Esteban Lamothe: "Hacer solo telenovelas para mí podría ser una pesadilla"
En pocos años, Esteban Lamothe construyó una carrera sólida en la que supo repartirse entre la televisión y el cine. Y en Puerta 7, la nueva ficción original de Netflix producida en la Argentina, el actor se pone en la piel de Fabián, un violento barrabrava que poco a poco, comienza a mostrar rasgos de inesperada humanidad. Para hablar de su personaje, sus influencias y el método de Israel Adrián Caetano en la dirección del proyecto, LA NACIÓN habló con Lamothe sobre el mundo de Puerta 7.
-¿Cómo llegaste a Puerta 7?
-Me llamó Diego Andrasnik de Polka. Yo sabía que lo iba a dirigir Israel y tenía muchas ganas de trabajar con él. Leí los primeros cuatro capítulos y me gustaron mucho, me pareció muy interesante el personaje y ahí empezó todo.
-¿Cómo encaraste la construcción de Fabián?
-Me apoyé mucho en los encuentros con Israel. Sabía que era una especie de western del conurbano y pensaba en Un oso rojo, en Pizza, birra, faso, y en Bolivia, que son películas que a mí me marcaron y que me gustan mucho. También me gusta mucho el cine de acción, entonces por un lado con Israel pensamos que Fabián tiene una cosa más con escenas de acción, una parte más Bruce Willis. Y, por otro lado, está su humanidad; este es un chabón que en la mañana puede torturar a alguien y a la tarde puede de verdad tener un gesto de cariño real con un pibito al que está tratando de ayudar, aunque sea a su manera. Entonces esa dualidad me parecía lo más interesante.
-Se nota que con Caetano charlaron mucho a lo largo del proyecto...
-Todo fue confiar en Israel. A él también le gusta mucho cambiar las escenas de un momento para el otro, entonces hay que ser muy flexible y lograr que en el personaje se vean esas dos partes, que se lo vea en su trabajo, que es sucio, pero que también que se vea que ese chabón tiene deseos, que es un ser humano. No se trata de perdonarlo o de enterrarlo, sino que la propia serie no lo juzgue y te deje acompañarlo. Por otra parte, es un barra que es una especie de Robin Hood,un tipo que lee y que tiene varias cositas más.
-¿En tu proceso de trabajo conociste a algún barra?
-Conozco mucho, el fútbol está muy metido en la Argentina. Yo hice otros trabajos antes de ser actor. Trabajé mucho tiempo de mozo en Puerto Madero y te digo esto porque hay muchos barras que también fueron mozos. Me he movido en estratos donde había barras, no como los de la serie que cometen delitos casi a diario, sino tipos que van a la cancha, que entran gratis, conozco bastante gente así. Pero yo soy del mundo del boxeo, sé mucho de boxeo y me dedico más a eso y esa pasión que siento por el boxeo es la que apliqué en las escenas, porque la verdad es que el fútbol me gusta verlo, pero no soy muy fanático.
-¿Te gustaría hacer ficción sobre boxeo?
-Me encantaría. Aunque ya a esta altura de mi vida, voy a cumplir 43 años en abril, debería hacer más de entrenador o de un boxeador que se está retirando. Me quedan quince minutos, si alguien quiere que me avise... [risas].
-El barra de Puerta 7 tiene algunos puntos en común con Roque de El estudiante. Ambos son personajes muy metidos en un mundo de arreglos políticos, ¿coincidís con esa mirada?
-Es interesante el paralelismo. El personaje de Puerta 7 ya está instalado, ya sabe hacer eso, lo que descubre es el amor medio paternal que tiene por ese nene. El del El estudiante es un pillo al que le gusta jugar sucio, al igual que a este, pero que se va dando cuenta que es bueno para algo, que tiene ese talento y le agarra el gustito. Pero los dos tienen cosas en común, Roque podría ser un Fabián que después se hizo futbolero. Ya pasaron casi diez años de El estudiante.
-Vos trabajaste mucho en tiras, ¿cuáles son las diferencias más importantes entre ese mundo y el de grabar una serie como Puerta 7?
-Tiene otra calidad, hay más tiempo no solo para la puesta de cámara y para que haya más dinámica, de hecho a Israel le gusta filmar mucho y que los personajes se muevan en las puestas, y también esto es más parecido al cine y eso es lo que más me gusta. Aprendí un montón con las tiras y me sirvieron de mucho, pero ahora me interesan más este tipo de proyectos por la cantidad de tiempo que hay para trabajar. El año pasado hice esto y una película con Sorín y para mí fue un año ideal en el que pude hacer una serie de ocho capítulos en cuatro meses, y después hacer una película en dos meses. Ojalá pueda seguir transitando esto porque es donde más cómodo me siento.
-¿Pensás que el público actual está más interesado en este tipo de producciones que en las tiras?
-Yo creo que la gente está interesada, pero que evidentemente también hay un público para otros productos, porque Marley hace once o doce puntos y las chicas de Separadas también, y eso es un montón. Y me gusta que la telenovela no se erradique, pero también me gusta que entren este tipo de contenidos. Quedar atrapado y hacer solo telenovelas para mí podría ser una pesadilla, por suerte, gracias a Dios y a algo de mi trabajo, seguí siempre haciendo películas y proyectos. Y no lo digo por menospreciar una tira sino porque está bueno ir y venir. Vos pensá que en una tira hacés veinte escenas en un día y en esta hacés tres.
-¿Tardaban mucho en grabar cada uno de los capítulos?
-Todo se hizo en 16 semanas. Lo que tiene esto a diferencia de otras cosas, es que en general en las tiras o en otro tipo de series se usa mucho tiempo para el primero y el segundo capítulo porque se sospecha que esos son los que van a enganchar y después no te digo que la serie es abandonada, pero todo baja un poquito, y en una tira ni hablar. Pero acá el tiempo que se tomó para grabar cada capítulo fue el mismo desde el primero y hasta el último. Eso sí o sí homogeneiza la serie en un buen sentido, le da calidad y después te puede gustar más o menos.
-¿Cómo fue actuar junto a Carlos Belloso?
-Es un actor con el que yo no había trabajado y tenía muchas ganas. Trabaja en un registro muy particular y como actor es brillante.
-¿Cuáles fueron tus referentes para Fabián?
-Con Adrián hablamos mucho de Bruce Willis, que a los dos nos encanta y hay toda una línea del personaje que es la de más acción, para la que pensamos mucho en él. Después tiene toda la otra parte que es la más emocional, la más humana, en la que si tuviera que nombrar a alguien te diría a Ulises Dumont, un actor que a mí me gusta mucho. De Fabián es muy interesante cuando tiene todo lo del nene, que es cuando el chabón más inseguro está, cuando no hace tanto pie en el amor. En lo otro sí: él va, mata gente, tortura y chau. Pero cuando tiene que amar, le es más difícil.