Game of Thrones: el regreso dejó algunas respuestas, pero muchas más incógnitas

Después de algo más de un año y medio fuera del aire, el regreso de Game of Thrones, anteanoche, a la pantalla de HBO, les exigió a sus espectadores una fidelidad y un ejercicio de la memoria que ninguna otra serie podría pretender de sus seguidores. Ellos, a su vez, como si se tratara de los barones del Norte jurando lealtad a los Stark, esperaban que su fidelidad fuera recompensada con un episodio que contestara al menos algunos de los muchos interrogantes que deberían responderse antes del final de la serie.

Es una tarea tan monumental como montar a un dragón o satisfacer a cada uno de los millones de espectadores alrededor del mundo. Esos que probablemente tengan más de un reclamo que hacer sobre un capítulo que, de hecho, además de muchos reencuentros y puestas al día de información ya conocida, sí despejó algunas dudas fundamentales de la trama. Advertencia: lo que sigue contiene una considerable cantidad de spoilers.

El secreto de Jon Snow. Cuando en la séptima temporada finalmente se reveló la verdadera identidad de Jon Snow y gracias a Sam Tarly (John Bradley) y Bran (Isaac) se supo que era el hijo legítimo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen, la historia de toda la saga dio un vuelco significativo. Tanto que la mayor expectativa para este episodio era ver si acabaría con el secreto y quién sería el encargado de sacarlo a la luz. La tarea recayó en Sam, que no solo le contó a su amigo quiénes eran sus padres, sino que lo presionó para que tomara el lugar de Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), su amante y tía, como el legítimo heredero de los Siete Reinos. Antes, el guerrero tuvo el momento que todos estaban esperando: el paseo montado en el dragón que nada casualmente homenajea con su nombre a su padre biológico.

La lista de Arya. Uno de los personajes más interesantes e intrigantes de la trama, Arya, la más joven de las Stark, libra su propia batalla para cumplir con el plan de venganza que se propuso desde que su familia fue diezmada por Cersei y los suyos. Por eso, para ella, el regreso de Jon Snow a Winterfell junto al ejército de Daenerys supuso varias significativas reuniones. Por un lado, el cargado encuentro con quien cree su medio hermano, quien no se imagina lo que la chica hizo con la espada que le regaló allá lejos y hace tiempo. También su tenso cara a cara con The Hound, otrora su captor y mentor y uno de los nombres más destacados de la lista de quienes morirán por su mano.

La Reina en el Norte. Cada vez más cerca de recuperar el Trono de Hierro para su familia -más allá del pequeño detalle del Rey de la Noche- la gran incógnita era ver cómo sería recibida Daenerys en los dominios de los Stark. Como era fácil de imaginar, el recibimiento fue más bien gélido. No solo porque los aliados que juraron lealtad a Jon Snow desconfían de ella, sino porque sus modos "reales" generan el rechazo de Sansa, señora de Winterfell y astuta regente de su propio reino.

La más inteligente. Hubo un tiempo en que entre muchos personajes de armas tomar y blandir más por impulso que por reflexión el único que parecía entender los modos de sobrevivir y triunfar era Tyrion Lannister (Peter Dinklage). Aunque sus emociones y traumas infantiles interferían en sus decisiones, algo que no le sucede a Sansa Stark (Sophie Turner), el nuevo cerebro de los Siete Reinos. Con las enseñanzas del propio Tyrion y el maquiavélico Little Finger (Aidan Gillen), la dama de Winterfell no solo mira con recelo a la reina Targaryen: es la única que le señala a Tyrion el evidente error de haber confiado en su hermana Cersei.

Los elefantes perdidos. En un guiño para los lectores de la novela, la insistencia de Cersei (Lena Headey) en reclamar los elefantes que debía llevar a King's Landing el Ejército Dorado, al que contrató para defenderse, también ayudó para resaltar su soledad. Algo que explica también que finalmente haya aceptado los avances del arrogante Euron Greyjoy (Pilou Asbæk).

Mi nombre es Sam. Erudito y bienintencionado, la gran pregunta sobre Samwell Tarly era cómo iba a reaccionar a la noticia de la muerte de su padre y su hermano a manos de Daenerys. La escena que reunió por primera vez a la reina con el valiente Sam comenzó con amabilidad y culminó demostrando que en el universo de Game of Thrones la muerte, aunque cotidiana, es el más efectivo catalizador para que avance la historia y los personajes reafirmen sus ambigüedades.

Al rescate. El dúo de hermanos que más simpatías generó en los últimos tiempos, Theon y Yara Greyjoy, no terminaron la séptima temporada de la mejor manera. Ella fue secuestrada por su tío Euron, mientras que él escapó lanzándose por la borda de su barco, aparentemente haciendo gala de su conocida cobardía. Pero no: una de las escenas más satisfactorias del episodio fue el rescate organizado por Theon, que no solo liberó a su hermana, sino que decidió marchar a Winterfell para ayudar a Jon Snow en su heroica gesta.

En el horizonte. Se sabe que la última temporada de Game of Thrones tendrá la batalla más impresionante que se haya visto en el programa. Y aunque en el primer episodio no haya habido enfrentamientos directos, el acecho del Rey de la Noche se evidenció de la manera más cruel posible. Tormund (Kristofer Hivju) y un grupo de sobrevivientes del muro descubrieron que, a su paso, el Ejército de la Noche les dejó un mensaje "escrito" con el cuerpo desmembrado del joven Lord Umber.

La hora de la verdad. Aunque hace varias temporadas que Jamie Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) es uno de los personajes favoritos de los fanáticos, que prefirieron ignorar sus malas acciones y el hecho de que siempre haya apoyado a Cersei, su ambiciosa hermana y amante, lo cierto es que la amnesia electiva del público cumplió su ciclo. Apenas un cruce de miradas en el patio de Winterfell entre el mayor de los Lannister y Bran Stark alcanzó para refrescar la memoria de quienes prefirieron olvidar que en la primera temporada había protagonizado uno de los momentos más shockeantes del relato cuando empujó al vacío al pequeño Bran.

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