Netflix: para su despedida, Kimmy Schmidt elige su propia aventura interactiva
En una de las primeras escenas –o posibles primeras escenas– del film Unbreakable Kimmy Schmidt: Kimmy vs el Reverendo , el epílogo de la serie creada por Tina Fey y Robert Carlton que está desde hoy disponible en Netflix, la heroína del cuento encontró a su príncipe. Literalmente.
La pelirroja Kimmy ahora es una exitosa autora de libros infantiles y está preparando su boda con Frederick, décimosegundo en la línea sucesoria al trono británico. Décimoprimero, dice el muchacho, si el tío Uther resulta ser un corgi como todos sospechan. Que Frederick esté interpretado por Daniel Radcliffe (aquí confirma la habilidad para la comedia que ya había demostrado en la serie Miracle Workers), es apenas uno de los elementos que hacen de esta película la mejor despedida posible para el colorido, absurdo y innegablemente oscuro mundo de Kimmy. Y, de hecho no hay historia–ni personaje– que justifique más el uso del chiche tecnológico de Netflix que permite a los espectadores elegir entre varias opciones para hacer avanzar la narración que ésta.
Si Bandersnatch, el intento de convertir a un episodio de Black Mirror en un experimento de autoconciencia sobre el distorsivo poder de la tecnología resultó en un evidente error de cálculo para la plataforma, Kimmy Schmidt vs el reverendo dio en el clavo y consiguió dos nominaciones al Emmy en el proceso. Lejos de presentar un mundo sombrío en el que cada opción accesible al espectador es más deprimente que la otra, la comedia utiliza el artilugio interactivo para resaltar sus mejores rasgos.
La serie –que terminó el año pasado luego de cuatro divertidas, originales y a veces desparejas temporadas– siempre se destacó por la velocidad de sus chistes, sus bromas visuales y su humor físico y la película aprovecha el concepto de "elige tu propia aventura" para desplegar todos sus recursos.
Kimmy (la siempre excelente Ellie Kemper) está a punto de casarse con el hombre de sus sueños, tan ingenuo e inmaduro como ella aunque por razones muy distintas y menos horrorosas que el secuestro que cambió la infancia de la protagonista. Un hecho que vuelve a interferir en su vida cuando por azar descubre que tal vez ella y sus compañeras de búnker no hayan sido las únicas víctimas del malvado Richard Wayne Gary Wayne, que interpreta un desatado Jon Hamm, tan lejos de su encantador Don Draper como pueda imaginarse.
Decidida a descubrir el último secreto del villano, la protagonista emprenderá una búsqueda que la obligará a tomar decisiones desde el vamos. Así, los espectadores podrán elegir si su compañera de viaje será Jacqueline (Jane Krakowski) o Titus (Tituss Burgess, nominado como mejor actor de reparto en un telefilm); si caminar o esperar un Uber por 4000 minutos en el medio de la nada (spoiler alert, esa opción no termina bien) o si usar un vestido divertido o elegante para su boda.
Y Kimmy no será la única con posibilidades de elegir. Todos los personajes tendrán sus encrucijadas en el camino y sin subrayarlo demasiado, pero tampoco sin dejar pasar la oportunidad de hacer un chiste, el guion se permitirá romper la cuarta pared y hacerle un guiño a los dueños del control remoto del otro lado de la pantalla. Claro que, como esta es una historia creada por Fey, ese momento metadiscursivo incluye la literal reconstrucción de la cuarta pared que se acaba de romper figurativamente. Y muchas referencias a la cultura popular que van de las Kardashians pasando por Hillary Clinton y hasta incluyen una broma sobre el culto al novelista David Foster Wallace y la característica bandana del escritor. La biblia junto al calefón, la mochila parlanchina, el stress postraumático y una velada mención al suicidio, todo convive sin problemas en Unbreakable Kimmy Schmidt.
Más allá de las posibilidades técnicas con las que Netflix gusta de sacudir la comodidad de sus suscriptores, como la novedad de que cada uno podrá ver sus contenidos a una velocidad distinta de la fijada por sus creadores, lo cierto es que en este caso el relato y el recurso técnico se complementan. Como los despistados y tiernos Kimmy y Frederick. O como Lillian (Carol Kane) y su martillo.
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