinteto. Entre el hard bop y el jazz modal.
Fenix (1971)
Uno de los mejores discos en la carrera del Gato Barbieri. Entre el free jazz y los colores latinos, el saxofonista se rodeó de las figuras del momento para grabar música de alto vuelo.
Alone Together (1973)
Grabado en dúo con Jim Hall en guitarra, muestra a ambos músicos conectados casi de manera telepática en un disco compuesto casi íntegramente con standards.
Bass And I (1997)
Editado en principio solo para el mercado japonés, el disco muestra la vigencia de Ron Carter luego de cuatro décadas.
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